Avances de trabajo
IDENTIDADES DE GÉNERO EN LAS TELENOVELAS
MEXICANAS: ESTUDIO DE CASO DE LA
CANDIDATA
GENDER IDENTITIES IN
MEXICAN SOAP OPERAS: CASE STUDY OF LA
CANDIDATA
Anna
María Fernández Poncela1
Martha
Estela Pérez García2
1UAM
Xochimilco, México. Correo electrónico: fpam1721@correo.xoc.uam.mx
2Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez, México. Correo electrónico: meperez@uacj.mx
Resumen
El artículo reflexiona sobre las
identidades estereotipadas de género
en las telenovelas. Se estudia el caso de La Candidata como una
propuesta pocas veces llevada a la pantalla de la televisión mexicana, cuya
trama retrata al sistema político mexicano envuelto en corrupción, narcotráfico
y violencia como un asunto que atañe principalmente a los políticos varones. En
este caso, su protagonista Regina Bárcenas, desarrolla un papel apegado a lo
que el imaginario social considera que corresponde a las mujeres políticas en
la vida real, la mayoría de ellas ejerciendo un rol de madre de la comunidad,
dejando en segundo plano el ejercicio y la ambición por el poder. El melodrama La Candidata no constituye una propuesta
que rompe con los estereotipos de género, aún mantiene la separación de los
ámbitos público-privado y la representación de las mujeres políticas en papeles
tradicionales.
Palabras
clave: Género,
mujer, estereotipos, identidad, telenovela, política.
Abstract
This
article ponders over the gender notions of women in the telenovelas. La Candidata,
a famous Mexican telenovela, is used in this study because it is an uncommon
example of a show, presented to the Mexican television, that
portrays how men use the Mexican political system to preserve a kleptocratic government, negotiate with the narcotrafico, and use violence as a form of political
repression. In contrast, the telenovela depicts Regina Barcenas,
the protagonist, as a woman whose behavior corresponds to the imaginary ideal
of political women in Mexican society. Therefore, it represents political women
as individuals who are expected to put aside their desire for power and
ambition, and instead use their authority to exercise their role as the mothers
of the community. La Candidata
does not seek to break the gender stereotypes since it maintains, through these
political women, the separation of the public and private sphere, and presents
political women in traditional roles.
Keywords: Gender, woman, stereotypes,
identity, soap opera, politic.
Recibido en 24/11/2017
Aceptado en 10/04/2018
Introducción
¿En qué medida los
medios de comunicación mexicanos contribuyen a la generación de una conciencia
y debate público acerca de la incorporación de las mujeres al ámbito de la
ciudadanía? Más bien nos encontramos que, ante estos asuntos, los medios de
comunicación reproducen esquemas y estereotipos de género prevalecientes en la
cultura, la política y la economía, que discriminan, al tiempo que
obstaculizan, la participación plena de las mujeres en la política…. (Vega,
2008, p.78)
Los
medios de comunicación, especialmente la televisión, modelan identidades de
género que tienen el poder de
influenciar y condicionar la percepción social. Como señala Vega (2014), los medios en general, y la
televisión en particular, son fuente de educación social, y si bien estos
tematizan no es menos cierto que no pueden totalmente influir en la
construcción de sentido, no obstante, es claro que sí construyen un discurso de
género como en el tema de la violencia, la cual es reproducida sin
problematizarla. El caso de las telenovelas, fenómeno
comunicativo del siglo xx y xxi, es un tema sobre el que se puede
analizar los estereotipos y roles de
género e identidades sociales, ya que se caracterizan por presentar historias
que definen estrictamente las relaciones entre
mujeres y hombres, de esta manera, ellas aparecen comúnmente como seres
dóciles, pasivos y domesticados, mientras que ellos como los detentores del
poder en general.
La
pregunta que guía esta investigación es, si una telenovela, en este caso, La Candidata, publicitada como algo
diferente a la tradicional, y con aparente discurso contra la violencia hacia
las mujeres y la posibilidad de mujeres en la política al más alto nivel, rompe
con los estereotipos y roles tradicionales de género que aparecen en las
telenovelas mexicanas. El
objetivo es reflexionar sobre las
identidades estereotipadas de las mujeres en la televisión a través del enfoque
de género y específicamente en una telenovela con trama política hasta hoy poco
vista: La Candidata. Se trata de focalizar la mirada para desentrañar si
esta telenovela, y sus características supuestamente novedosas, de una mujer en
las altas esferas del poder político y con un discurso de visibilización
de las mujeres y de combate a la violencia hacia las mismas, es
diferente en cuanto a mensaje y discurso de la telenovela tradicional en
México.
La historia de este melodrama narra
la vida de una mujer que se enfrasca en la lucha por la presidencia del país,
enfrentándose a su padre y a su marido, entre otros personajes poderosos, en
el marco de corrupción y violencia del sistema político mexicano actual. La trama retrata el amor
romántico y sexual, junto a la maternidad amorosa e incondicional. Por otro lado, muestra también el
perfil más malvado de algunas mujeres como seres maltratadores y manipuladores,
mientras la protagonista goza de una bondad incólume. Sin
embargo, el desarrollo de la telenovela retrata muy poco la situación de desigualdad
política entre mujeres y hombres en la vida real. No permite entrever los
dispositivos y estructuras que restringen el derecho de las mujeres para
acceder y participar de la misma manera que ellos en la arena política, en la
toma de decisiones, o en ámbitos de poder donde se determinan y definen
intereses colectivos, de manera que una vez más tenemos un desarrollo que se concentra en la vida personal de la
protagonista y deja fuera sus talentos profesionales,
obedeciendo a la trama en parte rosa que suele configurar a las telenovelas
mexicanas, y algo de novela negra que la dota de una
imagen aparentemente renovada en su género.
La metodología para la realización de este artículo se centró,
por un lado, en una investigación documental de recopilación de datos e
información sobre la historia de las
telenovelas en México y la presencia de los
estereotipos y roles de
género, y por otro lado, el estudio de caso de una
telenovela concreta: La Candidata. Al
respecto, hay que señalar que la investigación empírica se centró en la visión
de la telenovela como objeto de estudio, las características, imaginarios y
comportamientos de sus personajes, hombres y mujeres, lo que dicen y lo que
hacen, discurso e imagen, lo que modelan y lo que insinúan, y tomar notas de
todo esto de manera sistemática, capítulo tras capítulo, día tras día. No
obstante, se trata de una aproximación general y cualitativa, descriptiva e
interpretativa, subjetiva por parte de quien investiga, que únicamente pretende
responder a la pregunta de investigación y al objetivo del trabajo. Toda vez
que invitar, con la información y datos proporcionados, a la reflexión sobre el
tratamiento de las mujeres en el género telenovelístico
tradicional y actual, tras mostrar como veremos que los supuestos cambios en
realidad no lo son, sino que se trata de una reproducción del género
tradicional con una imagen publicitaria aparentemente diferente.
En la primera parte del artículo se realiza una breve introducción a las identidades, estereotipos y roles de género. La segunda, hace un rápido
recorrido histórico por las telenovelas mexicanas y
reflexiona sobre los roles de las mujeres en los melodramas. La tercera, refiere los antecedentes de la telenovela La Candidata y la polémica que
trascendió al anuncio de su transmisión. La cuarta parte atrae una descripción e interpretación en torno a la
trama de La Candidata y su aporte, según el estudio de caso particular a la
situación de las mujeres en la política, así
como la violencia contra éstas. Por último, las conclusiones apuntan que si bien la telenovela enarbola mensajes
contra la violencia y modela la posibilidad de la presencia de mujeres en el
más elevado nivel de la política, no genera una propuesta viable para el avance
de las mujeres en este ámbito, ya
que no supera los estereotipos y roles que
manejan usualmente estos melodramas. Además,
en el mensaje de la misma aparece algo interesante: el doble vínculo.
Identidades,
roles y estereotipos de género de las
mujeres en las telenovelas
El
género se entiende como la organización social entre los sexos, sus relaciones
y el papel que las mujeres y los hombres tienen en una sociedad determinada. La construcción social de la diferencia sexual
(Lamas, 1996). O como lo indica Scott (1996), es el elemento constitutivo de
las relaciones sociales basadas en la diferencia sexual y también en las
relaciones significantes de poder. De igual manera, tiene que ver con las simbolizaciones atribuidas
al hecho de ser varón o mujer en cada cultura. Significa que lo que determina
la identidad y el comportamiento de género no es el sexo biológico, sino el
hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, ritos y costumbres
atribuidos a lo femenino o masculino (Entel, 2004). De los varones se espera que sean los
proveedores y protectores, de las mujeres, madres, esposas y cuidadoras del
bienestar físico y emocional familiar. Estas diferencias de género implican
diferencias jerárquicas y de desigualdad que colocaron históricamente a la
mujer en su subordinación
(2004). Esto significa para Lagarde (1994) la
expropiación de las mujeres. Es importante mencionar que la relación
género-cuerpo no se inscribe socialmente bajo una uniformidad porque existen
peculiaridades distintivas: etnia, edad, sexualidad y clase social, mismas
que constituyen indicadores que jerarquizan la condición social de las mujeres
al crear diferencias entre ellas y definir su poder de incidencia política y
social (Scott, 1996).
Las
identidades de género se construyen históricamente
(Lamas, 1996), son referentes para modelar los estereotipos y roles de género. Los
estereotipos son ideas e imágenes socialmente aceptadas. Los roles son papeles
sociales y conductas con determinado estatus (Fernández Poncela, 2002). Para
Aguaded, García y Rodríguez (2014) los rasgos
asociados a los hombres están relacionados con la independencia, la lógica, la
actividad física, la ambición, la confianza en sí mismos y la objetividad.
Mientras que los rasgos relacionados con las mujeres tienen que ver con la
dulzura, la locuacidad, el interés por la apariencia, o la necesidad de
seguridad. Tradicionalmente se han considerado positivos los rasgos masculinos,
mientras que los femeninos son valorados como negativos.
Recibimos constantemente estereotipos y
roles de género en los diferentes medios de comunicación, como algo
natural que forma parte del mensaje. La televisión es uno de los medios de
información y movilización de la opinión pública más poderosos a través del
cual se transmiten estereotipos (Aguaded, et al.
2014).
Los estereotipos y
roles de género van más allá de una simple categorización o
división social, se relacionan con la discriminación y el prejuicio en función
del poder y estatus. Por ejemplo, es habitual ver en la publicidad a
las mujeres en papeles familiares o de dependencia y a hombres independientes,
lo que se refleja además en los escenarios en los que se desenvuelven, siendo
públicos cuando los hombres son los protagonistas del comercial y privados cuando
es la mujer. Además, es común ver mujeres como objetos
decorativos, exaltando su sociabilidad más que su
competencia (Morales y Rincón, 2013). La telenovela, por su parte, sigue el
mismo formato que la publicidad en cuanto a la representación de mujeres, las
dóciles ubicadas en espacios domésticos y las no dóciles en espacios públicos,
sin embargo, se las
presenta carentes de principios y
de poder público, no así la contraparte masculina.
Las telenovelas regularmente hacen énfasis en el público
femenino y sus contenidos priorizan los personajes de las mujeres, construyendo
o reproduciendo estereotipos, tipos
u roles genéricos ideales.
El espacio por definición de los espectadores de las telenovelas mexicanas lo
envuelve un carácter doméstico: los horarios y la programación, las condiciones
de vida familiar, la capacidad de acceso a un televisor y la novedad del
producto,
promueven que la práctica se oriente a un acto compartido entre varias
personas, pero hacen hincapié en la figura femenina, tanto en sus argumentos
como en su auditorio (Ramírez, 2015).
Vega (2014) afirma que “son las telenovelas en primer lugar y la publicidad en
segundo, los formatos televisivos en los que existe una mayor representación de
la violencia contra las mujeres” (p.19). Los
medios reproducen la violencia simbólica y la dominación masculina (Bourdieu, 2000).
Esta noción de naturaleza sociológica, acuñada por Bourdieu
para referirse a la reproducción de una cierta ideología carismática tendente a
naturalizar las relaciones desiguales de poder donde los dominados aceptan
irrestrictamente una ideología concreta como destino moral
En este mismo sentido, Bourdieu (2000) se refiere a la
jerarquización de los géneros como violencia simbólica que se produce por medio de esquemas “de percepción, de
apreciación y de acción que constituyen los hábitos” (p.54), que se naturalizan
y los discursos dominantes reiteran y reidifican, a
lo cual contribuye la internalización en las estructuras sociales, la
división sexual del trabajo y las percepciones individuales. Cómo los hábitos
adquiridos constituyen y estimulan prácticas de presión y sujeción hacia las
mujeres, en este proceso de división sexual se crean esquemas de pensamiento y
acción, de tal forma que pareciera ser un asunto natural, mientras que los
varones trabajan para mantener o aumentar su capital simbólico, las mujeres son
tratadas como objetos de intercambio que circulan, signos de alianzas en el
capital masculino.
Breve
recorrido por las telenovelas mexicanas
En
México tuvimos por años una televisora que dominaba el mercado, la cual sirvió
al ámbito político en la emisión de mensajes convenientes al mantenimiento del status quo. Se producían distintos tipos
de programas que entretenían a la audiencia mexicana, mientras la realidad del
país sucumbía ante la ficción. La televisión en América Latina, a decir de
Hernández (2004), puede ser vista como
institución-medio-cultura-lenguaje-referente, pero sobre todo una
televisión-mercado y una televisión-política. La telenovela en México se
convirtió en el plato principal del menú televisivo en Latinoamérica y por
supuesto en México, donde ocupa el segundo entre los programas más vistos. El
fútbol soccer está en primer lugar, las películas el tercero y el cuarto los
eventos especiales, sin embargo, se puede elevar a las telenovelas sin problema
al primer lugar de audiencia, debido que las mantienen cautivas durante meses,
de manera continua y creciente por un total de horas muy superior al de los
otros formatos (Lizaur, 2014).
Cómo es posible que las telenovelas incidan culturalmente en
la sociedad, Lizaur explica que lo hacen (2014)
ofreciendo una imagen de realidad que transmite ideas, valores y cultura que el
Estado y las empresas comunicadoras deseen inocular en las personas. No es
casualidad que las historias inculquen recompensas para los comportamientos que
la sociedad valora y castigos para los que la sociedad rechaza. Por su parte, Charlois (2011) menciona que las historias muestran apego a
la moral cristiana, el sufrimiento como valor, el bien sobre el mal, la
justicia de la bondad del pobre sobre la maldad del rico, todo aquello que
implique los valores que debe guardar una familia mexicana. Entre los componentes de una telenovela tenemos la trama que
se centra en historias rosas. Las mujeres protagonistas de las historias suelen
ser morenas, pobres y virginales,
además de estar dentro del arquetipo occidental —se desconoce a mujeres
indígenas o afrodescendientes, además de ser historias heteronormadas—
que se guían bajo estrictas reglas morales y están a la
espera de ser rescatadas por el protagonista masculino. En cambio, las
antagonistas suelen ser mujeres con recursos económicos abundantes,
profesionistas exitosas, de piel blanca, ambiciosas, moral distraída y
maquiavélicas.
Desde la primera historia transmitida en la televisión
mexicana hasta la actualidad vimos una serie de tramas muy parecidas, sobre
todo en el marcaje de los roles de género dirigidos hacia el sujeto femenino. Las telenovelas de los años cincuenta y sesenta se
caracterizaron por atraer historias crudas y críticas sobre la conducta
femenina: Senda Prohibida (1957), Gutierritos
(1958), Teresa (1959) y El derecho de nacer (1966). Se retrataba a mujeres malvadas, egoístas,
que ejercían su sexualidad libremente, pero que al quebrantar los mandatos sociales
recibieron su castigo. El concepto de entretenimiento educativo se utilizó
exitosamente en los años setenta como apoyo gubernamental en campañas de
alfabetización y planificación familiar. El objetivo fue modificar o corregir
patrones de comportamiento conectando con el televidente a través del contenido
emocional de las historias (García y García, 2015).
Se produjeron telenovelas
con historias rosas y mensajes de superación personal, historias que
presentaban a las mujeres preparándose para hacer frente a la vida moderna: la
campesina María, se convirtió en una exitosa diseñadora de modas en Simplemente María (1970). La teleserie
generó una respuesta masiva tanto en el consumo de máquinas de coser, como en
la inscripción a clases de costura (García y García, 2015). Destacan producciones como Ven conmigo (1976) que trató el tema de la educación adulta. En el
caso de México, las estadísticas que cifraban el analfabetismo en la mitad de
la clase trabajadora, superaron los objetivos del programa de educación adulta,
de noventa mil adultos registrados en la escuela, la población ascendió a
trescientos mil, un día después de la emisión del último capítulo (García y
García, 2015).
Mientras que Acompáñame
(1977), Vamos Juntos (1979) y Caminemos (1980) giraban en torno a la
planificación familiar (García y García, 2015). Estas últimas tres producciones
reflejaban la violencia intrafamiliar, la pobreza, el machismo entre las
familias pobres mexicanas, asimismo retrataban problemáticas del ejercicio de
la maternidad sin planificar, sin embargo, repetían los patrones sociales de
responsabilizar la reproducción al sujeto femenino. Las siguientes décadas, en los años ochenta y noventa
repitieron los esquemas de novela rosa y la historia de la cenicienta. Se
concentraron en protagonistas jóvenes caracterizadas por cuerpos moldeados con
cirugías estéticas y caras con poca naturalidad. Fijando un prototipo de
belleza que la mujer mexicana no posee, más bien un estilo anglosajón al que es
ajeno la mayoría de la teleaudiencia.
Casi para finalizar la
centuria, Tv Azteca, televisora competidora de Televisa que surgió en 1993,
produce Mirada de Mujer (1997). La
novela narra la historia de María Inés, mujer madura que se enamora y relaciona
con un joven, esto alimenta a las audiencias cansadas de los mismos esquemas,
ya que la telenovela presenta personajes femeninos con problemáticas que
coincidían con los de su público: divorcios, noviazgos, drogas, embarazos no
deseados, infidelidades, aborto y homosexualidad.
El nuevo siglo ve con asombro una nueva representación de la
modernidad, novelas inspiradas en personajes del narcotráfico, a las que ni Televisa,
ni TV Azteca se adaptan, pues siguen con sus historias rosas que muy poco tocan
la realidad del México violento. Productoras norteamericanas-hispanoparlantes
que contratan actores de Latinoamérica, principalmente de México, producen
exitosamente sus telenovelas: La Reyna
del Sur, Camelia la Texana, El señor de los cielos, La Viuda Negra, el Cartel de los Sapos, La
Querida del Centauro, por nombrar algunas. Se produjeron también otras que
no contienen temas de narcotráfico como Doña
Bárbara y Eva la Trailera,
pero igual manejan temas de violencia y el prototipo de mujeres bellas e
indomables.
En estas producciones se presentaron mujeres poderosas,
insumisas, ambiciosas, la mayoría de ellas caídas en el ejercicio de la
violencia por alguna injusticia que padecieron en su vida. Si bien vemos a las
mujeres en el espacio público ejerciendo su libertad de decisión y de acción,
resulta que son mujeres atractivas, con un vestuario sexualizado
que las cosifica como sujetos femeninos, sin embargo, en rarísimas ocasiones
las representa como mujeres exitosas ejerciendo una profesión o un oficio, más
bien son mujeres que consiguieron el éxito a través del ejercicio de la
violencia, terrorismo, crímenes, etc.
Herrero (2013) refiere un proceso colonizador en la narrativa
visual, la cual se puede analizar desde una perspectiva de género con el
objetivo de concientizar sobre la desigualdad que sufren los grupos más
oprimidos y con menor visibilidad y representación en la televisión. Atrae la
discusión de la representación femenina bajo un análisis de género, clase,
raza, así como la influencia del discurso colonizador impuesto en la
representación mediática de otras identidades, pues aún puede observarse de
forma omnipresente el mismo modelo de siempre de la mujer blanca y occidental.
El modelo de mujer que presentan los medios mexicanos está construido sobre el
modelo de la mujer caucásica, y además, responde a un estereotipo hipersexual, es decir, en él se presenta un exceso de
aquellos atributos y rasgos que denotan la sexualidad de la mujer. La
televisión mexicana refleja la marcada fragmentación que hay socialmente, la
segregación sexista, racial y económica del sistema en perjuicio de la
multiculturalidad y la libertad identitaria.
Un camino a la excepción lo hace la Cadena Tres con dos
telenovelas que presenta personajes mestizos y mujeres profesionista exitosas,
además de adentrarse en el tema tabú por antología en México, la
homosexualidad. Nos referimos a Las
Aparicio (2010) y El sexo débil
(2011). Tras este breve recorrido de la telenovela
en México llegamos a La Candidata que
apareció en 2016 y 2017 en Televisa, rompiendo otra vez los cánones
tradicionales y presentando, entre otras cosas a una mujer que llega a la
presidencia de la República en medio de corrupción y violencia, con una
propuesta aparentemente novedosa, pero que finalmente cae en el mismo esquema
de trama amorosa que presenta a los sujetos femeninos como seres pasivos y en
disputa por el amor de un hombre.
Antecedentes, contexto y polémica
Como antecedentes de la
telenovela La Candidata hay que
mencionar a El Candidato (1999),
producida por TV Azteca y Zuba. Un melodrama que
incluyó entre su historia el amor y el poder (“El candidato serie TV”, 1999).
Un poco antes TV Azteca en conjunto con Argos, incursionó en el
melodrama político con Nada personal,
una ruptura con la tradición de los esquemas típicos de los melodramas
románticos y edulcorados. Aquí el amor comparte protagonismo con la violencia
política de la situación del país.
Ahora es Televisa
quien trató el tema de la política, el poder y su entramado de violencia. Eso
sí, surgió más que envuelto en la polémica. Véanse un par de titulares en su
momento: “Televisa posiciona a Margarita Zavala con telenovela ‘La Candidata’”
(Regeneración, 2016), “Margarita: La candidata de Televisa” (Delgado, 2016).
Las observaciones de distintos medios daban por hecho que era en apoyo a
Margarita Zavala. Incluso se llegó a afirmar:
En “La Candidata”, la
telenovela que este lunes 21 estrenó Televisa, la protagonista es la guapa
senadora Regina Bárcenas que disputa a su ambicioso marido la Presidencia de la
República. En el México real, Margarita Zavala es una gris exdiputada
plurinominal cuyo esposo Felipe Calderón, es el truculento jefe del proyecto
presidencial que lo reelegiría de facto y ella es… la candidata
de Televisa (Delgado, 2016).
En 2006 Televisa creó
“El privilegio de
mandar” para hacer una parodia y ridiculizar o ensalzar a los candidatos según
su conveniencia. Pero ahora con “La Candidata”, producida por Giselle González,
el objetivo es claramente respaldar a Zavala, quien cuenta también con el apoyo
de Enrique Peña Nieto —producto también de la televisora—, en amasiato con
Calderón desde hace justamente una década (Delgado, 2016).
Incluso se aseveró que Andrés
Manuel López Obrador (AMLO) también aparecía. “Aunque Televisa nunca lo ha
dicho, los personajes de ‘La Candidata’ son claras referencias a políticos
mexicanos. Uno de ellos es una calca de AMLO y otro de Margarita Zavala”, pero
hay más en el rumor anterior al estreno se decía “La parte más interesante de
todo este asunto es que, en la trama, los personajes de Zavala y AMLO están
casados” (Regeneración, 2016).
Al inicio del rodaje,
la productora afirmaba que la impunidad, la corrupción y el narcotráfico no
iban a ser temas destacados. Nada más
lejos de la realidad como se mostrará más adelante. Por otra parte, también advertía
que el equipo literario buscó la forma que la historia no fuera una comparación
de la vida real o de una supuesta pareja presidencial, ya presintiendo futuras
críticas (Mérida, 2016). También se dijo que
se trataba de una “trama por similar que es a la del éxito de Netflix, ‘House of Cards’” donde el protagonista Frank Underwood, busca al
igual que San Román la candidatura a la presidencia, pero su esposa busca
también gobernar desde la Casa Blanca” (Tiempo, 2016). “La Candidata es
una tropicalización de la famosa serie…que retrata las ambiciones e intrigas
del matrimonio Underwood que decide escalar en la
política estadunidense hasta que Frank se enfrenta a su elegante y calculadora
esposa” (Villamil, 2016).
Cuando ya estaba por
finalizar el melodrama varios medios apuntaron “Quitan 10 capítulos a “La
Candidata”” (En el Show, 2017), según ellos,
La historia se
cortará porque favorece la campaña de Margarita Zavala. Tal parece que La Candidata está causando un poco de
polémica y enojo...En su inicio, el melodrama fue bien recibido; sin embargo,
hay quienes continúan alegando que se trata de una estrategia para favorecer a Margarita Zavala, según una persona
que trabaja dentro…“Nos recortaron 10 capítulos de una hora”, explicó el
anónimo al periódico Basta!, a la par que explicó que
la televisora dio su versión alegando que no deseaba empatar el final de ésta
con el de la telenovela Vino el amor. No
obstante, asegura que “fue recortada porque el gobierno le pidió a Televisa que
dejara de transmitir un proyecto que apuntara hacia una campaña en favor de
Margarita Zavala…Asimismo,
señaló que autoridades del gobierno exigieron a Televisa dejar de transmitir el
proyecto…y se prohíbe los mensajes que promuevan la imagen de algún posible
candidato” (Provincia, 2017).
Mientras
otras fuentes insistían en que ahora se trata de teleseries cortas una nueva
forma de conectarse con la audiencia (Mérida, 2017).
La Candidata
La telenovela La Candidata, acaba como inicia, rodeada
de polémica, quizás provocada como parte de su promoción ya que pasará a la
historia no por esta polémica, sino como parte del espectáculo televisivo que
transita más allá de la pantalla y se introduce en hogares del país y mentes de
sus habitantes. Trasciende por el tratamiento en torno a las mujeres, por un
lado, poco ortodoxo para este tipo de melodrama televisivo, desnudando la
violencia y el maltrato del que son objeto algunas de ellas, aunque eso sí,
el amor romántico y sexual, junto a la maternidad amorosa e incondicional se
mantienen. Por otro
lado, muestra también su perfil más oscuro, mujeres víctimas de maltrato y
mujeres maltratadoras, manipuladoras y sedientas de poder, dinero y venganza.
También es posible que pase a la historia al retratar —crear o recrear— las
tenebrosas entrañas del poder político a través de un contenido truculento,
corrupto y violento, por antonomasia. Esto último, algo no tan usual de la
telenovela de esta empresa televisiva, si bien, si se pretendía modelar la
posibilidad de la presencia de mujeres en la política, hay un par de problemas,
en primer lugar y pese a los avances en la historia reciente, se mantiene la dificultad de la mujer en el acceso
al poder político, y segundo, si bien las mujeres malas mueren como en todo
melodrama, la buena no se sabe si sobrevivirá.
En la sinopsis
oficial del Canal de las Estrellas se puede leer:
Regina Bárcenas es
Senadora por el partido que gobierna el país y, además, es esposa del actual
Jefe de Gobierno de la ciudad, Alonso San Román. La fuerte personalidad, simpatía y capacidad de liderazgo
de Regina, generan una marcada rivalidad con su marido, quien aspira a la
Presidencia del país, sin importarle lo que tenga que hacer, ni sobre quién
tenga que pasar para conseguirlo. Sin embargo, para lograr su propósito, Alonso
requiere del apoyo de su carismática y popular esposa…Al avanzar el periodo
gubernamental de Alonso, sus partidarios planean postularlo como candidato
presidencial, y para ello, dependen de la imagen y el apoyo de Regina, cuya
tarea consistirá en crear alianzas con el partido opositor, con los sindicatos
más poderosos y con los grupos empresariales de mayor poder económico en el
país. Así, tendrán que reposicionarla mediáticamente para reforzar su
popularidad y reafirmarla como la figura más cercana al Jefe de Gobierno, con
la certeza de que asegurará el triunfo para su esposo (El Canal de las Estrellas, 2016).
Para ampliar y ahondar la
experiencia de esta trama televisiva, hay que decir que la promoción de la
telenovela causó cierto impacto que hizo que surgiera interés entre el público.
Además de la polémica ya mencionada, y sin obviar la relativa novedad de la
temática y enfoque abordado.[1] La
primera escena al salir al aire es una mujer que corre perseguida por su
asesino. Violencia y sexo los componentes del capítulo inicial.
Luego nos enteramos que se trata de Florencia Azcurra, una mujer joven —acompañante
de alto nivel— que protagonizó un video sexual con Emiliano San Román, hijo de
Alonso San Román, el Gobernador de la ciudad y Regina Bárcenas, senadora de la
república, la protagonista.
Regina se caracteriza
por exigir leyes que protejan a los débiles y desprotegidos, por denunciar el
desempleo, salarios bajos, elevados costos de los servicios, entre otras cosas,
y especialmente el trato dado a las mujeres y la violencia —que su madre y
suegra sufren en extremo y en primera persona, como se irá viendo capítulo tras
capítulo—. La jefa de Florencia es Cecilia Aguilar, hermanastra de Regina, y
que colaborará en la política y el amor con el Gobernador como más adelante se
verá. Hija ilegítima tironeada entre su madre —regenta de un prostíbulo de lujo
con información de los influyentes usuarios— y su padre -político corrupto y
perverso, el poder detrás del poder, padre de Regina y aliado de Alonso-.
El padre de Regina
—Mario Bárcenas— y su suegro —Omar San Román— poseen todas las cualidades
negativas de un político, y sobre todo, de un ser humano. Por su parte, Alonso
San Román también gobierna bajo intereses corruptos además de sus infidelidades
constantes, y en algún momento crítica a su esposa por su honestidad, por tener
principios e incluso dice en alguna ocasión “¿Quién iba a votar por una mujer?”.
En una discusión él le deja bien claro “El candidato soy yo” y ella responde
inquebrantable “Pero primero te vas a tener que enfrentar a mí”. Mientras los
trabajadores le dicen a Regina: “El deseo de los trabajadores senadora es que
usted sea la próxima presidenta de este país”. Así queda claro que ella es la
líder natural, elegida por aclamación popular, los trabajadores y las mujeres.
Un entramado entre
familias y política a veces incluso difícil de seguir, pero claramente teñido
de ansias de poder, deseos de venganzas y enriquecimiento donde se pueda y a
como dé lugar. Por otro lado, la banda sonora impacta por su música, la imagen
presenta a todos los personajes como figuras del juego de ajedrez, todos en
negro, menos Regina, la reina, no podía ser de otra manera por su nombre, que
viste de rojo. Sin embargo, el mayor impacto que no ha sido recogido por la
prensa o por la crítica es, la suma violenta en las entrañas del poder
político, la batalla de egos, la guerra por el poder, a través de la lucha con
amenazas, corrupción, tortura y muerte. Eso sí, el melodrama se emite a las 21h
de la noche y no es apto para menores de 18 años.
Llama la atención la
maldad de los progenitores masculinos de Regina y de Alonso, el cual más bien
parece ser un duelo de malos. También llama la atención el personaje de las madres
de la pareja Noemí Ríos —alcohólica— y
Natalia San Román —infiel con hombres jóvenes que trabajan para su marido—, mujeres
muy maltratadas, cómplices en parte de sus maridos, quienes perdonan o temen, y
caracterizadas por la sumisión que finalmente evoluciona a cierta
independencia, una se distancia y la otra habla lo callado durante años. Muy
malos y bastante buenas —pues tienen ellas también sus pecados— se enfrentan, o
mejor sería decir aquí, conviven y se complementan.
El protagonista
masculino, Gerardo Martínez,
también diputado —bueno y con principios, el único de todos los políticos y
políticas, salvo Regina—. Fue un novio de juventud y todavía la
ama. Es un hombre divorciado, de una mujer con problemas mentales y ludópata,
Teresa Rivera, que utiliza a todo mundo y especialmente abusa y maltrata a su
hija, fruto de su matrimonio, sobrepasada por todas las situaciones que se le
presentan, como ante la depredadora de su madre. En su despacho, la foto de
Emiliano Zapata está colgada en la pared. su
honestidad y valores los comparte con su amada, poniendo en juego su vida y la
de su familia en especial su propia hija, la cual contrasta y con mucho, a
todos los personajes políticos, empresarios y narcotraficantes.
En medio de
traiciones, corrupción, torturas y muertes transcurre la telenovela, y todos y
cada uno de los personajes, hombres y mujeres, indistintamente —excepto los
protagonistas Regina y Gerardo— muestran la cara más oscura de la humanidad en
grado sumo excepto quizás la madre y suegra, eso sí, sin ser tampoco perfectas,
al igual que la asistente de la senadora. Además, todo mundo tiene lazos con el
narcotráfico de una u otra manera, lo que hace que este grupo gane terreno
conforme avanza el melodrama, apareciendo como un actor básico, incluso, al
final un empresario enviado por éste es quien patrocina a Regina para que pueda
ser independiente del sistema político y de esta manera quedar atada al narco
sin ella saberlo hasta los últimos días de emisión cuando tras un supuesto
atentado se percibe del actuar de Fernando Escalante, su patrocinador, y lo
enfrenta heroicamente. Mientras éste le reclama “Eres una mujer incontrolable”.
Incontrolable para los hilos que manejan el poder del país, calificativo digno
de mujer bravía que lo único que hace es seguir su ética política y personal,
fiel a sus principios y ungida de valor que contra viento y marea —su padre, su
suegro, esposo, patrocinador, y en ocasiones incluso su propio hijo— sigue
adelante con su destino trazado por ella misma.
Regina es un
personaje que inicialmente muestra una mirada firme y un rostro duro, propios
de su lucha contra el feminicidio y la defensa de las mujeres, su reiterado
discurso, que poco a poco y por las circunstancias de la vida, se va ablandando
y llenándose de lágrimas, cuando no de marcas de golpes, solo alguna sonrisa o
risa leve junto a Gerardo, se esboza en su cara, así como la pasión y el
placer. Pero qué decir de las mujeres malvadas que aparecen en toda telenovela,
podemos empezar por Cecilia Aguilar, la hermanastra secreta que la odia y en
algún momento pide su cabeza a su amante, precisamente el esposo de Regina,
Alonso, quien a su vez la utiliza para sus fines políticos y sexuales. Al
final, su personaje herido, vengativo, ambivalente se suicida en una bañera.
Ella es producto de los amoríos de su padre y su amante, una prostituta que
regenta un prostíbulo, otra mala de la trama que persigue ser la esposa y que
acaba en la cárcel. Además, la joven amante del suegro que manipulada por el
padre de Regina se inmiscuye en la vida de éste, acaba siendo una nueva víctima
del hombre maltratador, al final objeto de intercambio entre políticos y narcos
o narcos y políticos, sufre un atentado. Sin olvidar a la ministra, luego ex
ministra de salud, que también intenta apostar fuerte en el poder y el sexo, y
acaba siendo fruto de tortura e intercambio, quien es asesinada cuando ya no
les sirve para nada. Así todas estas mujeres malvadas acaban teniendo su
merecido, al igual que lo hombres, Omar San Román acaba muerto, desconectado en
el hospital por su propio hijo que se abalanza sobre la herencia, Mario
Bárcenas concluye sus días en una silla de ruedas dependiente de su esposa a la
que amenazó y martirizó toda su vida y Alonso San Román quien parte en un jet
privado para un exilio lujoso, y con la inquietante insinuación de Fernando
Escalante que lo acompaña, y de que tal vez pronto regresará.
Mujeres y política
Volviendo al tema de fondo, las
mujeres en la política, el nuevo partido de la senadora se denomina “Mujeres en
acción solidaria”. Para aportar algunas cifras que nos llevan a la realidad: de
1994 hasta la fecha ha habido seis presidentas de partidos. En cuanto al
ejecutivo, desde 1979 ha habido siete gobernadoras en los estados —incluyendo
interinas—. Desde 1976, 18 Secretarias
de Estado —tres repitieron cargo, no secretaría—. Siguiendo con el legislativo,
la presencia en los congresos estatales es de 26.8% (INMUJERES, 2016), y en los
municipios hay 7% de presidentas municipales, 38.46% regidoras y 26.80% las
síndicas en ese mismo espacio (Instituto Nacional para el Federalismo y
Desarrollo Municipal, 2016). En el legislativo, las primeras diputadas y
senadoras iniciaron su andadura en 1952 y 1964, hoy producto de las últimas
elecciones (2015) hay 41.4% diputadas; las senadoras son consecuencia de las
elecciones de 2012, 32.8%.
Este aumento o avance
en algunos espacios políticos, ha tenido muchas veces sus costos en la vida de
las mujeres políticas, esto indica que no ha sido fácil como varias de ellas
han dejado patente en testimonios, en el caso de La Candidata esto parece claro. Es por ello que también es
reconocer la importancia de las legislaciones nacionales y los acuerdos
internacionales. Para ir finalizando con la telenovela, en la última escena
Regina que ha llegado a la Presidencia de la República, aparece en el balcón de
Palacio Nacional y saluda al pueblo, vista desde el objetivo de un arma. Los
componentes del último capítulo poder y muerte van de la mano —como sexo y
muerte en el primero—. Así acaba, en el suspenso de lo que le pasará o en su
anuncio. Lo cual nos lleva a reflexionar sobre el laberinto en el
que se encuentran las mujeres políticas, las paradojas, ambigüedades y el
“doble vínculo” (Bateson, 1991), ya que reciben
órdenes contradictorias, mensajes ambivalentes a través de la cognición, lo afectivo
y lo comportamental en diferentes niveles de comunicación. Y aquí nos referimos
en concreto al mensaje de La Candidata:
las mujeres pueden llegar al espacio de poder político, la presidencia, pero
pueden por ello también pagarlo con la vida.
Son
loables los discursos en defensa de las mujeres y contra la violencia, y
también el mostrar a una mujer política que llega a la presidencia, lo mismo
que se trate de una mujer honesta, de hecho, la propia productora declaró a la
prensa
La mujer ha cambiado,
somos diferentes y sufrimos por otro tipo de cosas no solamente por el amor
sino que tenemos muchos problemas y hay que salir adelante…El mensaje es que
mientras estemos unidas las cosas se ven más fáciles (Pineda, 2016).
No obstante, el sabor que queda y
predomina al acabar el melodrama es más que ambivalente, inquietante. La
moraleja quizás sea: los buenos políticos, en el sentido no solo de buenas
personas sino de honestos políticamente hablando y sensibles hacia la
ciudadanía, mueren. Como le pasó a su amor Gerardo Martínez que dio la vida por
ella y quedando sus vástagos: Emiliano
—hijo de Regina— y
Ximena —hija de Gerardo, embarazada de éste—.
Es importante indicar
que Regina siempre se encontraba al lado del pueblo y de las mujeres de manera
particular, defendiendo sus derechos con frases tales como: “Vamos a acabar con
los abusos, con la violencia y con los engaños, ya no nos vamos a dejar, las
mujeres valemos mucho y no estamos solas y yo haré que tu voz se escuche muy
fuerte”. Esto indica que su lucha en contra del feminicidio sea uno de sus
pilares. Otro pilar menos nombrado pero bien presente es “proteger a los más
vulnerables aún antes de su nacimiento”, la cual es una clara alusión al derecho
a la vida y en contra del aborto. Finalmente, el modelar como se dijo, la
posibilidad de mujeres en los altos niveles de poder, es una cuestión que en la
realidad no se da, que además y a juzgar por el final, no parece alentador.
Quizás se trata como Segato (2017) afirma: “la
sociedad necesita una pedagogía de la crueldad y la violencia hacia las mujeres
es parte del disciplinamiento de las fuerzas del
patriarcado”.
Reflexiones
finales
Como
conclusión y respecto a la pregunta guía de esta investigación, La Candidata no solo no es diferente a
otras telenovelas, sino que no rompe con los estereotipos y roles de género
tradicionales de las mujeres en la telenovela mexicana, ya que por ejemplo y
entre otras cosas, si bien denuncia la violencia hacia las mujeres, varias de
ellas sufren violencia ante las cámaras, es más, incluso su protagonista,
Regina Bárcenas, aparece amenazada y violentada en varias ocasiones, sobre todo
hacia el final del melodrama cuando se encuentra en la cúspide del poder
político del país. De esta manera, parece ser que la violencia permanece,
también en el entramado de la política, junto a la dificultad de las mujeres de
escalar en el organigrama institucional de la misma.
Retomando la cita inicial de Vega
(2008) es posible afirmar que los medios, y aquí enfatizamos la televisión y el
género de telenovela, no solo no colaboran en la generación de una conciencia
acerca de las mujeres en el ámbito de la ciudadanía, o a visibilizar y
contribuir en la solución contra la violencia hacia las mujeres (Vega, 2014),
sino que la reproducen, especialmente en los mensajes latentes e insinuados,
además de los claramente explícitos, como se observa y comprueba en el estudio
realizado a lo largo de estas páginas el cual ha quedado claro en la
descripción e interpretación realizada.
Y es que la telenovela es el género
que con más frecuencia reproduce los tipos y modalidades de violencia hacia las
mujeres según un amplio y profundo estudio realizado al respecto en México y en
época reciente,
Sus historias repiten el mismo argumento: la normalización del maltrato y
la discriminación de mujeres que son insultadas, golpeadas, violadas y
asesinadas. Los tipos y modalidades de la violencia contra las mujeres más
frecuentes en estos programas son la psicológica, física y sexual, en los
ámbitos familiar y laboral. (Vega, 2014, p.19)
Todo esto
sigue siendo aplicable a La Candidata,
analizada en este estudio. El final, sin salida para la protagonista del
melodrama televisivo ¿es metáfora de los medios hoy y sus mensajes de género?
¿Del papel de las mujeres en la política? ¿De la violencia hacia las mujeres en
general? Con lo cual hay que pensar ¿hay voluntad política para cambiar los
estereotipos y roles de género tradicionales en los medios y los mensajes de
violencia hacia las mujeres que se reproducen cotidianamente en estos? Al
parecer y jugando el caso revisado, la respuesta es negativa.
Llevamos medio siglo observando sujetos femeninos que van de
la pasiva a la seductora, de la bondad a la maldad, de la pobreza a la riqueza,
muchas veces actuando como sujetos irracionales, no pensantes, no reflexivos. ¿Daña
esto a las mujeres? Si se observan como una simple trama que no forma parte de la
realidad, algunos(as) dirían que no; pero realmente lo que observamos se introyecta en el imaginario social a través de las representaciones sociales. Ahora y con el ejemplo abordado, aparece una mujer
que posee un supuesto poder, pero que tiene un precio.
¿Cómo incidir para que los medios trabajen en
promover imágenes diferentes de las mujeres a las que hasta ahora presentan? Es necesario retratar la diversidad y la
pluralidad de las mujeres que conforman el
país y mostrarnos tal y como somos, eliminando estereotipos y roles de género. Hacen falta representaciones de
mujeres libres, diversas en cuanto a clase y
etnia, que toman decisiones, que se responsabilizan por sí mismas,
que son felices con o sin familia, con
o sin matrimonio heterosexual, con o sin hijos, sin dejar de ver aquellas que
viven con su pareja y mantienen relaciones equitativas, o aquellas diversidades
de familias que existen, pero que poco se observan en este medio. Dejar de
insistir en un modelo único de mujer, en los arquetipos que nos marcan, en el
color de piel, en las facciones, en el cuerpo y en la delgadez, como algo significativo para el éxito o el fracaso, entre otras cosas.
Con ese poder social que tienen los medios, el reto es dejar
atrás los prejuicios y generar una ciudadanía mediática que sea reflexiva y proactiva. Se trata de toda una responsabilidad, no obstante,
hoy por hoy, es una asignatura pendiente en México (Vega, 2014). En
este sentido, por un lado, La Candidata
ofrece un modelo de una mujer fuerte y honesta y con una retórica política a
favor de los derechos de las mujeres de forma clara y directa, y por otro lado,
que enarbola mensajes contra la violencia y modela la posibilidad de la
presencia de mujeres en el más elevado nivel de la política, no obstante, no parece salirse de los
tradicionales mensajes estereotipados del discurso de los medios y las
telenovelas en diversos aspectos, por no mencionar el final no feliz de esta telenovela
—ahí sí distinto a la tradicional—, más bien ambivalente y misterioso, por no
decir fatal.
Tras esta reflexión, se
concluye que La Candidata es una telenovela que insinuaba
o prometía poner en alto la imagen de las mujeres en la política, pero parece
ser que no lo ha hecho tanto, pues sólo su protagonista Regina Bárcenas,
podríamos decir que se salva de la corrupción y la violencia, aunque en
realidad jamás sabremos si realmente se salva pues como ya se dijo, en la
escena final aparece en la mira de un objetivo de arma de fuego. ¿Ese es el
mensaje para las jóvenes generaciones? ¿Las mujeres políticas acaban en el ojo
del asesino? O ¿Las personas —mujeres— honestas acaban atravesadas por una
bala? Cumpliéndose el lapidario eslogan de la telenovela: “en el juego de poder
sólo la estrategia más fuerte triunfa”.
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