CUERPOS PERFORMÁTICOS: LAS PRÁCTICAS TRANSFORMISTAS
DEL CERTAMEN NUESTRA BELLEZA GAY CÁRDENAS
PERFORMING
BODIES: PERFORMATIVE PRACTICES OF THE CONTEST “OUR GAY BEAUTY CÁRDENAS”
Andrea Cristina Moctezuma
Balderas[1]
Resumen
En la presente
investigación antropológica se lleva a cabo una descripción y análisis en torno
a las prácticas corporales transformistas, llevadas a cabo por jóvenes que se
adscriben a orientaciones sexuales diversas dentro del marco del certamen
“Nuestra Belleza Gay Cárdenas”, el cual es realizado cada año durante el mes de
julio en la comunidad rural de Cárdenas, ubicada en la zona media del estado de
San Luis Potosí, México. La metodología implementada corresponde a un quehacer
etnográfico llevado a cabo mediante la observación-participante lo que permitió
realizar un registro visual y narrativo sobre las prácticas transformistas llevadas
a cabo por Julián y Raymundo, dos de los participantes de dicho Certamen de
Belleza. Las transformaciones corporales son llevadas a cabo por los
participantes a partir de diversas prácticas que ellos han denominado bajo el
concepto de “trucos”, por medio de los cuales obtienen rostros y cuerpos
altamente feminizados. Es por ello que la conclusión de dicha investigación
plantea que dentro de dichas prácticas corporales se reproducen de manera
consciente o inconsciente patrones corporales hegemónicos. En este caso, dentro
del certamen de belleza se reproducen prácticas performativas
orientadas a la reproducción de modelos de género femeninos idealizados y
estandarizados por el contexto sociocultural.
Palabras
clave: cuerpo, género, sexualidad, performatividad,
travestismo
Abstract
In this anthropological research a description and analysis of
performative bodily practices is carried out by young people who subscribe to
diverse sexual orientations within the framework of the contest "Our Gay
Beauty Cárdenas", which is held every year during the month of July in the
rural community of Cárdenas, located in the middle of the state of San Luis
Potosí, México. The methodology implemented corresponds to an ethnographic work
carried out through observation-participant which allowed me to carry out a
visual and narrative record on the performative and transformational practices
carried out by Julian and Raymundo two of the participants of that Beauty
Contest. The bodily transformations are carried out by the participants from
various bodily practices that they have called under the concept of
"tricks", through which they obtain highly feminized faces and bodies.
That is why the conclusion of such research suggests that within such bodily
practices they consciously or unconsciously reproduce hegemonic body patterns.
In this case, the beauty pageant reproduces performative practices oriented to
the reproduction of female models idealized and standardized by the
sociocultural context.
Keywords: body, gender, sexuality, performativity, transvestism
recepción: 6 de septiembre de 2019 /aceptación: 20 de
enero de 2020
Introducción
El cuerpo históricamente
ha sido homologado bajo la división binaria Cartesiana alma-carne y, a su vez,
enmarcado en la división sexo genérica hombre-mujer. Empero, el cuerpo no es un
elemento homogéneo, a pesar de que el biopoder
implementado por diversas instituciones ha buscado someter, dominar y normar
las corporalidades, a partir de la sujeción sobre la sexualidad y sus distintas
manifestaciones, existen resistencias de los sujetos que se niegan a que sus
cuerpos sean disciplinados, moldeados y estandarizados.
Las
reapropiaciones y trasgresiones corporales nos demuestran que pueden existir
diversas formas de ser y vivir con el cuerpo; en este aspecto, las cirugías
estéticas, las operaciones de reasignación de sexo y las prácticas travestis,
son ejemplos de trasgresiones corporales realizadas por los individuos para
romper con los dispositivos establecidos por la sociedad.
Históricamente,
“la homosexualidad está ligada a la trasgresión del género, idea que sigue
prevaleciendo, aclarando que hay quienes se expresan con el género del opuesto
y poseen una orientación heterosexual” (González Pérez, 2003, p. 28). En este
tenor, considero importante cuestionarse ¿qué existe detrás de dichas prácticas
corporales de trasgresión?
El
presente artículo es el resultado de dos años de investigación sobre el “Certamen
Nuestra Belleza Gay Cárdenas” mismo que se realiza en la comunidad rural de
Cárdenas, San Luis Potosí. Dicho evento comenzó a realizarse en el año de 2013
y hasta la fecha sigue efectuándose con un mayor impacto dentro de la
comunidad, la cual ha arropado e incentivado las expresiones corporales y
artísticas presentadas por la comunidad LGBTTTIQ.
Aspectos
metodológicos
El método de
investigación que será predominante y sustancial para la investigación reside
en el quehacer etnográfico. La etnografía a lo largo del tiempo ha sido
conceptualizada de maneras distintas: ha sido vista como la forma de hacer
investigación en un contexto determinado, como un producto monográfico
descriptivo, como una técnica e inclusive como una rama específica de la
antropología. Elsie Rockwell define a la etnografía
como “aquella práctica que acumula conocimientos sobre realidades sociales y
culturales particulares” (2009).
La
etnografía no es una práctica que se da desde lo individual, es decir
únicamente desde el enfoque del investigador, sino que una de las principales
características del proceder etnográfico es su carácter colectivo, es una forma
de construir conocimiento a partir del trabajo relacional entre los otros y el
nosotros. En este punto considero hacer una reflexión epistemológica sobre el
cómo nos encontramos produciendo conocimiento. En este aspecto busco llevar a
cabo un proceso de construcción del conocimiento junto con los “otros”, ver con
ellos y no a partir de ellos.
Es
por ello que realizo un análisis descriptivo, a partir de las narraciones y experiencias
de Raymundo y Julián sobre las prácticas corporales que implementan con la
finalidad de transformar sus cuerpos al de cuerpos femeninos. A su vez,
participé como jurado calificador del certamen realizado en el 2018 junto con
mujeres activistas transexuales.
El
ver junto con los otros atiende a un quehacer metodológico cualitativo esbozado
por la teoría fundamentada (Glaser y Strauss, 1967) la cual toma los datos empíricos
observados durante la investigación como elementos sobre los que se puede
teorizar, generando de esta forma nuevos conceptos que son dados por los
actores sociales y no por el propio investigador. En este aspecto, el concepto
de transformismo que utilizo para abordar las prácticas travestis ha sido
tomado de las voces de los propios actores sociales debido a que los
participantes del certamen de belleza se identifican y se autonombran bajo el
concepto de transformistas, y no como travestis o sujetos transgénero.
El
contexto de la investigación
El contexto social en donde
se llevó a cabo la investigación se encuentra ubicado en la comunidad rural de
Cárdenas en la zona media del estado de San Luis Potosí. Dicha comunidad
emergió a partir de la instalación de la línea ferroviaria que comunicaba al
estado de San Luis Potosí con el puerto de Tampico, Tamaulipas en el año de
1890. La privatización de Ferrocarriles Nacionales de México en el año de 1995
afectó gravemente a la economía de los Cardenenses, lo que generó que el sueño
americano fuera la única opción para el sostenimiento de las unidades
domésticas.
En
relación con las prácticas de trasgresiones y las sexualidades diversas, es
importante señalar que algunos de los hombres con preferencias sexuales
diversas que migraron a trabajar a Estados Unidos regresaron a la comunidad
bajo un cuerpo y una identidad de género distinta. Tal sería el caso de Rubí,
quien se fue a trabajar a los Estados Unidos bajo la identidad sexo-genérica de
Rubén, para regresar un día (deportada por el gobierno estadounidense) con el
cuerpo e identidad de Rubí, quien actualmente es propietaria de una cantina y
en sus tiempos libres es coreógrafa de los vals de las quinceañeras de la
comunidad.
Considero
que la migración y el flujo de personas ha traído consigo prácticas y técnicas
corporales externas a la comunidad, que han logrado recibir cierta aceptación
por los pobladores, aceptación que puede observarse durante el mes de julio, en
el cuál se lleva a cabo el Certamen de Belleza, mismo que ha tenido gran
aceptación por parte de los Cardenenses de diferentes edades y géneros. El
evento es promocionado con días de anterioridad, para lo cual se colocan
anuncios en las principales calles del poblado, y se recurre a una camioneta de
boceo para anunciar el evento por todas las calles y colonias de la comunidad.
Anuncio publicitario del
Certamen “Nuestra belleza gay Cárdenas” ubicado en una de las bardas de la
antigua estación del ferrocarril. Fotografía tomada el 24 de julio de 2017.
Se ha convertido en
tradición que antes de llevar a cabo el evento, las participantes desfilen por
las principales calles del pueblo, con la finalidad de ser observadas por la
población en general, ya que no todos asisten al certamen que da inicio a media
noche y es realizado dentro de un salón de eventos. Es por ello que las
participantes acuden al jardín principal, de donde sale la caravana. Cuando las
participantes arriban al jardín son abordadas por mujeres, hombres y niños que
desean ser fotografiados junto a ellas, algunas señoras les abrazan haciendo
comentarios de la siguiente índole: ¡qué
bien te vez, pareces toda una modelo! o ¡luces
como una verdadera mujer!
Dichos
actos de aparente aprobación hacia la diversidad sexual por parte de una
población que en su mayoría se encuentran regidas bajo una normatividad
católica y patriarcal, llevó a cuestionarme, ¿la práctica del transformismo
trasgrede las normas del género establecidas por la sociedad? Para responder a
dicha interrogantes es necesario contemplar que las nociones sobre el género
atienden a construcciones socio históricas no estáticas.
Paris
Versace retratada junto a niños cardenenses en las
inmediaciones del jardín principal de la comunidad. Fotografía tomada el 29 de
julio de 2017.
El
cuerpo como lugar de enunciación de las prácticas de trasgresión: aspectos
conceptuales
Tanto mujeres como
hombres experimentan en su cotidianidad una experiencia corpórea íntima, la
cual se va desarrollando y moldeando con la finalidad de crearse para ellos una
identidad. El concepto de cuerpo es fundamental para esta investigación, el
cuál ha sido analizado por las teorías sociológicas como: “un agente y un lugar
de intersección tanto del orden individual y psicológico como social; asimismo,
el cuerpo es visto como un ser biológico pero también como una entidad
consciente, experiencial, actuante e interpretadora” (Lyon y Barbelet, 1994, pp. 55-63).
El
concepto y percepción actual de cuerpo ha sufrido diversas transformaciones y
es a partir de las décadas de los setenta del siglo pasado, según Le Bretón,
cuando se configura una idea de cuerpo occidental “moderno”. Al respecto
señala:
Un
nuevo imaginario del cuerpo surgió en los años setentas, debido a que el hombre
occidental descubre que tiene un cuerpo y la noticia se difunde y genera
discusiones y prácticas marcadas con el auge de los medios masivos de
comunicación, las aventuras modernas del hombre y de su doble hicieron del
cuerpo una especie de alter ego, lugar privilegiado del bienestar, la forma del
buen parecer, cosméticos, productos dietéticos, pasión por el esfuerzo. (Le
Breton, 2002, pp. 15-16)
El cuerpo y la sexualidad
deben de analizarse dentro de su composición interseccional,
la cual establece un sinfín de posibilidades de corporalidades y expresiones identitarias, rompiendo de esta forma con el paradigma
hegemónico de la heterosexualidad. En este sentido, la homosexualidad,
transexualidad, bisexualidad, el travestismo, y yo agregaría la categoría de
transformistas, conforman categorías minoritarias que deben contemplarse al
momento de hacer análisis y postulados teóricos sobre los géneros.
Hago
énfasis en hablar sobre los géneros de forma plural, en función de la reflexión
que realiza Judith Butler en su obra El
género en disputa (2007), sobre el uso del género como concepto y práctica
dentro de la construcción del discurso feminista, haciendo una crítica del uso
que se le ha dado al género únicamente para referirse a las construcciones
referentes a lo femenino, con la finalidad de analizar únicamente las
relaciones binarias de poder asimétricas existentes entre hombre/mujer.
A
partir de la implementación del dispositivo de la sexualidad señalado en la
obra de Foucault (2007), “se solidificó la percepción de los géneros desde un
esquema binario de las identidades excluyentes entre sí, es decir, femenino y
masculino” (Zambrini, 2012, p. 44). Esto ha generado
normas excluyentes sobre el género, al no considerar dentro de las
construcciones de género las diversas clasificaciónes
identitarias que conforman el fenómeno de la sexualidad
y las corporalidades.
El
cuerpo, como lugar de la interseccionalidad, se
encuentra conformado por elementos fisiológicos, socio-culturales y
espirituales, que en su conjunción producen a su vez otras estructuras
complejas, siendo la sexualidad una de ellas. Rodrigo Parrini
parte del género como concepto pero también como paradigma, para analizar la
construcción de los sujetos y las prácticas corporales performativas
en el espacio institucional de la prisión, en este aspecto menciona que “el
cuerpo lleva un significado fundamentalmente dramático, en una continua e
incesante materialización de posibilidades” (Parrini,
2007, p. 42).
Butler,
al igual que Parrini afirman que el género es performativo y es realizado por medio de actos que llevan a
su vez a la estilización del cuerpo basada en el género, el cual es “una
construcción performativa que se da mediante la
repetición reiterada de un conjunto de normas y rituales imbricados en una
trama de relaciones de poder” (Butler, 2007, p. 43).
Los
sujetos transexuales y transgénero al encontrarse
imbricados en relaciones de poder “modifican su cuerpo en mayor o menor medida
con la idea de que sean reconocidos socialmente con el género que corresponde a
dicho cuerpo, es decir, singularizados por una categoría social, sin embargo su
reconocimiento siempre es parcial” (Sandoval Rebollo, 2011, p. 10).
Respecto
a lo anterior, el pasado 29 de junio del 2018 se dio la noticia a nivel internacional
de que se había elegido como la nueva Miss España a una mujer transexual de
nombre Ángela Ponce, convirtiéndose así en la primera mujer transexual en
participar en el afamadísimo concurso de belleza “Miss Universo”. Este hecho,
considerado relevante tanto para la comunidad LGBTTTIQ como para las
investigaciones en torno al género, ha generado distintos puntos de opinión que
sobre todo cuestionaban la naturaleza biológica femenina del cuerpo.
La
mayoría de los comentarios esbozados en distintos medios de comunicación
respecto a la participación de Ángela Ponce en el certamen de Miss Universo,
hacían referencia a los aspectos biológicos-reproductivos asociados a la
maternidad como la característica principal de los cuerpos femeninos; el hecho
de que Ángela físicamente luciera como una mujer no era suficiente para una
sociedad que ha atribuido a la feminidad una maternidad obligatoria, la cual,
ante el punto de vista social, era biológicamente imposible que Ángela
cumpliera con dicho rol. Este tipo de opiniones contradirían el famoso
postulado “no se nace mujer, se llega
a serlo”, esbozado en la obra El segundo
sexo de Simone de Beauvoir (2013).
El
querer definir al género a partir de una composición sexual resulta determinista
e inexacto, ya que los cuerpos y el género son el resultado de un proceso de
sociabilización que va más allá de la composición biológica. No obstante, las
diversas instituciones, los medios masivos de comunicación y las ideologías
predominantes han establecido lo que debe ser una mujer y un hombre, en función
de atributos físicos y psicosociales. Al respecto Teresa de Lauretis
enuncia:
como
la sexualidad el género no es una propiedad de los cuerpos o algo originalmente
existente en los seres humanos, sino el
conjunto de efectos producidos en los cuerpos, los comportamientos y las
relaciones sociales, en palabras de Foucault, por el despliegue de una tecnología
compleja. (1989, p.8)
El fenómeno Ángela Ponce
se encuentra vinculado a la investigación realizada con los certámenes de
belleza organizados por la comunidad LGBTTTIQ, ya que he podido observar el
deseo de los participantes de poder encarnar una corporalidad femenina
hegemónica, es decir, el de una mujer considerada atractiva para su contexto
social. Este hecho nos remite al biopoder que se ha
insertado de manera cotidiana en las corporalidades, lo que lleva a seguir
reproduciendo de manera performativa los roles de
género asignados por diversos dispositivos.
En
este marco, “la construcción del afeminamiento no se puede deslindar de las
nociones de género, la heterosexualidad ni la homosexualidad pues se
retroalimentan” (González Pérez, 2003, p. 36). Es por ello que dentro de las
expresiones de la diversidad sexual encontramos distintas formas de ser con y a
partir del cuerpo, disminuyéndose o exaltándose ciertos elementos del género
asociados a la feminidad o la masculinidad.
En
los actos de travestismo, los sujetos travestis “actúan / performan
los roles socialmente asociados a lo femenino, y por otro lado, dicha actuación
performance de roles es heredada de una larga tradición que relega simbólica y
materialmente lo femenino hacia la subalternidad” (Zambrini, 2012, p. 45).
En
el caso específico del contexto de la investigación, en la comunidad de
Cárdenas se han establecido roles de género que exaltan la importancia de la
belleza femenina, es por ello que una gran parte de las mujeres que no migraron
hacia Estados Unidos o al interior del país, se han dedicado a la actividad
laboral de la belleza a partir del trabajo del estilismo[2].
Al
igual que las mujeres, los hombres con orientaciones sexuales diversas también
han desempeñado dicha actividad laboral; es importante resaltar que la mayor
parte de los concursantes del certamen desempeñan dicha profesión, en este
aspecto, existe una alta feminización de las prácticas que desempeñan las
mujeres y los hombres con orientaciones sexuales diversas, en ambos casos
dichos roles son naturalizados y asumidos como propios de su condición de
género.
Tanto
lo masculino como lo femenino, “constituyen en cada cultura un sistema de
género, un sistema simbólico o sistema de significados que correlaciona el sexo
con contenidos culturales de acuerdo con valores sociales y jerárquicos” (De Lauretis, 1989, p. 11).
El
hecho de que los participantes del certamen asuman y reproduzcan cualidades
asociadas a exaltar lo femenino, nuevamente nos remite a un biopoder
y una disciplina que es ejercida sobre los cuerpos y sobre la sexualidad.
Nuestros cuerpos son politizados antes de nacer, de esta forma se nos asigna un
género y al hacerlo se van sumando categorías y roles específicos que la
sociedad espera que sean asumidos y desarrollados a lo largo de la vida,
desacatar dichos roles significarían salirse de la norma establecida y por ende
se calificaría al individuo como un ser desviado.
Las
instituciones que regulan los comportamientos sexuales tienen una presencia y
una permanencia en todas las sociedades, ya sea que las llamemos por los
nombres de tabú, religión, escuela, familia o leyes. Dichas instituciones se
encargan de regular y disciplinar por medio del uso del poder (físico, mágico o
político) los comportamientos y modos de actuar de los individuos, poniendo
hincapié en las conductas sexuales.
La
mayoría de las instituciones se apoyan en discursos ideológicos, los cuales
justifican el porqué de sus prohibiciones; de este modo el tabú opera como un
indicador de cómo y con quién se puede tener un contacto sexual, teniendo como
máxima prohibición el acto del incesto y en segundo lugar el contacto entre
individuos del mismo sexo. El desobedecer estas normas traería consigo
consecuencia para quien cometa dichos actos.
William
Simon y John Gagnon (1999)
señalan que el acto homosexual es visto como la máxima de las desviaciones
sexuales puesto que este no es considerado como un acto reproductivo, respecto
a los sujetos travestis “son seres que traspasan la frontera del género y de la
heterosexualidad” (González Pérez, 2003, p. 35).
Empero,
en la actualidad (neoliberal y capitalista) aparentemente se han hecho
permisibles prácticas que han trasgredido las normas de género instituidas en
los cuerpos, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción para
familias homoparentales, y el cambio de identidad de género, lo que ha
significado grandes avances en términos políticos y sociales para la sociedad
contemporánea, aunque en Latinoamérica temas como el aborto aún se encuentran
en debate en la esfera política. En este punto nuevamente señalo que la práctica
de la reproducción sexual sigue prevaleciendo como un deber asignado que recae
obligatoriamente sobre el género femenino.
Respecto
a las trasgresiones que se han llevado a cabo en gran parte por los movimientos
LGBTTTQ, Judith Butler señala que
las
prácticas subversivas corren siempre el riesgo de convertirse en clichés
adormecedores a base de repetirlas y, sobre todo, al repetirlas en una cultura
en la que todo se considera mercancía, y en la que la «subversión» tiene un
valor de mercado. (2007, p. 26)
El llamado de atención
que nos hace Butler respecto a las prácticas subversivas nos hace reflexionar
sobre la forma en cómo el sistema capitalista ha sacado beneficio de las nuevas
permisividades. De esta manera las clínicas de salud han ganado millones al
llevar a cabo las reasignaciones de sexo, así como la industria del
entretenimiento se ha valido de las diversidades sexuales y corporales para
generar productos consumibles para la diversidad sexual, a su vez, los propios
cuerpos de los sujetos se han convertido en algo consumible para una diversidad
de públicos, al respecto, González Pérez en su obra Travestidos al desnudo.
Homosexualidad, identidades y luchas territoriales en Colima, señala que “en
el caso del estado de Colima el Show Travesti fue un espacio ganado por los gays pero realizado por un público sin importar su orientación
sexual” (2003, p. 59).
En el caso de Cárdenas, el certamen de belleza se ha
presentado bajo el eslogan de evento familiar, por consiguiente asisten hombres
y mujeres que no se adscriben a orientaciones sexuales diversas, e inclusive se
puede observar que acuden familias completas, incluyendo a personas de la
tercera edad e infantes, siendo la minoría de los asistentes los integrantes de
la comunidad LGBTTTIQ.
Los
estudios de caso: Los actos transformistas de Paris Versace
y Fernanda Morales
Los estudios de caso que
presento a continuación fueron llevados a cabo con Julián, joven de 17 años que
participa en el certamen bajo la identidad de Paris Versace
y con Raymundo, de 21 años de edad originario de la comunidad de Tamasopo, quien se transforma en Fernanda Morales. Ambos
son jóvenes que se asumen como hombres gay-transformistas
y gustan ser partícipes de dichos certámenes pues consideran que el acto del
transformismo es un arte.
Julián
y Raymundo me permitieron estar presente y documentar el proceso de sus transformaciones
a Paris y Fernanda, acompañé a Julián en su proceso de transformación en el
certamen realizado en 2017 y a Raymundo en el de 2018; tanto Paris Versace como Fernanda Morales ganaron en ambos certámenes
el título de “Princesa Miss Gay Cárdenas”.
Al
momento de preguntarle a Julián qué significaba para él convertirse en Paris Versace, él me señaló la palabra libertad. A su vez, le pregunté a Raymundo acerca de su percepción
sobre las cirugías estéticas para la reasignación de sexo y si había pensado en
someterse a alguna en algún momento, Raymundo sonriendo me respondió:
[…]
No, para qué ser una cosa si puedes ser dos a la vez, nosotros somos chicos gay
que nos gusta ser hombres y gustamos de otros hombres, pero que de vez en
cuando disfrutamos de vestirnos y actuar como mujeres, a esto nosotros lo
llamamos el “arte del transformismo” porque ve todo esto es un arte, el
maquillaje, el peinado, el tener que bailar y cantar, nosotros somos artistas
aunque no se nos considera como tal sino como chicos que queremos ser mujeres y
no es así, a mí me gusta mucho cómo me veo de hombre, pero también me veo
divina de mujer, de hecho en estos concursos no pueden participar chicas
transexuales, porque eso es considerado como trampa, la idea de estos concursos
es lograr transformarte usando trucos sobre tu mismo cuerpo de hombre.
(Raymundo, 2018)
Julián concuerda con
Raymundo respecto a la dualidad corporal que es implementada por ellos. En este
sentido, Parrini nos menciona que “el cuerpo lleva un
significado fundamentalmente dramático, en una continua e incesante
materialización de posibilidades” (2007, p. 42). Al respecto Fernández va a
señalar que en “el caso de el travestismo los órganos sexuales son fuentes de
placer; en el transexualismo son fuente de disgusto” (2004, p. 3). Tanto
Raymundo como Julián han hecho énfasis en su identificación sexo-genérica
masculina con la cual no tienen conflicto alguno, para Julián y Raymundo existe
la posibilidad de transformarse al género femenino y convertirse en Paris y
Fernanda durante una noche, para al día siguiente volver a ser Julián y
Raymundo sin tener que renunciar a sus atributos masculinos.
A
su vez, en el acto del travestismo “se incluyen cambios de roles e identidad no
solamente de lo masculino y lo femenino sino también de la realidad y la
fantasía, se adopta otro nombre y otra forma de hablar” (Fernández, 2004, pp. 52-53),
al preguntarle a Julián sobre el porqué de la elección del nombre de Paris Versace, él me respondió: “(…) Paris por la ciudad a la
cual me gustaría ir algún día y Versace por el
diseñador porque amo toda la ropa que hace, ojalá un día yo también pueda ser
diseñador de modas” (Julián, 2017).
Los
sujetos transgénero y transexuales han pugnado por el
reconocimiento político de nombrar al cuerpo con el género con el cual se
encuentran identificados, en el contexto de la investigación pude observar que
ha sido la propia la sociedad la que se ha encargado de reconocer a partir del
nombre la identidad de los sujetos transformistas.
Tal
sería el caso de Raymundo, quien, como ya había señalado, es originario de la
comunidad de Tamasopo ubicada en la región de la
Huasteca Potosina, comunidad que ha mostrado una gran aceptación hacia la
diversidad sexual, por lo que Raymundo es invitado por las autoridades
municipales y escolares a que asista como Fernanda Morales a diversos eventos
culturales de la comunidad, en algunos de ellos ella participa como jurado
calificador de certámenes de belleza como el de “Señorita Independencia”,
también ha coronado a reinas de la primavera en los diversos planteles
educativos de la comunidad. Al respecto, las instituciones siempre le han
expedido constancias de su participación utilizando el nombre de Fernanda
Morales, reconociendo de esta forma una identidad de género que traspasa e impugna
el paradigma hegemónico del género.
Tanto
Julián como Raymundo fueron apoyados por otros jóvenes transformistas para
llevar a cabo sus modificaciones corporales necesarias que los llevarán a
convertirse en Paris y Fernanda. Julián fue apoyado por Roberto[3] (he cambiado su nombre a
petición de él) y Raymundo fue ayudado por uno de sus mejores amigos Alejandro,
quién actualmente es acreedor del título de “Señorita Huasteca” y es
organizador de los certámenes en dicha región, ubicada a una hora de distancia
de la comunidad de Cárdenas.
El
acto de transformación es ante todo un ritual de paso, “primero se adopta
signos exteriores como el vestido y el maquillaje, luego se transforma el
cuerpo. Se construye así una nueva imagen acompañada de un nombre de mujer” (Fernández,
2004, p. 50). A continuación presento las etapas del ritual transformista
llevado a cabo con la finalidad de pasar de un estado liminal, en donde la
identidad del sujeto se desdibuja para pasar a un estado en donde se adquiere
un nuevo estatus.
Comenzar
con el cuerpo
Los trucos corporales
implementados en los cuerpos de Julián y Raymundo, corresponden a la colocación
de siete pantimedias de color piel, las cuales son colocadas una tras otra con
la finalidad de engrosar y tornear las piernas delgadas y masculinas. Cuando se
han colocado todas las pantimedias, se da paso a la coloquialmente llamada
“práctica del candado”, la cual consiste en el ocultamiento del pene, práctica
que asocio con una castración simbólica que permite a los hombres apropiarse de
una identidad femenina a partir del ocultamiento de su masculinidad significada
en la imagen del falo. En el acto del ocultamiento del pene tanto Julián como
Raymundo introdujeron sus manos dentro de las pantimedias para posteriormente
jalar sus miembros masculinos hacia sus partes traseras.
El
ocultamiento o disminución de lo masculino
Al terminar el acto del
ocultamiento del pene, sus ayudantes comenzaron a colocar cuatro pedazos de
considerable tamaño y grosor de hule espuma, dos son colocados en el área de
los glúteos con la finalidad de simular dos glúteos carnosos y exuberantes. Los
otros dos trozos de hule espuma son colocados en el área de las caderas con la
finalidad de crear el efecto de dos caderas anchas y en el área de los senos
sólo utilizan un sujetador con relleno o efecto “push
up”.
El
paradigma falocéntrico esbozado por Lacan (1958),
establece que el falo como elemento material masculino tiene un significante
privilegiado de lo simbólico. En contraparte para Butler lo simbólico es
otorgado por la sociedad de tal forma que el falo como miembro viril puede ser
destituido simbólicamente por cualquier otra parte del cuerpo. En el caso de
Julián y Raymundo el falo fue sustituido por unas piernas torneadas y glúteos
de considerable tamaño.
La
práctica corporal de la transformación, Paris Versace
y Julián en un mismo cuerpo. Fotografía tomada el 29 de julio de 2017.
La
exaltación de lo femenino
Al terminar de poner los
trucos corporales se colocan ropa interior femenina (específicamente una tanga)
con la que marcan la división de los glúteos. Dentro del acto transformista el
cuerpo es el primer elemento que llevan a cabo, posteriormente pasan a la etapa
del maquillaje y por último se lleva a cabo la colocación de la peluca, la
ropa, los accesorios y tacones.
Roberto
comienza a sacar de su maleta una bolsa con una gran cantidad de maquillaje,
señalándole a Julián los trucos necesarios para lograr un rostro femenino y delicado
con la finalidad de que él aprenda a hacerlo por sí mismo:
[…]
Primero tienes que poner una buena base de maquillaje, el truco es hacer el
efecto “mapachazo” que es colocar bastante corrector
debajo de los ojos y en los pómulos, eso logra hacer el efecto de iluminar la
mirada, obvio hay que hacer un buen delineado en los párpados, mira este
producto de la marca de la manzanita es el básico para los chavitos gays porque es un delineador que se pone y al secarse se
queda marcada la línea como una calcomanía, y es bien fácil de quitártelo así
cuando te maquillas y no quieres que tus papás lo noten debes de usar este tipo
de delineador que no te deja manchados los ojos. (Roberto, 2017)
Julián sigue frente al
espejo, su rostro ha ido convirtiéndose poco a poco en el de Paris Versace[4], por lo que mostraba
emociones encontradas durante su proceso de transformación. Al finalizar el
proceso de maquillaje que duró más de dos horas, llega el momento de colocar la
peluca mediante la implementación de cinta adhesiva tipo canela. La finalidad de
utilizar la cinta canela es sujetar por medio de unas peinetas que son introducidas
entre la cinta y su cuero cabelludo, la larga peluca ondulada y castaña que
ambos decidieron utilizar.
El
acto del transformismo dura aproximadamente cinco horas, y consiste en
prácticas corporales que físicamente son dolorosas e incómodas, el pene oculto
y aprisionado, la cinta canela alrededor del cuero cabelludo, las siete medias
apretando piernas y abdomen, los orificios en los lóbulos para la colocación de
aretes, (ninguno de los dos contaban con orificios para colocarse sus aretes y
en ese mismo instante se perforaron). Representan el dolor físico que ha
aprisionado a los cuerpos femeninos a partir del establecimiento de estándares
hegemónicos de belleza, resumidos en la frase popular “la belleza cuesta”, la
cual tiene un costo físico y monetario, ya que la inversión que cada
participante hace para llevar a cabo las transformaciones oscilan entre los
tres mil y cinco mil pesos, mismos que son empleados para comprar pelucas,
maquillaje, tacones, y los distintos vestuarios que son utilizados en los tres performances que tienen que llevar a
cabo dentro del certamen.
Diversas formas de ser
mujer y ser con el cuerpo: Fernanda Morales junto conmigo. Fecha 28 de julio de
2018.
Actos
performativos del Certamen “Nuestra Belleza Gay
Cárdenas”
El certamen de Belleza se
efectúa en cuatro partes. Durante el primer segmento las participantes hacen
una pasarela en donde se presentan: dicen su nombre, la comunidad de la cual
son originarias, su edad y grado de escolaridad. En la segunda parte hacen una pasarela
de vestidos de noche, y es ahí en donde a usanza de los certámenes de belleza
como el de Miss Universo les hacen diversas preguntas referentes a temas sobre
la comunidad LGBTTTIQ.
El
acto de las presentaciones y preguntas es una de las partes más trasgresoras
del certamen, pues los participantes construyen discursos sobre sus
identidades, sus cuerpos y a su vez, llevan a cabo una crítica hacia los
discursos hegemónicos establecidos sobre la diversidad sexual. Fernanda
comienza a recitarme una parte de su discurso:
[…]Buenas
noches jurado calificador y público en general, mi nombre es Fernanda Morales y
tan sólo cuento con la maravillosa edad de 21 años, esta noche me encuentro
representando a la hermosa comunidad de Tamasopo,
pueblo de tradiciones y costumbres, yo soy orgullosamente un chico gay que
busca triunfar en la vida, gracias.
Posteriormente viene el
acto performativo, el cual consiste en imitar a
cantantes o artistas femeninas, la mayoría de las concursantes eligen representar
a Gloria Trevi o a Alejandra Guzmán, ya que ambas son figuras reconocidas y
admiradas dentro de la comunidad, Paris fue la única que rompió con la
representación de las figuras femeninas consideradas predilectas, al decidir
que imitaría a Lady Gaga, pues para ella es su ídolo:
[…]Esta
noche actuare como Lady Gaga, porque la amo y me parece hermosa, cuando me
encuentro deprimido escucho sus canciones y todos los problemas se me olvidan,
es una de mis mayores motivaciones. Cuando mi abuela sale de la casa y me deja
solo yo pongo su música y me pongo a imitarla, bailo y canto como ella. Para
poder actuar esta noche como ella conseguí unas pelucas y me puse a practicar
con unos tacones, solo en la casa. Espero poder hacerlo bien. Llevo mucho
tiempo ensayando y practicando para esto. (Paris, 2017)
En la tercera parte se
hace una pasarela en lencería la cual es una reproducción de las pasarelas de
la famosa marca de ropa interior Victoria
Secret´s. Para esta pasarela Fernanda preparó con
antelación su vestuario, que consiste en unas alas elaboradas con plumas
negras, un brasier con aplicaciones de cadenas
doradas, unas bragas color negro, y un cetro llamativo que porta sobre su mano izquierda,
en color negro con dorado adornado por pequeñas figuras de calaveras.
Fernanda
Morales en la pasarela de Victoria Secret´s. Fecha:
28 de julio de 2018.
La última parte del
Certamen consiste nuevamente en una pasarela en vestido de noche para
posteriormente dar cierre al evento con la premiación de las participantes. Los
premios consisten en una corona y una banda donde se ostentan los títulos de
reina y princesa del certamen. A su vez, las ganadoras de los títulos se
convierten en representantes del municipio en el concurso Nuestra Belleza Gay a
nivel estatal, evento realizado año con año en la capital del estado potosino.
También se llevan a cabo otro tipo de premiaciones como el de Señorita Fotogénica,
Miss Simpatía y Miss Popularidad, menciones y títulos que nuevamente nos hacen
referencia de los concursos de belleza femeninos.
A
manera de conclusión
La posibilidad de ser
otro es uno de los principales motivos de los jóvenes transformistas, los
cuáles han vivido moldeados por los dispositivos del género, bombardeados por
diversos estereotipos que reafirman una belleza hegemónica asociada
principalmente al cuerpo femenino, y a su vez, se encuentran sujetos a
condiciones estructurales, políticas y económicas desiguales que les ha
imposibilitado desarrollarse plenamente. La mayoría de los jóvenes no iniciaron
o culminaron sus estudios de preparatoria y viven en condiciones económicas
precarias, inclusive algunos de ellos se desempeñan en el oficio de la prostitución,
actividad disfrazada bajo el término de “cantineras”.
El
certamen de belleza ha propiciado que los jóvenes transformistas puedan
trasgredir otros espacios dentro de sus comunidades, al respecto, Raymundo me
ha señalado que se transforma a Fernanda una vez al mes, con la finalidad de acudir
a bailar el tradicional Huapango Huasteco en la plaza principal de su
comunidad, ya que los hombres, tanto homosexuales como heterosexuales la
invitan a bailar sin tener problema alguno con su identidad de género; para la
mayoría de la población Fernanda representa una reina de belleza y lo es.
En
este aspecto, el efecto trasgresor del travestismo radica en “desestabilizar
todas las categorías binarias; no solamente masculino/femenino sino también gay/no gay, sexo/género, este es el sentido radical en el cual el
travestismo es un tercero” (Garber, 1992, p. 11). A
pesar de la gran discusión que la propuesta conceptual sobre el tercer género
ha generado, en ciertos contextos socioculturales, como es el caso de los muxes de Juchitán
en el estado de Oaxaca, se ha podido observar la aceptación e incorporación de
los sujetos transgénero a la reproducción de la vida
comunitaria. Considero que dentro del contexto de Cárdenas y Tamasopo la categoría del tercer género también puede
considerarse como algo fehaciente que se reproduce y es llevado a la práctica.
Si
bien, el tercer género logra trasgredir el paradigma binario hombre/mujer, es
necesario seguir cuestionando las identificaciones y representaciones de lo
femenino en los cuerpos de los jóvenes transformistas, lo que nos remite al
fantasma normativo de la heterosexualidad obligatoria la cual sigue operando en
las diversas prácticas corporales de trasgresión.
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[1]
Colegio de San Luis, A.C., México. Correo electrónico:
andrea.moctezuma@colsan.edu.mx
[2]
En mi tesis de licenciatura realicé una investigación de las representaciones
hegemónicas de la belleza femenina dentro de los espacios de las estéticas unisex
en la comunidad de Cárdenas (Moctezuma, 2014).
[3]El caso de Roberto resulta ser
emblemático debido a que en la actualidad se encuentra laborando dentro del
ejército mexicano.
[4] La
primera vez que Julián se convirtió en París Versace
fue en 2017.