PRESENTACIÓN

 

En la sección La Teoría, Cortés y Martelo analizan, desde una metodología feminista, la forma en que el poder opera al interior de los movimientos, que “no están exentos de albergar relaciones de dominación y poder”. Utilizando las categorías de género como dispositivo de poder, división sexual del trabajo, acceso al espacio público y toma de decisiones, buscan traer a la luz elementos de la teoría que producen y reproducen la violencia política hacia las mujeres e invisibilizan el acoso y la violencia sexual experimentada por las mujeres activistas.

En el segundo artículo de esta misma sección, Paula Andra Lenguita conecta el legado histórico feminista argentino con las movilizaciones surgidas a partir del 2015, y luego el 2017, que encauzaron la Rebelión de las Pibas en el movimiento Ni Una Menos. Lenguita enfatiza los modos deliberativos y narrativos de este feminismo que califica de horizontal, participativo y heterogéneo en sus posiciones ideológicas, y que se caracteriza por un gran alcance popular y político en sus manifestaciones.

En el tercer artículo, García Alcaraz y Flores Palacios se dan a la tarea de identificar las coincidencias epistemológicas de la Teoría del Punto de Vista Feminista y el Interaccionismo Simbólico de la Escuela de Chicago, tales como la contraposición al positivismo y el cientificismo, que permanecen soterrados y aún se transpiran en las ciencias sociales; la desarticulación de las concepciones esencialistas; un entendimiento del conocimiento como situado, parcial y procesual; y la apertura a diversos métodos fundados en el empirismo y la intersubjetividad. García y Flores proponen pensar ahora en un Interaccionismo Simbólico Feminista, con sus implicaciones teórico-metodológicas.

Finalmente, en el cuarto artículo de esta sección, Dina Comisarenco desmenuza la obra gráfica “Negro Woman” por la artista mexicana-estadounidense Elizabeth Catlett. Comisarenco se guía en su análisis por el interés en el contexto social de la creación; es decir, busca comprender cómo los procesos de socialización familiar y escolar en la formación ético-ideológica, llevan a una artista a ser parte de un colectivo que desde las “postmemorias” crea arte con contenido social.

En la sección de Avances de trabajo, Ela Mertnoff recupera la memoria histórica de la revuelta de la Rosenstrasse en 1943, una protesta de 600 mujeres espontánea, extraordinaria y exitosa que duró una semana, frente a un centro administrativo nazi ubicado en Berlín, Alemania, para demandar el retorno de sus parejas y judíos encarcelados por el régimen.

Consuelo Díaz Muñoz, por su parte, interpreta el trabajo cartográfico Ellas Tienen Nombre, iniciativa autogestionada por Ivonne Ramírez a raíz de la necesidad de justicia y de mantener la memoria colectiva de las mujeres y niñas desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua. Díaz utiliza el concepto de “geografía feminista” que permite entender el hábitat urbano como una construcción que refleja y reproduce una estructura de poder articulada por la clase y el género; y enfatiza cómo la estrategia de la narrativa a partir de la cartografía resulta fundamental para el sostenimiento de la memoria y la visibilización de la violencia y la impunidad.

Torre Cantalapiedra, en la tercera pieza de esta sección, analiza la experiencia de las mujeres centroamericanas en su tránsito migratorio hacia los Estados Unidos de América a través del territorio mexicano. Con base en la EMIF Sur concluye que, pese a la mayor vulnerabilidad de las mujeres, éstas despliegan estrategias que les permiten salir más indemnes que los varones ante ciertos riesgos como robos, accidentes o muertes violentas. Sin embargo, señala Torres, el riesgo de agresión sexual y trata, que afecta prevalentemente a mujeres, permanece inexplorado.

Argueta Monterroza, por su parte, caracteriza los procesos de participación social en salud de las mujeres a partir de la experiencia de dos micro redes de servicios sanitarios en El Salvador. Aunque  Argueta identifica liderazgos femeninos sobresalientes, destaca la reproducción de roles tradicionales en estos espacios, y las desigualdades en el acceso, condiciones y tipos de participación de las mujeres, así como las dificultades para la autonomía y existencia de espacios horizontales.

Enseguida Sáenz y Vera nos trasladan al estado de Coahuila, México, con una evaluación del desempeño y representación sustantiva de las diputadas de la LXI Legislatura del estado, que tiene una composición casi paritaria. Pese al avance en representación numérica, las autoras concluyen que la representatividad sustantiva es deficitaria, ya que apenas la mitad de las diputadas dirige una comisión de poder, que no necesariamente tienen un alto nivel de actividad, y, aunque abordan temáticas tanto estratégicas como de género, se observa un sesgo de iniciativas hacia asuntos que las autoras califican como “suaves”, es decir, que requieren confluencia de otras iniciativas para despegarse de su carácter de paliativas.

Finalmente, Sánchez Cruz realiza un análisis de un texto escrito por Mario Bellatin titulado Salón de Belleza, cuyo narrador anónimo ha sido afectado por el VIH/SIDA y quien, expulsado de su núcleo familiar, se ve obligado a transitar de un lugar a otro hasta desplazarse a los márgenes de la ciudad. Sánchez propone que el narrador es una persona trans que oscila y desestabiliza las identidades de género, cuyo travestismo funciona como performativa para imaginar otro mundo.

En su siguiente sección, este volumen cuenta con el Aporte de Jéfferson Balbino, quien analiza el drama televisivo Malu Mujer, transmitido alrededor de 1980 por TV Globo en Brasil, que parece enfocado a contrarrestar el conservadurismo de ese momento, representando un perfil distinto de mujer brasileña: independiente y dueña de sí misma.

Finalmente, Carrillo Ascencio nos regala en En la Mira, una descripción de la iniciativa que una serie de mujeres mexicanas profesionales que decidieron atender telefónicamente a mujeres en crisis emocionales derivadas del confinamiento por COVID-19. A partir de esta movilización surge la Red de Psicólogas y Terapeutas Feministas que han atendido a centenares de mujeres, desentrañando los conflictos por infidelidad, relaciones de codependencia, saturación de trabajo doméstico, aborto, y el impacto del confinamiento. La autora destaca el eje de esta acción feminista emergente, que es lo que llama la utopía de la empatía radical. Y para concluir, López Miranda nos obsequia una traducción del texto escrito en francés por Nicky Le Feuvre “Mujeres, género y ciencias: ¿Un sexismo moderno?” del original: “Femmes, genre et sciences: un sexisme moderne?” publicado en Maruani M. (Ed.) (2013) Travail et genre dans le monde. L’etat des savoirs. Paris: La Découverte.