MECANISMOS
EN LA CONSTRUCCIÓN DEL AMOR ROMÁNTICO
CONSTRUCTION
MECHANISMS OF ROMANTIC LOVE
Verceli Melina Flores Fonseca[1]
Resumen
El presente
artículo proviene de un trabajo que pretende identificar los mecanismos que
contribuyen a la construcción del amor romántico, para lograr dicho objetivo se
toma como punto de partida el abordaje teórico de las nociones del amor hasta
lograr situar los elementos pertenecientes a la representación del amor
romántico, basados principalmente en la configuración histórica de este
fenómeno, así como de los mitos que han servido como elementos de justificación
en el modelo romántico. Se empleó de acuerdo con los elementos teóricos propios
de fenómeno, la perspectiva de género como herramienta de análisis, integrándolo
a la revisión teórica de la categoría de género, así como de la institución
patriarcal, con la finalidad de obtener una intersección entre los conceptos de
amor romántico y patriarcado. Como resultados de dicho análisis se delimitaron
entre las categorías; la familia patriarcal, la maternidad, los mitos
románticos y el ideal romántico considerados como los mecanismos que permiten
la construcción del amor.
Como parte del método se emplearon técnicas cualitativas, siendo la
entrevista semi estructurada el instrumento que
permitió la recopilación de la información en el estudio, con una serie de
preguntas previamente elaboradas y obtenidas a partir de la revisión teórica,
participando mujeres en el presente trabajo. El análisis de la información se
realizó a través de la categorización de las respuestas proporcionadas por las
participantes, considerando en todo momento las categorías obtenidas en el
análisis teórico. Entre los resultados destaca la relación entre la estructura
patriarcal y la construcción del amor romántico, por medio del ideal romántico
que se instaura en las mujeres, y se desliza a través de los mitos románticos
en la relación de pareja concluyendo que las instituciones y mecanismos
patriarcales permiten y contribuyen al establecimiento y permanencia de las
relaciones desiguales producto del amor romántico en la actualidad.
Palabras
clave: mecanismos, amor romántico, género, patriarcado,
mujeres.
Abstract
This article proceeds from a work that aims to identify the mechanisms
that contribute to the construction of romantic love, to achieve this objective
is taken as a starting point the theoretical approach of the notions of love to
achieve situate the elements pertaining to the representation of romantic love,
based mainly on the historical configuration of this phenomenon, as well as the
myths that have served as elements of justification in the romantic model.
It was used in accordance with the theoretical elements of phenomenon,
the gender perspective as a tool of analysis, integrating the theoretical
revision of the gender category, as well as the patriarchal institution, to
obtain an intersection between the concepts of romantic love and patriarchy.
The results of this analysis were delimited between
the categories: the patriarchal family, motherhood, romantic myths and the
romantic ideal considered as the mechanisms that allow the construction of
love.
As part of the method used qualitative techniques, the semi-structured
interview the instrument that allowed the collection of information in the
study, with a series of questions previously elaborated and obtained from the
theoretical review, involving women in the present work. The analysis of the
information was carried out through the categorization of the answers provided
by the participants, considering always the categories obtained in the
theoretical analysis.
The results highlight the relationship between the patriarchal structure
and the construction of romantic love, through the romantic ideal that is established in women, and slips through the romantic
myths in the relationship, concluding that institutions and patriarchal mechanisms
allow and contribute to the establishment and permanence of unequal relations
product of romantic love today.
Keywords: mechanism, romantic love, gender, patriarchy, women.
Recepción: 27 De Julio De 2018/Aceptación: 08 De Octubre De 2018
El
amor a la luz de la teoría, llegando al amor romántico
El amor romántico representa un modelo
occidental que determina de una manera diferenciada la forma en que se relacionan
los hombres y las mujeres. Para poder hablar de amor romántico, es necesario
dar cuenta de su construcción a lo largo del tiempo, retomando las aportaciones
de Marcela Lagarde (2001) se ubica al amor vinculado al surgimiento del amor
burgués, que va de la mano con el desarrollo de la cultura burguesa,
representando un cambio en la forma de pensar al amor en Europa en los siglos xiv, xv y xvi, donde el amor y el matrimonio deben de ir de la mano, y
las relaciones afectivas quedan marcadas dentro del mandato de la monogamia y
la heterosexualidad, y se deja claro a la mujeres que no son dueñas de su
cuerpo ni de su sexualidad, es decir, sus prácticas quedan a disposición del
marido condenándolas a la pérdida de su subjetividad, a la dependencia de su
esposo, quien las subordina, convirtiéndolas en objetos en nombre del amor.
El amor cortés, como una
figura previa al amor burgués, es representada a través de los caballeros de
Europa, estableciendo una relación desigual entre un caballero y una dama de
condición social más elevada que homologa, por lo que ésta es la causa de que
en la mayoría de los poemas, la amada está invocada con un tratamiento
masculino (Chicote, 2007). Los caballeros debían mostrar su amor de forma
pública, obligándose por tanto a mostrar hazañas de carácter heroico, denotando
su valentía e interés a alguien con quien no tenía nada que ver y con que nunca
habían hablado (Lagarde, 2001). Las mujeres eran mostradas como frágiles
doncellas susceptibles de ser protegidas y consentidas, de suaves manos, piel
blanca, rubia cabellera, que no tienen que labrar las tierras, su única función
es esperar los halagos de jóvenes pretendientes, quienes creaban bellas composiciones
con las que conquistaban el corazón de la amada, heredera de tierras y recursos
(Herrera, 2007).
Tiempo después y de
acuerdo con Carreño, Henales y Sánchez (2011), surge el periodo de la época
victoriana, donde los sentimientos y afectos gozaban de mala reputación, tanto
afectos positivos como negativos, ya que se hallaban reservados para la
intimidad y la privacidad, dando paso al amor victoriano, que de acuerdo con Lagarde (2001) consagra a las mujeres como madres y esposas
obedientes, puras, abnegadas, domésticas, conservadoras y religiosas. Siendo
virtud de las mujeres victorianas demostrar frigidez, debido a que la
maternidad no debe de mezclarse con el sexo, la mujer no puede hacer uso de su
cuerpo porque el cuerpo embarazado no le pertenece. Con el ascenso de las
mujeres en el plano educativo y su ingreso en la fuerza laboral, se debilita la
adhesión a la ideología inmersa en las formas tradicionales del amor y surge el
modelo de amor romántico. Donde la modificación en las costumbres sexuales y el
incremento de la presión que buscaba lograr la igualdad entre hombres y mujeres
en la esfera pública, permiten la libertad de elegir a la pareja (Illouz,
2009). Esta libertad de elección rompe con las normas de endogamia que
limitaban la autonomía del individuo y que servían para regular el intercambio
de riqueza.
La época contemporánea se
caracteriza por la renovación en los roles, sin embargo, las formas
tradicionales de amar perduran, mientras se aparenta una especie de igualdad en
el individuo, que de acuerdo con Largarde (2001), representa exigencias iguales
para hombres y mujeres, en la práctica social del amor, se mantienen las
desigualdades entre los sexos. El modelo de amor romántico se ha encargado de
imponer y perpetuar el “ideal romántico” de nuestra cultura, que de acuerdo con
Fundación Mujeres (1993) ofrece un modelo de conducta amorosa que estipula lo
que “de verdad” significa enamorarse y qué sentimientos han de sentirse, cómo,
cuándo, con quién sí y con quién no.
El concepto de ideal
romántico, por lo tanto, gira en torno a una construcción social que se encarga
de idealizar, con la finalidad de que las mujeres sueñen con la figura del
príncipe azul, proyectan a una mujer potenciada por el amor, con una entrega
incondicional, sumamente dependiente de la figura del hombre, necesitada de su
protección y afecto. Estos comportamientos se integran con otros anhelos que
construyen la subjetividad de las mujeres, haciendo surgir ideales específicos,
como el matrimonio, ya que con la llegada del amor romántico, el matrimonio se
convierte en una demostración de amor, en tanto que ahora es una elección de la
pareja, o el ideal maternal que puede llegar a fundamentar la feminidad de las
mujeres y que mantiene una estrecha relación con el amor.
Esta construcción de amar
da lugar a una serie de mitos, de acuerdo con Yela (2006), son el conjunto de
creencias socialmente compartidas sobre la supuesta “naturaleza” del amor, los
mitos románticos suelen ser ficticios, absurdos, engañosos e irracionales, los
contenidos, orígenes y posibles consecuencias que se presentan a continuación
se obtienen a partir de este autor y algunas otras aportaciones:
Mito
de la media naranja, o creencia en que elegimos a la pareja
que teníamos predestinada de algún modo y que ha sido la única o la mejor
elección posible. Considerada también por Cruz y Zurbano (2012) como “la
creencia en las almas gemelas, personas con las que se guarda una química
íntima, especial y única, concepto cultivado a lo largo de la historia como súmmum absoluto del amor romántico y
rediseñado en la actualidad con el lugar común de la otra mitad de tu propia
personalidad”.
Mito
del emparejamiento o de la pareja, creencia en que la
pareja (heterosexual) es algo que se da de manera natural y universal y en que
la monogamia amorosa está presente en todas las épocas y todas las culturas.
Mito
de la exclusividad, o creencia de que no es posible estar
enamorado/a de dos personas a la vez. Este mito se encuentra directamente
relacionado con la fidelidad en la pareja que pertenece al siguiente mito.
Mito
de la fidelidad, o creencia en que todos los deseos
pasionales, románticos y eróticos deben satisfacerse únicamente con una
persona, la propia pareja, si es que se ama de verdad, y de acuerdo con De La
Peña, Ramos, Luzón, y Recio (2011) es uno de los mitos que categoriza al amor como
posesión y exclusividad, teniendo diferentes juicios para hombres y para
mujeres, siendo las mujeres más románticas, es más importante la fidelidad en
una relación para ellas.
Mito
de los celos, o creencia en que los celos son un signo
de amor, e incluso el requisito de un verdadero amor. Este mito fue también
introducido por la Cristiandad como una garantía de la exclusividad y la
fidelidad que deben acompañar a la relación. Suele usarse habitualmente para
justificar comportamientos egoístas, injustos, represivos y violentos.
Mito
de la equivalencia, o creencia en que el “amor” como
sentimiento y el “enamoramiento” en su estado más o menos duradero, son
equivalentes y, por tanto, si una persona deja de estar apasionadamente
enamorada es que ya no ama a su pareja y lo mejor para este caso sería
abandonar la relación.
Mito
de la omnipotencia o creencia en que “el amor lo puede
todo”, por tanto, si hay verdadero amor, los obstáculos externos o internos que
se presenten en la relación no deben influir sobre la pareja, es suficiente con
el amor para enmendar todos los problemas y para justificar todas las
conductas. De acuerdo con Fumero (2014), el amor debe permanecer en el tiempo
ante todo y sobre todas las cosas, solo basta el amor para solucionar los problemas,
y los obstáculos no deben influir en la relación de pareja.
Mito
del libre albedrío, o creencia en que nuestros sentimientos
amorosos son absolutamente íntimos, pertenecen al individuo y no están
influidos por factores sociobiológico-culturales ajenos a nuestra voluntad y
conciencia. Aceptar este mito supone no reconocer las presiones biológicas,
sociales y culturales a las que las personas estamos o podemos estar sometidas,
lo cual puede generar exceso de confianza, culpabilización, etc.
Mito
del matrimonio o de la convivencia, creencia en que el
amor romántico-pasional debe conducir a la unión estable de la pareja y
constituirse en la única base de la convivencia de la pareja, representada por
la institución del matrimonio, además, del amor romántico, también la
satisfacción sexual debe darse en el matrimonio. Este mito tiene un poder muy
importante, de acuerdo con Herrera (2010), la Iglesia a través del sacramento
matrimonial presenta el matrimonio como un vínculo sagrado, donde lo erótico,
era penado por la Iglesia y las relaciones sexuales fuera de los fines
reproductivos eran cruelmente señaladas.
Mito
de la pasión eterna o de la perdurabilidad, esto es, creencia
en que el amor romántico y pasional de los primeros meses de una relación puede
y debe perdurar tras años de convivencia en la pareja. Este mito surge y está
muy ligado a la corriente que vincula amor romántico y matrimonio.
El amor con su forma de
adaptarse y sus mitos ha constituido un elemento de suma importancia en la
organización y la estructura de las instituciones, evidenciar su trascendencia a
este terreno es reconocer su trascendencia y funcionalidad como regulador
social.
El
patriarcado como elemento explicativo del amor romántico
El patriarcado representa en este trabajo,
un referente central en la construcción teórica del amor, para lograr definirlo
se requiere abordar el concepto de género y articularlo posteriormente con la
revisión conceptual del patriarcado, para establecer una relación entre el amor
y el sistema patriarcal. Las funciones asignadas dentro de la sociedad no se
encuentran definidas al azar, esta asignación se define al nacer, ser hombre o
mujer tiene consecuencias en la forma de comportarse, dicho fenómeno es conocido
como asignación de género. A la luz de las aportaciones de Lagarde (1996), el
elemento biológico es uno de los elementos que se encargará de asignar una dimensión
bimórfica a la especie humana de acuerdo con cinco áreas fisiológicas; genes, hormonas,
órganos reproductivos internos, órganos reproductivos externos y gónadas,
elementos indispensables para explicar la diferencia del sexo y el género,
debido a que éste último se forma de manera simbólica a partir de las
diferencias biológicas que nos dividen en hombres o mujeres.
Ahora bien, cuando se
habla de construcciones sociales y símbolicas a partir de la diferencia sexual,
también se habla de estructuras de relaciones de poder, donde impera el dominio
masculino. Al hablar de género, también hablamos de un proceso de construcción
donde las mujeres han sido las menos favorecidas en las relaciones sociales,
detrás del género existen símbolos y una ideología que establece el orden
social, que instaura el patriarcado. El género es considerado entonces como el
conjunto de ideas, representaciones, prácticas y prescripciones sociales que la
sociedad por medio de sus prácticas culturales desarrolla partiendo de la
diferencia anatómica entre mujeres y hombres, para simbolizar y construir
socialmente lo que es considerado como propio de los hombres, es decir “lo
masculino”, y qué es considerado propio de las mujeres, es decir, “lo femenino”
(Lamas, 2000).
El término “patriarcado”
representa a una institución compleja, que refiere una estructura material y
simbólica de la sociedad actual, se emplea desde el siglo diecinueve para
explicar las estructuras sociales, integrando conceptos de género y feminismos
en el siglo veinte, con la finalidad de interpretar las relaciones de poder en
la sociedad. Las posturas tradicionales del patriarcado se han encargado de
explicar las diferencias de desarrollo de la humanidad sustentándola desde
concepciones genéricas. Según Lerner (1990) esta postura trató de explicar de
manera natural los patrones de comportamientos sociales, partiendo del supuesto
que la dominación masculina es un fenómeno universal y natural, debido a que ha
existido una asimetría sexual desde el principio de los tiempos. Dicha
asimetría por si fuera poco, se encuentra respaldada por elementos de índole
religiosa, en tanto que, a la mujer se le ha otorgado por designio divino una
función biológica distinta a la del hombre, teniendo como consecuencia, una
legítima división sexual del trabajo, todos estos elementos resultan en la
asignación de la labor de crianza y la maternidad en la mujer, justificando que
son tareas indispensables para el desarrollo y se transforman en el objetivo de
vida de las mujeres.
En Roma, las prácticas
patriarcales se veían visibilizadas en roles familiares y sociales que
contribuían al aislamiento y la invisibilización de las mujeres, Viveros (2010)
menciona que la mujer era considerada un recurso de reproducción de los
varones, el hijo tenía el deber de honrar a tres padres, a su padre, su abuelo
y su bisabuelo, por lo que Roma era considerada una ciudad de padres, esto se
ve reflejado en la vida en sociedad, asignando las tareas públicas al patriarca
que era representado por el padre y a la mujer a las labores de sometimiento y
reproducción, normalizando para la mujer, la maternidad. Los modelos normativos
de lo que es ser un hombre “masculino” y una mujer “femenina” propuestos por el
patriarcado y aprendidos durante el proceso de socialización han sido
denominados por autoras como Marcela Lagarde (1999, 2005) citada por (Ferrer y
Bosch, 2013) como los mandatos de género.
Estos mandatos de género
van a reglamentar conductas específicas para cada uno de los sexos, primero en
la institución familiar y posteriormente en las instituciones externas como la
escuela y el trabajo, por supuesto presentándose en aquellas que tiene que ver
con las formas de sentir y relacionarse sentimentalmente. Aunado a los mandatos
de género, el patriarcado se ha dotado de mecanismos que permiten mantener y
reproducir la desigualdad, éstos se manifiestan por medio de instituciones,
Facio y Fries (2005) mencionan que las instituciones patriarcales son
prácticas, relaciones u organizaciones que a la par de otras instituciones
operan como pilares estrechamente ligados entre sí para la transmisión de la
desigualdad entre los sexos, las autoras mencionan entre ellos el lenguaje
ginope, la familia patriarcal, la educación androcéntrica, la maternidad
forzada, la historia robada, la heterosexualidad obligatoria, las relaciones
misóginas, el trabajo sexuado, el derecho masculinista, la violencia de género,
etc.
Después de realizar un
análisis a profundidad de cada una de estas instituciones, así como los
elementos propios del amor romántico incluyendo los mitos románticos, se
concluyó acerca de los posibles mecanismos que se encuentran involucrados en la
construcción del amor. Poniendo especial énfasis al modelo de familia,
perteneciente a la institución de familia patriarcal que se encarga de asignar
funciones a los integrantes por medio de la socialización de los niños y niñas,
entre los modelos asignados destaca la producción del varón y la reproducción
de la mujer, entre los comportamientos se aprecia también la postura que la
familia toma en la socialización del amor, la familia patriarcal forma parte
entonces de las categorías de análisis. Considerando el papel que tiene la
reproducción, la maternidad se ubica como un elemento analítico primordial en
la investigación, así como el concepto de “ideal romántico” y los mitos
románticos como auxiliares de este estudio y parte del análisis de las
entrevistas aplicadas.
Participantes
Las mujeres son presentadas como seres
humanos más afectivos, el cariño y el cuidado forman parte de su vida, y la
relación amorosa parece ser más importante para ellas, en este tenor, la
pérdida del amor se convierte en motivo de sufrimiento, y mantener a la pareja
en una de las tareas más importantes para su desarrollo. El proceso de
selección de participantes en la investigación cualitativa debe orientarse a la
comprensión de aspectos subjetivos, González (2009) refiere que la definición
del grupo participante en la investigación cualitativa se va definiendo a
partir de las necesidades que aparecen en un curso de la investigación. Considerando
que dentro de la investigación de corte cualitativo se emplean muestras
pequeñas no aleatorias, el presente estudio se enfoca en mujeres, el tipo de
muestreo que se desarrolla es por saturación, de acuerdo con Martín-Crespo y
Salamanca (2007), en este tipo de muestreo se eligen las características de los
participantes y comienza a desarrollarse hasta que se llega a la saturación de
información, considerando finalmente para este estudio un total de siete
participantes.
Lagarde (2001) menciona
que para las mujeres el amor representa un elemento que define su identidad de
género, por tal motivo, se eligieron mujeres que siguiendo el criterio de
observación previa de participantes en el contexto, podían aportar su
experiencia con respecto al amor, siendo mujeres jóvenes que se encontraban
involucradas en una relación de pareja o bien, que se han visto inmersas en
ellas, ubicadas dentro del nivel medio superior, considerando que este contexto
era cercano por la relación laboral de la investigadora. Para cumplir los
propósitos de la pesquisa, se eligió la entrevista semi-estructurada, que según
Álvarez-Gayou (2003), muestra una secuencia de temas. La elaboración de la guía
indica las materias y su secuencia, instrumento en el que las preguntas fueron
planteadas por su relevancia para el cumplimiento del objetivo de investigación.
La entrevista queda estructurada en torno a los siguientes ejes temáticos del
ideal romántico en los cuales se integra: el ideal de la pareja, la familia
patriarcal, maternidad y mitos románticos, ejes a partir de los cuales se
formularon las preguntas detonadoras.
Con la finalidad de
evaluar la calidad de la búsqueda, se siguieron criterios de calidad propios de
la investigación cualitativa, de acuerdo con Rojas (2014) y Corral (2016)
reconocidos a través de la credibilidad
que implica que los resultados de la
investigación son creíbles asegurándose por medio de la permanencia prolongada
en el entorno, considerando que el contexto es parte del área laboral
cotidiana, lo cual permite apropiarse de la cultura y ganar la confianza de las
personas, el riesgo de este criterio radica en volverse nativa de la población,
sin embargo, dicho riesgo disminuye en tanto que no se tiene contacto diario
con las entrevistadas en tanto que no pertenecen al grupo de trabajo escolar
directo.
La triangulación como elemento
de validez interna de la investigación fue empleada específicamente en la
técnica de entrevista, considerando que de acuerdo con Rojas (2010), se deben
reconocer los elementos afectivos, personales y sociológicos de las personas
que serán entrevistadas, lo que permite tener un indicio de sus características
y cualidades, así como la triangulación teórica que se desarrolla a partir de
la lectura plural de las informaciones obtenidas, con la finalidad de
desarrollar credibilidad en la interpretación de los resultados. En cuanto a la
validez externa, también denominada transferibilidad, que no pretende centrarse
en una generalización de los resultados, puesto que no es el objetivo de la
investigación de corte cualitativo, sino que el proceso de indagación pueda ser
replicado en otros contextos. Se desarrolló una descripción del muestreo
teórico, considerada en los criterios de selección de participantes del
presente estudio, con la finalidad de justificar a las participantes del
estudio y su relación con el bosquejo que se ha desarrollado a partir de la
literatura.
Hallazgos
A partir del análisis de las respuestas
que proporcionaron las mujeres en las entrevistas y considerando como punto de
referencia la construcción teórica del amor romántico se obtuvieron los
siguientes hallazgos; el amor romántico dista mucho de un modelo equitativo de
amor, se ve atravesado por los conceptos de género, determina los
comportamientos aceptados para cada sexo, donde la conservación de esta
estructura desigual se mantiene a través de un sistema patriarcal, que
dictamina un orden supremo para el género masculino y una subordinación para
todo lo referente con lo femenino.
La familia patriarcal es
una institución vital en la construcción del amor romántico, a través de éste,
se configura el ideal de género del modelo patriarcal. En el caso de los
hombres, se promueven dos elementos, el primero, la desidentificación de lo femenino que se manifiesta en el rechazo a
los sentimientos de apego y cuidado que socialmente pertenecen a la mujer. En
la relación de pareja, se hallan ausentes o distanciados de lo afectivo, lo
cual es aceptable de la masculinidad en el patriarcado. El segundo de ellos,
denominado control masculino en las
relaciones de pareja, cuyas manifestaciones son variadas, se expresan a través
de los celos del padre sobre la vida de la madre, la amenaza de abandono a la
familia y a la pareja por parte del varón, el control de lo económico al
interior de la familia y la relación, e incluso por medio del sometimiento físico,
a través del maltrato.
Las mujeres afirman el
modelo socialmente aceptado e instaurado en el patriarcado, se presentan como
mujeres amorosas, entregadas a los sentimientos, el rol de cuidado y
procuración del resto de la familia, son ellas quien ante la falta de afecto en
el hombre se hacen cargo de cuidar los bienes emocionales de la familia,
haciendo evidente que existe una diferenciación de la importancia del amor en
hombres y mujeres, para las mujeres el amor es más significativo que para los
hombres en la familia patriarcal. Las mujeres dentro del estudio reconocen la
importancia que tiene la familia en la construcción del amor, perciben que la
familia es un núcleo importante en la transmisión y construcción del amor en
sus vidas, incluso después de reconocer que el amor en sus familias está
construido desde una base patriarcal donde los roles de afecto se desarrollan
de forma diferenciada y desigual.
En la cuestión de
maternidad como una institución dentro del patriarcado que permite afianzar los
elementos de cuidado y entrega al otro, es a la mujer a quien se le asigna
también la tarea de educar en las emociones, subsumidas en el terreno de lo
privado, y a pesar de que las mujeres del estudio no aceptan la maternidad como
un elemento inherente del amor de pareja, si observan esta tarea a futuro,
integrándola a sus planes de vida. Estos roles de género reafirman los
asignados en el patriarcado, siendo integrados al modelo de amor romántico por
medio de los mitos amorosos. Donde las mujeres mantienen una aspiración y
anhelo del otro, se apuesta a la llegada de alguien que represente el
complemento en la relación, este otro, debe ser parecido a uno. El mito de la media naranja se instaura
como parte importante de la relación y del amor romántico.
La entrega y la
pertenencia en las relaciones románticas son elementos diferenciadores entre
hombres y mujeres. Para las mujeres, el
mito de la fidelidad tiene un papel transcendental en la construcción de
una relación amorosa, valoran la fidelidad como un elemento de unión y
consolidación de la pareja, una muestra de respeto, no solo al interior del
vínculo sino de respeto a sí mismas cuando le son fieles al otro. Un elemento
que al ser transgredido causa el quiebre de la relación de pareja, para las
mujeres la fidelidad tiene un alto impacto en dicha unión.
Respecto al compromiso dentro de las
relaciones amorosas que se fortalecen mediante el mito del matrimonio, no tuvo gran afinidad por las mujeres de
este estudio considerando que son mujeres jóvenes y todas ellas se encuentran
estudiando el nivel medio superior. Sin embargo, el matrimonio representa para
ellas una aspiración de la formalización del amor en las relaciones románticas,
se mantiene un anhelo de la unión con el otro, un elemento del plan de vida,
incluso la idealización de un vínculo que se mantenga toda la vida.
La creencia de que el
amor es como un lazo que puede mantenerse o solucionar los problemas, la
mayoría de ellas considera que cuando realmente se siente amor, se puede
enfrentar cualquier problemática, traducido en el mito de la omnipotencia. Cuando los problemas comienzan a rebasar
la relación de pareja, las mujeres lo observan como el declive de la relación,
el amor se acaba, cuando no puede enfrentarlo todo, sin embargo, existe un anhelo
de encontrar a una persona con la que se pueda establecer permanentemente.
Finalmente, el mito de los celos, en el deber ser,
las mujeres toman dos posturas, la primera de ellas con el rechazo a este tipo
de manifestaciones, considerando que los celos son sinónimo de desconfianza en
la pareja. La segunda, justificando los celos como una manifestación de
preocupación y procuración en la pareja, siempre y cuando lo celos no lleguen a
la violencia física. Las participantes de la investigación han sido parte de
relaciones en las cuales se manifiestan conductas de celos en diversas formas,
manipulando su libertad así como sus bienes, incluso aquellas que consideran
los celos como una forma de inseguridad en la persona, se han visto inmersas en
relaciones que involucran celos, frente a lo cual, emplean argumentos
románticos que justifican sus conductas como la preocupación por el otro, el
miedo a perder al ser amado. Tanto la familia patriarcal, como los mitos
románticos contribuyen a fortalecer el ideal romántico, el ideal romántico
definido como aquellas características que se desean en una pareja dentro de un
modelo romántico y por supuesto, vinculado con el sistema patriarcal y la
asignación de género, lo que genera que los modelos de comportamientos cambian
dependiendo de si se es hombre o mujer en la relación.
El anhelo más
representativo de las mujeres que participan en el estudio, con respecto su
modelo ideal de pareja, versa en un modelo masculino que se centre en el
cuidado por el otro y la protección, se desea a un hombre que acompañe a la
pareja, que represente un papel activo en la relación, considerando que el
desapego del hombre con respecto a la demostración de afecto y sentimientos es
una constante en el sistema patriarcal. En el amor romántico se aspira a una
pareja que demuestre sus sentimientos y que sea detallista en la relación, la
forma en que un hombre toma posesión de dichas características es a través de
un modelo masculino fuerte y protector.
Las mujeres dentro de las
relaciones amorosas, manifiestan abiertamente sus emociones y su afecto. Señalan
como características deseables, mujeres atentas a la pareja, cariñosas,
comprensivas, preocupadas por el otro y procurando la demostración del amor en
todo momento, afirmando dos cosas, la primera de ellas, que se orienta a los
patrones deseables en la mujer dentro del ideal romántico, traducido como mujeres
pasivas en la relación, reservadas para el terreno de lo privado y que deben
tener presente que antes de ser para sí mismas, requieren ser para el otro. La
segunda, que afirma la clara diferenciación entre el comportamiento amoroso de
hombres y mujeres, los hombres distanciados del amor, o bien, de las
manifestaciones afectivas, las mujeres afectuosas, poseedoras de los bienes
sentimentales en la relación.
El amor romántico cumple
su función en el patriarcado, es un amor que aparenta una libre elección, da la
oportunidad de elegir a la persona con la que se pretende establecer un
vínculo, retira la presión del estatus o el aseguramiento de la tierra por
medio de la unión del otro, pero enlaza a través de los mecanismos de
aspiración a un ideal romántico, señalando los parámetros de una pareja ideal,
donde la elección de la pareja termina respondiendo a modelos previamente
estipulados y aceptados. Mantiene a las mujeres involucradas en este
sentimiento a través de diversos mecanismos, entre ellos, la aceptación e
inclusión de los mitos románticos en su vida cotidiana y amorosa, ponderando al
amor como un elemento vital, por el que vale la pena sufrir y perdonar. Respaldados
y reproducidos en el seno de la familia patriarcal, los mitos románticos y el
ideal romántico, se mantienen a lo largo del tiempo, se trasforman y se
adaptan, pero siempre se conservan dentro de los parámetros aceptados por el
patriarcado, concretándose en un sistema desigual, donde lo femenino termina
siendo un elemento desvalorizado por la sociedad.
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