TRABAJADORAS
DEL HOGAR: GRUPO VULNERABLE AL MALTRATO Y DESIGUALDAD LABORAL
DOMESTIC WORKERS: VULNERABLE TO ABUSE AND EMPLOYMENT
INEQUALITY GROUP
Yolanda Velázquez Narváez1
Fabiola Peña Cárdenas2
Lucía Ruíz
Ramos3
1Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. Correo
electrónico: yovelazquez@docentes.uat.edu.mx
2 Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. Correo
electrónico: fcardenas@docentes.uat.edu.mx
3Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. Correo
electrónico: luruiz@docentes.uat.edu.mx
Resumen
El presente trabajo surge como producto
de la red de investigación “Evaluación e intervención en factores de riesgos
psicosociales” y tiene dos objetivos; el primero consiste en establecer las
condiciones de empleo de las trabajadoras del servicio doméstico en México y la
percepción que tienen respecto al trato de sus patrones hacia ellas; y el
segundo en estimar la probabilidad de que la empleada doméstica perciba un buen
trato por parte de sus patrones, de acuerdo con cada
una de las variables que componen los modelos de estudio.
Para ello, se tomó información de una
fuente secundaria a partir de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en
México (ENADIS, 2010), aplicada a trabajadoras del servicio doméstico. La
muestra estuvo conformada por 404 mujeres trabajadoras domésticas en la
República Mexicana. Se encontró que un elevado porcentaje de empleadas
domésticas no cuentan con prestaciones laborales, y que el 23.7% de la muestra
consideran que no son tratadas con respeto, al menos en ocasiones. La única
variable respecto a las características
contractuales de trabajo asociada al trato con respeto fue el aguinaldo, mientras que, para las características del trato, las variables
asociadas fueron uso del teléfono y permiso de salir.
Se concluye que la desigualdad de género
y discriminación hacia la mujer trabajadora en México sigue siendo un problema
latente, vulnerando especialmente a las trabajadoras del hogar, donde se
presenta nulidad de sus derechos legales como trabajadoras y situaciones de
discriminación y maltrato. No obstante, muchas veces ellas no son conscientes
de esta situación. Por otro lado, la percepción que tienen en cuanto al trato
con respeto que reciben por parte de sus empleadores no se asocia directamente
a las características contractuales de trabajo, sino al grado de libertad
percibido para atender situaciones personales durante su jornada laboral.
Palabras
clave: empleadas del hogar, desigualdad laboral, género,
violencia laboral, maltrato
Abstract
This work was
originated by the "evaluation and intervention on psychosocial risks
factors project" and has two objectives; the first is to establish the
conditions of employment of women workers in domestic service in Mexico and her
perceptions with respect to treatment from her employers, and the second is
estimating the probability that the domestic employee perceives a good
treatment by their employers, according to each of the variables that compose
the study models.
The
information was taken from a secondary source from the National Survey of Discrimination
in Mexico (ENADIS, 2010), applied to domestic service workers. The sample was
404 women domestic workers in the Mexican Republic. It was found that a high
percentage of domestic workers don’t have employment benefits, and the 23.7% of
the sample consider that they are not treated with respect, at least
occasionally. The only variable for the contractual characteristics of work
associated with dealing with respect was the bonus, while for the characteristics
of the treatment; the associated variables were using the phone and permission
to leave.
It is
concluded that the gender inequality and discrimination against women workers
in Mexico is still a latent problem, especially present in the domestic workers,
where nullity of legal protection generate discrimination and ill treatment.
However, often they are not aware of this situation. On the other hand, the
perception regarding dealing with respect they receive from their employers is not
associated directly contractual characteristics of work, but with the perceived
degree of freedom to respond to personal situations during their workday.
Keywords: domestic employees, occupational inequality, gender, labor violence,
ill treatment
recepción: 02 de agosto
de 2018/aceptación: 16 de octubre
de 2018
Problemática
de desigualdad y maltrato que viven las trabajadoras domésticas
A través de la historia se ha podido
constatar que las mujeres latinoamericanas suelen ser continuamente víctimas de
violencia laboral. “Las conductas abusivas de algunos empleadores y empleadoras
se manifiestan en malos tratos y en la negación de sus derechos” (CONAPRED,
2011, p. 50).
Por lo tanto, la
violencia emerge desde dos vertientes que, aunque son independientes una de la
otra, se relacionan estrechamente entre sí. Una se encuentra asociada a conductas
agresivas contra la mujer trabajadora expresadas por maltrato físico o verbal,
hostigamiento y acoso sexual, generada principalmente por sus patrones o
supervisores inmediatos; mientras que la otra es más sistematizada, ya que surge
a partir de la falta de protección legal (o vigilancia de su cumplimiento)
hacia sus derechos como trabajadoras, originando actos de discriminación y
desigualdad laboral, manifestadas por jornadas laborales arbitrarias, falta de
prestaciones sociales, salarios poco competitivos y amplia rotación (Anguiano y
Ortiz, 2013, p. 97). En ambos casos, predomina una violencia de género, en la
cual las mujeres integran el grupo más vulnerable (Maqueda,
2006, p. 8).
Esta expresión de
discriminación y desigualdad se refleja en las condiciones laborales que
caracterizan la inserción cada vez más frecuente de la mujer en el campo
productivo, donde las condiciones de trabajo son nada competitivas, y predomina
una falta de acceso a trabajos más calificados, originando no sólo condiciones
laborales subestándares, sino además, propiciando que
dichas mujeres sean un blanco fácil de la victimización de la violencia en el
ámbito laboral, al carecer de condiciones de equidad respecto al género
masculino (Alonso et al., 2006, p.
156).
Uno de los grupos
laborales altamente vulnerables es sin duda el de las trabajadoras del hogar, en
el cual el nivel de ingreso es muy inferior respecto a otras ocupaciones (Horbath y Gracia, 2014, p. 478). La Organización Internacional
del Trabajo (en delante OIT) (2010a, p. 11), define el trabajo doméstico desde
1951 como: “un trabajador remunerado que trabaja en un domicilio privado, sea
cual sea el método y el período de remuneración, que pueda estar empleado por
uno o varios empleadores que no obtienen ningún beneficio pecuniario por esa
labor”. Daeren (2000, p. 8), asevera que esta
ocupación históricamente se ha caracterizado por condiciones de trabajo
precarias, ya que suele presentarse un elevado grado de dependencia entre la
empleada y el empleador, predominando un estado constante de subordinación.
También afirma que en este sector productivo existe una exclusión de la legislación
laboral y que este problema aumenta con el hecho de que muchas mujeres que
ocupan estos puestos son migrantes.
En este sentido, la OIT
(2018, p. 1-2), considera que el personal doméstico remunerado pertenece al
grupo de trabajadores asalariados informales que se ubican afuera del sector
informal, sin embargo, le reconoce a esta ocupación los derechos de cualquier
otra actividad económica (OIT, 2010a, p. 1). De hecho, en el año 2011, la OIT
impulsó el Convenio 189 sobre la regulación y protección de los trabajadores
domésticos (Reynoso, 2011, p. 593). Sin embargo, éste no ha sido ratificado por
México, por lo que puede entenderse que “el Estado Mexicano no reconoce los
derechos de las mujeres que trabajan en el hogar” (Santillán, 2016, p. 69). No obstante
existen esfuerzos localizados por empoderar a las mujeres trabajadoras de este
sector productivo, de tal forma que, desde el año 2000 se creó el Centro de
Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), el cual funciona en la
Ciudad de México, y más recientemente (2015), el Sindicato Nacional de
Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO) (Rojas y Contreras, 2018, p.
3). A pesar de ello, la realidad que viven en el día a día las mujeres que
integran este grupo laboral, refleja una serie de situaciones que merman su
calidad de vida como trabajadoras, haciéndolas objeto de diferentes formas de
discriminación.
Ante esto, las autoras
del presente trabajo se proponen lograr dos objetivos principales durante el
desarrollo del mismo. El primero, consiste en establecer las condiciones de
empleo de las trabajadoras del servicio doméstico en México y la percepción que
tienen respecto al trato de sus patrones hacia ellas, para lo cual se
utilizaron los datos generados por la Encuesta Nacional sobre Discriminación en
México (ENADIS, 2010). El segundo, consiste en estimar la probabilidad de que
la empleada doméstica perciba un buen trato por parte de sus patrones, de
acuerdo con cada una de las variables que componen los modelos de estudio, las
cuales consideran aspectos tanto del grado de libertad y confianza percibidos
por la empleada, como características del salario y prestaciones recibidas como
remuneración a su trabajo.
El
estado de las mujeres trabajadoras del hogar en México
De acuerdo con cifras oficiales del
Instituto Nacional de Geografía y Estadística – INEGI (2017, pp. 2-13), en
México el 51.4% de la población son mujeres. Para el tercer semestre del año
2016, las mujeres de 15 años y mayores era de 19.9 millones, las cuales en su
mayoría se encontraban laboralmente ocupadas. Se considera que dos de cada tres
de ellas son subordinadas y remuneradas. Sobre este fenómeno, Barrios y Barrios
(2016, p. 43), afirman que, durante el primer trimestre del 2016, la fuerza
laboral de las mujeres mexicanas se concentró principalmente en el sector de
servicios con una participación del 53.8% de las mujeres empleadas.
Sin embargo, el 37.7%
no cuenta con acceso a servicios de salud como parte de sus prestaciones
laborales, el 41.9% no cuenta con un contrato escrito, el 33.8% no goza de
prestaciones laborales, sólo una de cada dos trabajadoras subordinadas tiene
derecho a vacaciones pagadas, poco más de la mitad (62.6%) recibe aguinaldo y
únicamente el 16.9% recibe reparto de utilidades (INEGI, 2017, pp. 2-13). Esto
implica una situación permanente de desventaja social y económica ante la falta
de protección laboral, además de no coincidir con los principios del concepto
de trabajo decente (Ghai, 2003, p. 125), el cual es
concebido como un “trabajo productivo y adecuadamente remunerado, ejercido en
condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana” (Barrón, 2013,
p. 109), ya que cuando se compara la inserción de las mujeres al sector
productivo en relación a la inserción de los hombres, se evidencian diversas
formas de discriminación que van desde la segregación ocupacional, hasta la
diferenciación en cuanto al salario percibido y el acceso a programas sociales
y de salud (Horbart y Gracía,
2014, p. 486). De tal forma que este grupo laboral es altamente vulnerable
tanto en la dimensión social como económica. Esta vulnerabilidad se origina en
la subvaloración del trabajo femenino y del rol social que se le ha asignado a
la mujer a través de la historia (Rodgers, 2009, p.
71).
Esta problemática se
acentúa en los grupos de mujeres indígenas jóvenes, que al tener que migrar
hacia áreas urbanas, ingresan al campo productivo casi automáticamente como
empleadas domésticas (Horbart, 2008, p. 34). De
acuerdo con Mendoza y Armendáriz (2017, p. 2), el 11% del total de mujeres
empleadas en los hogares mexicanos son de origen indígena. En este sentido, Hidalgo
(2016, p. 6) establece que esta inclusión al campo productivo por medio de la
contratación de servicios para el hogar, representa en sí misma una condición
de discriminación hacia estas mujeres, al ser una elección que es resultado de
la falta de oportunidades laborales.
Para Lexartza, Chaves y Carcedo (2016,
p. 7), el trabajo doméstico es considerado como una de las ocupaciones más
afectadas por la informalidad en los países de América Latina y el Caribe,
ocupando alrededor de 18 millones de personas en la región, de las cuales el
93% son mujeres. No obstante, a pesar de ser una de las principales fuentes de
empleo femeninas, sigue siendo uno de los espacios laborales con mayores
desventajas respecto a otros empleos, es decir, a pesar de los esfuerzos
realizados por los gobiernos para fortalecer la igualdad de género y el derecho
al trabajo digno, el servicio doméstico continúa siendo subvalorado, en su
calidad de trabajo no cualificado, puesto que se parte de la idea de que la
empleada, por el hecho de ser mujer, tiene la capacidad innata de desempeñar las
tareas del hogar (OIT, 2010b, p. 5).
Durin
(2013, p. 104) señala que existen algunas características comunes entre las
trabajadoras domésticas en el territorio nacional que incrementan su
vulnerabilidad, tales como el hecho de ser mujeres, quienes en muchos casos son
de origen indígena, su condición de migrantes, su edad temprana y en ocasiones el
ser domésticas de tiempo completo, lo que las hace residir en un hogar ajeno
limitando su independencia. Cabe señalar que las condiciones de desigualdad y
abusos hacia las trabajadoras domésticas mexicanas no se limitan a aquellas que
habitan en el país. En Estados Unidos de Norteamérica Burnham
y Theodore (2012, p. 41) señalan que alrededor del 95% de las personas que se
desempeñan como trabajadores domésticos en ese país son mujeres, el 78% es de
origen extranjero y el 56% no cuenta con ciudadanía, lo que las ubica fuera de
la ley y por lo tanto, no acreedoras a protección legal laboral. Como se sabe,
México es “exportador” de grandes cantidades de mano de obra hacia el país
vecino, principalmente caracterizada como migración ilegal.
Por otro lado, puesto
que las labores domésticas han sido históricamente desarrolladas por mujeres de
forma no remunerada, esta actividad no se encuentra contemplada dentro de la definición convencional del trabajo por
lo que, “sigue siendo una actividad relegada al ámbito de la privacidad y a
merced de la explotación y de los abusos” (Parella, 2003, p. 122). Al respecto,
Magliano (2017, p. 8) afirma que la falta de
reconocimiento de los derechos laborales de las trabajadoras del hogar por
parte de sus empleadores, se origina en el antecedente de que este tipo de
trabajos surgieron como parte de relaciones interpersonales y no de una
relación laboral regulada, basándose más en la “voluntad” y “confianza” mutua,
que en un contrato establecido.
Lo
que señalan los resultados de ENADIS (2010)
De acuerdo con el Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación (CONAPRED, 2011, pp. 32-44), los resultados
generados a través de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (ENADIS,
2010), arrojaron que el 38.8% de las mujeres encuestadas consideran que el
principal problema para este grupo laboral es la percepción salarial baja, mientras
que el 19.3% señalaron como segundo lugar aspectos relacionados con el trato
(abusos, maltratos, humillaciones y discriminación).
Respecto a las
condiciones de trabajo, los resultados ponen en evidencia que nueve de cada
diez mujeres trabajadoras del hogar no cuentan con un contrato laboral formal,
lo cual de inicio ya brinda la pauta para la omisión de derechos laborales para
ellas. Estas omisiones se presentan en diferentes formas. En cuanto al horario
laboral, en la mayoría de los casos las trabajadoras dedicadas al servicio doméstico
laboran de 5 a 6 días, aunque en menor escala (6.5%), llegan a trabajar hasta
siete días a la semana, lo que implica que no gozan de por lo menos un día de
descanso semanal, mientras que el 47.4% refirió trabajar durante todo el día.
Dentro de la falta de derechos laborales que más se presentaron en la muestra
estudiada, estuvieron la falta de prestaciones como servicios médicos,
vacaciones, aguinaldos y horarios fijos.
A pesar de todo esto,
el 54.1% de la muestra no considera que en México no se respetan los derechos
de las trabajadoras del hogar. Es decir, parecieran no estar conscientes de sus
derechos y de la omisión que sus patrones hacen de los mismos. El CONAPRED (2011,
p. 50) señala que existen características en el ámbito laboral que favorecen
estos resultados, tales como el aislamiento e invisibilidad que se presenta y
que deriva en la poca o nula garantía en sus derechos como trabajadoras. Así
mismo, el grado de vulnerabilidad se incrementa cuando el trabajo del hogar
está feminizado. Esto coincide con los hallazgos realizados por Barrón (2013,
p. 111) al sur de México, donde se establece que por cada trabajador masculino
que posee un empleo identificado como vulnerable, -es decir, trabajadores por
cuenta propia o asalariados con condiciones laborales precarias-, 1.36 mujeres
en Colima y 1.10 mujeres en Villa de Álvarez, presentan la misma condición.
En cuanto al trato con
respeto, el 79.9% considera que ha sido tratado con respeto en su trabajo, sin
embargo, si se toma en cuenta la respuesta “a veces”, se puede decir que dos de
cada diez trabajadoras del hogar han vivido la experiencia de no ser tratadas
con respeto en el ámbito laboral. De igual forma, de enero a octubre del 2010,
el 12.7% de las trabajadoras del hogar que dejaron su empleo, lo hicieron por
percibir malos tratos hacia ellas en su lugar de trabajo.
Metodología
Considerando que tanto la desigualdad
laboral como el maltrato por parte de patrones hacia las empleadas del hogar
son situaciones que violentan y merman la calidad de vida de dichas
trabajadoras, se realiza el presente estudio como un avance en los trabajos de
investigación de la red “Evaluación e intervención en factores de riesgos
psicosociales”, cuyo objetivo principal es prevenir las conductas que inciden
sobre la salud física, social y emocional de la población trabajadora, en este
caso, de las mujeres trabajadoras del hogar.
Para el desarrollo del
presente, la fuente de la cual se obtuvieron los datos a analizar fue generada
por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED, 2010), por
ser la base de datos de acceso abierto más reciente a nivel nacional. La
información tomada se derivó del factor 8 de la encuesta respecto al trabajo
doméstico.
Como primer paso se
determinaron las variables de estudio. Estas se clasificaron en dos dimensiones
que caracterizan la relación de trabajo y que pueden incidir en la percepción
de las integrantes de la muestra respecto al trato recibido por sus empleadores.
La primera se denominó características
contractuales del trabajo y la segunda características
del trato. Ambas se clasificaron como variables independientes.
Las preguntas que miden
las variables independientes que corresponden a las características contractuales del trabajo y a las características del trato, se detallan
en la Figura 1. Todas las variables son dicotómicas con respuestas sí o no y el
nivel de medición de cada una de ellas es nominal.
Figura
1.
Dimensiones y variables independientes de los modelos
|
Factor |
Variable |
Pregunta |
I |
Características contractuales del
trabajo |
Horario |
¿Tiene horario fijo? |
Aguinaldo |
¿Le dan algún aguinaldo? |
||
Vacaciones |
¿Le dan vacaciones? |
||
Seguro |
¿Cuenta con seguro médico? |
||
Pago |
¿Le pagan con regularidad? |
||
II |
Características del trato |
Comer |
¿Come usted lo mismo que la familia? |
Teléfono |
¿Puede usar el teléfono? |
||
Llave |
¿Tiene llave de la puerta de entrada? |
||
Permiso |
¿Le dan permiso cuando necesita salir? |
Fuente:
elaboración propia con información del ENADIS generada por el CONAPRED (2010).
Para la variable dependiente se
consideró la pregunta sobre trato con
respeto, la cual fue dicotómica, con nivel de medición nominal con respeto
y sin respeto. Una vez definida las variables, se aplicó una regresión
logística binaria multivariada, para obtener los modelos de estudio y estimar
la probabilidad de tener un trato con respeto en función a cada una de las
variables propuestas.
Resultados
Los resultados respecto a las
características de la muestra fueron los siguientes. La muestra estuvo conformada por un total de 404 mujeres
trabajadoras domésticas de la República Mexicana, con una edad media de 41.5
años y una desviación estándar de 12.4 años. La cantidad de féminas que sabe
leer o escribir fueron 373 (92.3%), mientras que 7 (1.9%) asistían a la
escuela. El estado civil de las mujeres se distribuye como: 134 (33.2%)
casadas, 79 (19.6%) solteras, 71 (17.6%) separadas, 54 (13.4%) viven con su
pareja, 41 (10.1%) viudas, 23 (5.7%) divorciadas y 2 (0.5%) no contestó.
En lo concerniente a la percepción
salarial, la distribución se muestra en la Figura 2.
Figura
2.
Distribución de las trabajadoras según el salario semanal
Salario (pesos Mx) |
Cantidad de trabajadoras |
A lo más $400 |
110 (27.2%) |
Entre $401 y $600 |
113 (28.0%) |
Entre $601 y $800 |
73 (18.1%) |
Más de $800 |
68 (16.8%) |
Casos perdidos |
40 (9.9%) |
Fuente: elaboración propia con
información de ENADIS generada por el CONAPRED (2010).
En cuanto a las prestaciones laborales,
los resultados se presentan en la Figura 3.
Figura 3.
Distribución de las trabajadoras según el tipo de trabajo
Variable |
Pregunta |
Total |
Horario |
¿Tiene horario fijo? |
Sí 184 (45.5%) No 180 (44.6%) A veces 38 (9.4%) NS 2 (0.5%) |
Aguinaldo |
¿Le dan algún aguinaldo? |
Sí 147 (36.4%) No 198 (49.0%) A veces 46 (11.4%) NS 9 (2.2%) Perdidos 4 (1.0%) |
Vacaciones |
¿Le dan vacaciones? |
Sí 105 (26.0%) No 209 (51.7%) A veces 23 (5.7%) NS/NC 28 (6.9%) Perdidos 39 (9.7%) |
Seguro |
¿Cuenta con seguro médico? |
Sí 34 (8.4%) No 351 (86.9%) A veces 12 (3.0%) NS 1 (0.2%) Perdidos 6 (1.5%) |
Pago |
¿Le pagan con regularidad? |
Sí 381 (94.3%) No 12 (3.0%) A veces 9 (2.2%) NC 2 (0.5%) |
Fuente:
elaboración propia con información de ENADIS generada por el CONAPRED (2010).
Los resultados manifiestan que existe desigualdad
laboral en este grupo de trabajadoras, generada a partir de jornadas laborales
arbitrarias, falta de prestaciones sociales y salarios poco competitivos, ya
que se puede constatar que más del 27% de la población estudiada tiene un
ingreso no mayor a los $400.00 pesos por semana. Esto es inferior al salario
mínimo establecido por el Consejo Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI, 2010,
p. 1), para ese año, equivalente a $54.47 pesos diarios establecido para
actividades generales, tomando como referencia el tabulador más bajo (zona
geográfica C).
Así mismo, se encontró
que el 44.6% no cuenta con un horario fijo, el 49% no recibe aguinaldo, el
51.7% no tiene derecho a vacaciones pagadas, el 86.9% no tiene cobertura médica
como trabajadora y el 3% no recibe su sueldo con regularidad. Con respecto al
trato brindado por sus patrones, de acuerdo con la percepción de las empleadas del
hogar, se encontró que 303 trabajadoras, correspondientes al 75% de la muestra consideran
que son tratadas con respeto, mientras que 96 (23.7%) manifiestan que no son
tratadas con respeto, al menos en ocasiones. Por último, 5 encuestadas (1.2%)
no supo definir si ha sido tratada o no con respeto, o no respondió.
Respecto a la
generación de los modelos estadísticos I y II, para determinar la asociación
entre variables, se obtuvieron los resultados que se muestran en la Figura 4 a
partir de una regresión logística binaria multivariada, donde la variable
dicotómica dependiente del nivel de medición nominal fue el tipo de trato; con
respeto y sin respeto.
Figura
4.
Resultados de los modelos de probabilidad
Modelo |
Variables |
Coeficiente (B) |
Error estándar |
Wald |
g.l. |
p-valor |
Exp(B) |
I |
Horario |
0.068 |
0.270 |
0.064 |
1 |
0.801 |
1.10 |
Aguinaldo |
0.732 |
0.325 |
5.052 |
1 |
0.025 |
2.10 |
|
Vacaciones |
-0.534 |
0.367 |
2.115 |
1 |
0.587 |
0.60 |
|
Seguro |
-0.395 |
0.666 |
0.351 |
1 |
0.674 |
0.70 |
|
Pago |
-0.901 |
0.490 |
3.378 |
1 |
0.066 |
0.41 |
|
Constante |
1.638 |
0.692 |
5.611 |
1 |
0.018 |
5.15 |
|
II |
Comer |
-0.510 |
0.328 |
2.416 |
1 |
0.120 |
0.60 |
Teléfono |
0.919 |
0.258 |
12.649 |
1 |
0.000 |
2.50 |
|
Llave |
-0.341 |
0.275 |
1.542 |
1 |
0.214 |
0.71 |
|
Permiso |
0.725 |
0.315 |
5.295 |
1 |
0.021 |
2.06 |
|
Constante |
0.479 |
0.376 |
1.622 |
1 |
0.203 |
1.62 |
Fuente:
elaboración propia. (g.l. = grado de libertad, Exp(B) =
Exponencial de B).
Como se aprecia en la Figura 4, para el
modelo I correspondiente a la dimensión características
contractuales de trabajo, se encontró que la única variable asociada al
trato con respeto fue aguinaldo. En otras palabras, una trabajadora que reciba
aguinaldo tiene 2.1 veces más probabilidades de percibir un trato con respeto
que una colega que no lo reciba. Esto puede deberse a que, dada la nulidad de
protección laboral con que cuentan las trabajadoras de este sector productivo,
el recibir una gratificación económica adicional a su sueldo, suele ser
considerado como causa de la buena voluntad de su empleador, y esto tiene que ver
más en este caso, con una actitud de gratitud y reconocimiento hacia el trabajo
realizado durante el año, que con una obligación legal.
Respecto al modelo II,
correspondiente a las características de
trato, las variables asociadas al trato con respeto son dos, 1) la libertad
de utilizar el teléfono de casa cuando lo requiere y disponer de permiso para
salir si lo necesita. Es decir, una trabajadora que pueda usar el teléfono de
la casa donde trabaja cuando lo requiere, tiene 2.5 veces más probabilidades de
sentirse tratada con respeto que una empleada a la que no se le permita usarlo.
De la misma forma, una empleada que obtenga permiso de salir cuando lo necesite
tiene el doble (2.06) de probabilidades de tener una percepción de ser tratada
con respeto que una colega a quien no se le otorgan permisos.
Aunque no se puede
afirmar con certeza las razones de estas asociaciones, puede asumirse que ambas
variables se refieren al grado de libertad que recibe la empleada para atender
asuntos privados en su contexto familiar, de pareja o personal (de salud,
educativos, legales, etc.), dentro del horario laboral establecido, lo que implica
cierto grado de empatía de parte de sus empleadores.
Consideraciones
finales
En México existen esfuerzos por
reconocer la igualdad de género en el ámbito laboral, a pesar de ello, la
desigualdad y discriminación hacia la mujer trabajadora sigue siendo un
problema latente. En este sentido, un grupo altamente vulnerable es el de las
trabajadoras del hogar, las cuales son víctimas de la negación de derechos como
trabajadoras incidiendo en salarios y prestaciones muy por debajo de otras
actividades productivas, al prevalecer una casi nula protección jurídica hacia
ellas (Ghai, 2003, p. 125; Anguiano y Ortíz, 2013, p.
97). Por lo tanto, estas características de
trabajo son opuestas a lo denominado trabajo decente (Barrón, 2013, p. 109). Esta
problemática se incrementa cuando la actividad laboral es feminizada (CONAPRED,
2011, p. 50), y se agudiza cuando dichas mujeres pertenecen a grupos en
desventaja social (Daeren, 2000, p. 8; Durin, 2013, p. 104), de tal forma que estas condiciones de
trabajo generan que las mujeres sean blanco fácil para otro tipo de
victimización (Alonso et al., 2006,
p. 156), como la violencia explícita, manifestada por agresiones, acoso y
humillaciones.
No obstante, llama la
atención que a pesar de ello, el 75% de las trabajadoras que integran la
muestra consideran que son tratadas con respeto, mientras que el 54.1% de la muestra
incluida en la ENADIS (2010) no considera que en México no se respeten los
derechos de las trabajadoras del hogar. Esto hace cuestionar qué tan
conscientes están las trabajadoras del hogar sobre sus derechos y qué
características de la relación trabajadora-patrón asocian a dicho trato. Por lo
tanto, se considera que el mayor aporte del presente trabajo consistió en estimar
la probabilidad de que la empleada doméstica perciba un buen trato por parte de
sus patrones, considerando aspectos tanto del grado de libertad y confianza
percibidos por la empleada, y características contractuales de trabajo,
llegando a la conclusión de que la percepción que tienen las trabajadoras del
hogar con relación al trato con respeto que reciben por parte de sus empleadores
no se asocia directamente a las características contractuales de trabajo, sino,
al grado de libertad percibido para atender situaciones personales durante su
jornada laboral.
Se considera que es
necesario que en México se impulsen y fortalezcan programas enfocados a las
mujeres trabajadoras, sobre todo dentro del ramo informal, que se brinde
información sobre equidad de género y se ayude a identificar situaciones que las
hacen víctimas de actos de discriminación, de tal forma que estas acciones coadyuven
a su empoderamiento dentro de las diferentes esferas sociales donde se
desempeñan, a la par que se fortalezca el marco jurídico respecto al
reconocimiento de sus derechos laborales.
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