EL TRABAJO ACADÉMICO ANTE LA PANDEMIA: DESIGUALDADES DE GÉNERO

 

ACADEMY WORK AND PANDEMIC: GENDER INEQUALITIES

 

Beatriz Adriana Bustos Torres[1]

                                                                                       María Áurea Valerdi González[2]

 

DOI: https://doi.org/10.32870/lv.v7i61.7992

 

Resumen

Este trabajo se suma a la discusión sobre las condiciones del trabajo académico, durante y después de la pandemia por COVID-19; condiciones de inequidad que se añaden a las estructuras de gestión y administrativas diseñadas para la competencia y producción individual, androcentrista. La tendencia neoliberal en las Instituciones de Educación Superior (IES) ha favorecido los patrones de productividad con exigencias crecientes, sin visibilizar factores que inciden en el ejercicio de la profesión académica como el género, edad, condición de salud, posición en la estructura familiar. El trabajo académico en las IES ha mostrado flexibilidad en el manejo de horarios, lo que favorece a las mujeres al poder combinar actividades, espacios y tiempos, entre el trabajo y vida familiar, y hace al trabajo académico atractivo para las mujeres.

Nos planteamos como objetivo recuperar datos post pandemia de dos IES de la región centro occidente de México, la Universidad de Guadalajara, específicamente la División de Estudios de Estado y Sociedad y el Campus León de la Universidad de Guanajuato para sumar elementos y dialogar sobre la pertinencia de evaluar las condiciones de producción académica de mujeres a partir del enfoque de los llamados “regímenes de desigualdad” propuesto por Acker (2006) y Cohen et al. (2021) y entender las posibles repercusiones en la profesión académica. En el regreso a la “nueva normalidad” se evidenciaron secuelas en la salud física, emocional y psicológica y un cierto rechazo al regreso, con efectos diferenciados en las actividades para hombres y mujeres. La información se reunió a través de un cuestionario de 30 reactivos a una muestra por conveniencia de profesores hombres y mujeres de ambas universidades. El cuestionario se diseñó y distribuyó de manera virtual durante el segundo semestre del 2023; los datos del cuestionario se interpretaron cualitativamente, sin pretender representación estadística.

 

Palabras clave: trabajo académico, mujeres académicas, pandemia, desigualdades

 

Abstract

This work discusses the inequitable working conditions of academics during and after the COVID-19 pandemic; conditions that are designed for individual, androcentric competition and production. The neoliberal trend in Higher Education Institutions has favored productivity patterns with increasing demands, without making visible factors that affect the exercise of the academic profession such as gender, age, health condition, position in the family structure. Work at the university has shown flexibility in the management of schedules, which favors women by being able to combine activities, spaces and times, between work and family life, and makes academic work attractive for women.

The objective is to recover post-pandemic data from two public universities in the central western region of Mexico, the University of Guadalajara, specifically the Division of State and Society Studies, and the León Campus of the University of Guanajuato, in order to discuss the relevance to evaluate the conditions of academic production of women from the approach of “inequality regimes” approach proposed by Acker (2006) and Cohen et al. (2021) in order to understand the possible repercussions on the academic profession. The methodology was chosen to carry out a questionnaire of 30 items to a convenience sample of professors men and women from both universities. The survey was a Google Forms answered within the second semester of 2023. The data presented has been interpreted qualitatively, and are significant for the sample, without attempting to generalize them.

 

Keywords: academic work, academic women, pandemic, inequalities

 

Recepción: 28 de mayo de 2024/Aceptación: 27 de septiembre de 2024

 

Introducción

Las universidades en particular y las Instituciones de Educación Superior (IES) en general, son el reflejo de la sociedad, son un microcosmos en el que se repiten las desigualdades e inequidades sociales, estructuras académico administrativas diseñadas históricamente para el trabajo académico de hombres. Por lo tanto, organizadas y administradas con la misma dinámica de un sistema patriarcal más amplio. En este escenario, exploramos en qué medida el trabajo académico durante y después de la pandemia mantuvo o cambió las condiciones de desigualdad preexistentes, las disparidades de hombres y mujeres. El estudio se realizó en dos universidades del centro de México, con historias, contextos y estructuras diferentes, pero con las mismas condiciones de trabajo marcado por un régimen de desigualdad de género de nivel mundial.

El desarrollo del texto comprende principalmente tres apartados, en el primero se expone el marco de análisis sobre los regímenes de desigualdad, en un segundo momento se revisan los aportes de dicho enfoque para entender las brechas e inequidades de género en el trabajo académico, y por último se expone el caso de las dos universidades públicas de México, la Universidad de Guadalajara (División de Estudios Estado y Sociedad) y la Universidad de Guanajuato, campus León.

 

Las IES en el nuevo milenio; regímenes de inequidad

El trabajo en las IES ha mostrado ser conveniente para las mujeres dada su flexibilidad en el manejo de horarios, lo que favorece la combinación de actividades, espacios y tiempos, entre el trabajo y vida familiar, lo que hace al trabajo académico atractivo para las mujeres. Es así, que en décadas recientes las mujeres han encontrado en las universidades un nicho laboral vinculante entre los deberes familiares y el deseo de una trayectoria laboral interesante y satisfactoria (Cohen et al., 2021). Así mismo, una vasta literatura ha mostrado las brechas de género en las IES, que se fundamentan en el origen histórico de la Universidad como institución creada y regida por hombres, institución que transitó de un modelo napoleónico a otro modelo internacional de gestión y administración que reprodujo los regímenes de género y la subordinación de las mujeres que trabajan en las IES.

Esas agencias e instituciones también tienen características de género y son constitutivas del orden mundial de género, además de tener sus propios regímenes de género. En suma, el orden mundial de género es una estructura que lleva la huella de la historia global (colonización, imperialismo y globalización) (Connell, citado por France-Labrecque 2006, p. 142).

Esos regímenes se influyen mutuamente frente a los que aparecen más pronunciadas y profundas brechas con déficits sociales, económicos, de inequidad y de desigualdad. El Estado y las instituciones (entre ellas la universidad) establecen motores de la expansión del capital y con ello del patriarcado.

En las universidades se implementó la política de la calidad como una meta importante, la universidad se crea como una organización estructurada a partir del trabajo concebido para hombres, en su mayoría sin responsabilidades domésticas o de cuidado, profundizando así la división sexual del trabajo. Los cambios tuvieron impacto en la investigación, que pasó a ser evaluada mediante la lógica del “factor impacto” y de indicadores bibliométricos, claves del pensamiento managerial. Según Ros y Wlosko (2019) bajo esta perspectiva, existe el riesgo de confundir trabajo con resultados. Con ese viraje la evaluación cobró un sentido de obligatoriedad para las universidades, así, se iniciaron diversas investigaciones sobre el malestar frente a nuevas formas de control del trabajo académico y de la presión cada vez mayor de la cultura de la calidad que viene agudizando la diferencia entre hombres y mujeres para atender a estos requerimientos, como una expresión de los regímenes de género (Cohen et al., 2021).

Por su parte Aker (2006) sostiene que la idea de “regímenes de desigualdad” es un enfoque analítico para comprender la creación de las desigualdades en las organizaciones del trabajo incluidas las IES. Este enfoque se puede utilizar para identificar prácticas y procesos en organizaciones particulares como la universidad, que tiene una estructura académico administrativa sustentada en un cuerpo legislativo que le da legitimidad. Muchas veces existe una contradicción entre las tareas de gestión y el trabajo académico, que crea desigualdad y disparidades sistemáticas entre las instancias de poder y control sobre las metas, recursos y resultados y los profesores de tiempo completo. En este trabajo damos cuenta de estas disparidades laborales e inequidades de género en un momento y espacio específico, a partir de la pandemia por COVID-19 en dos universidades públicas del centro occidente de México.

La pandemia rompió los mecanismos de control y supervisión tradicionales de la universidad, dejando atrás las firmas de asistencia, la presencia en aula e implementó otras formas de control a través de plataformas virtuales que permiten verificar la participación en línea en reuniones de trabajo y actividades de docencia (Couch et al., 2021). Los efectos de la pandemia en el trabajo académico se presentaron en diversos ámbitos, se suspendió el apoyo logístico, se desestructuraron las redes y grupos de trabajo e investigación establecidos (Kalpazidou Schmidt, 2021); así también se observaron los efectos de manera diferenciada para hombres y mujeres. Para las mujeres, significó incrementar el trabajo asalariado y el no asalariado en intensidad y frecuencia, aumentando así las horas de trabajo total (Bustelo Ruesta et al., 2021). El trabajo doméstico y de cuidados se extendió manteniendo en la mayoría de las veces un notable desequilibrio en la distribución de las tareas. La elasticidad del tiempo y de ritmo provocó jornadas agotadoras sin que las instituciones propiciaran mecanismos para amortiguar los efectos físicos y emocionales de las académicas (Parra Huerta y Ugarte Pineda, 2021).

 

Entendiendo la profundización de las desigualdades

A partir del inicio de la pandemia por COVID-19, se ha generado literatura abundante que aborda un amplio abanico de consecuencias sobre los sistemas educativos y de ciencia; llama la atención el énfasis en las marcadas consecuencias en la generación de conocimiento por mujeres académicas y científicas de diversas áreas de conocimiento, que muestra preocupación no solo por la reducción en la producción científica, sino también por las condiciones físicas y emocionales que han tenido las mujeres dedicadas a la ciencia sobre ellas mismas, sobre sus vidas y sus relaciones familiares (Bender et al., 2022; Bustelo Ruesta et al., 2021; Caballero-Villalobos et al., 2021; Górska et al., 2021; Higginbotham y Dahlberg, 2021; Pedrero Nieto, 2021; Osorio y Sokil, 2022; Sohrabi et al., 2021; Walters et al., 2022).

En un primer momento después de haberse declarado la pandemia, se elaboraron instrumentos de evaluación para conocer el impacto del confinamiento en las rutinas laborales y cotidianas de mujeres. Así es como la Red Iberoamericana de Investigación en Trabajo, Género y Vida Cotidiana formuló la Encuesta Iberoamericana sobre Rutinas Laborales y Cotidianas en tiempos del COVID-19, cuyo objetivo fue identificar los cambios en las rutinas cotidianas, de trabajo y de estudio durante el aislamiento social en países de Iberoamérica. Si bien esta encuesta no fue dirigida únicamente a académicas, reunió información sobre Argentina, Brasil, España y México con un número de casos que permitió comparar resultados. Así también se incluyeron Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú, Portugal, Uruguay y Venezuela con un umbral mínimo, pero significativo para dar cuenta del problema planteado en gran parte de América Latina y península Ibérica. Se encuestaron individuos mayores de 18 años, las mujeres resultaron ser la mayor proporción de respondientes (78%), con una edad promedio de 42.9 años. Este fue uno de los primeros intentos por entender la gran transformación de la dinámica laboral trasladada a los hogares, (Viego y Actis di Pasquale, 2020). Las características que sobresalen de la población encuestada corresponden a nivel socioeconómico medio y medio alto, con nivel universitario completo, coexistiendo en hogares de entre 2 y 4 personas. Al cuestionar si el trabajo remunerado que realizaban podía ser realizado en casa, el 45.8% afirmo que, en gran parte, el 19.6% totalmente, y solo el 15.4% dijo que no podría realizarlo en o desde casa. Uno de cada 3 aseguró que la cantidad de trabajo se había incrementado, y el 48.2% argumentó que la calidad del trabajo había mermado, esto debido a las interrupciones y la combinación en atender las tareas de cuidado de la familia. Esta situación se refleja más en la dedicación de las mujeres a las tareas domésticas a partir de la pandemia por COVID-19, quienes afirman que es igual que antes (61.6%), y aún más desigual (14.3%).

Sobre la atención de actividades educativas, se observa un incremento en la supervisión y control de niñas, niños y adolescentes, ya que el 43% convive con estos, y el 89% de ellos recibe clases virtuales, además de realizar las actividades y tareas bajo supervisión principalmente de las mujeres adultas, casi siempre las madres, lo que indica que la división sexual de tareas no ha variado a partir de la pandemia (Viego y Actis di Pasquale, 2020). Esta situación redunda en la constante interrupción de tareas laborales de las mujeres, con aumento de las horas de dedicación y sin mejorar los resultados de su trabajo. Así las pautas de género se acentúan en el escenario de la pandemia.

Así mismo ONU Mujeres México publicó en 2020 un documento que plantea que la pandemia por COVID-19 es un recordatorio de la relevancia de las mujeres de todos los niveles como primeras respondientes a la situación de emergencia sanitaria y de cuidados. Menciona en especial a las profesionales de la salud, científicas, doctoras, desarrolladoras de vacunas y trabajadoras del hogar remuneradas. ONU Mujeres expresa que los centros de trabajo deben reconocer la carga del trabajo de cuidados que significa para las mujeres trabajadoras, así como la ejecución de una serie de políticas, y mecanismos para aminorar las cargas desiguales, y buscar formas de evaluación diferenciadas de desempeño laboral de las mujeres profesionales (ONU Mujeres Mexico, 2020).

Por otra parte, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) de México aplicó en el segundo semestre de 2020 la encuesta de continuidad académica en las IES durante la contingencia por COVID-19, cuyo objetivo fue “Determinar las acciones y el alcance de cada institución para avanzar vía remota en el proceso de continuidad académica…” (Ponce López et al., 2020, p. 16) de la comunidad estudiantil, con la finalidad de aprovechar la infraestructura digital existente en las IES e incorporar estrategias de trabajo colaborativo con base en las TIC. La información brindada por este instrumento es amplia, sin embargo, no ofrece un enfoque de género, a pesar de distinguir entre estudiantes mujeres y hombres; así, se afirma la desconexión entre los directivos que han desarrollado los planes de continuidad académica, lo que ha implicado una adopción ineficiente de los mismos por parte de la comunidad académica (Ponce López et al., 2020, p. 31). Lo que se reconoce es que ha implicado mayor carga de trabajo para personal académico, y en específico para las mujeres que deben asumir y combinar en casa el trabajo y los cuidados y atención de la familia.

La Asociación Internacional de Universidades reúne en un documento el análisis sobre la situación de la educación superior de diversos países de Europa, África, Asia y América Latina (International Association of Universities, 2020), de acuerdo con el balance proporcionado por 40 universidades, la movilidad internacional fue la primera víctima en el medio académico por la pandemia de COVID-19, siendo afectados tanto estudiantes como académicas y académicos. El mayor impacto fue en actividades de investigación, ya que la docencia fue posible continuarla por medios virtuales. Las restricciones movilidad se acentuaron más a nivel internacional y afectaron sobre todo a investigadores e investigadoras jóvenes y estudiantes de doctorado y posdoctorado que trataban de fortalecer sus trayectorias.

Las estadísticas sobre el acceso de las mujeres a la educación superior continúan siendo alentadoras; sin embargo, las mujeres siguen enfrentando muchos obstáculos para ejercer puestos académicos de relevancia, participar en investigaciones notables y asumir funciones de liderazgo (Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, 2021). En el ámbito de la investigación hay datos contundentes sobre la mayor producción de publicaciones de hombres que de mujeres, situación proporcionalmente diferente en la docencia, donde son las mujeres quienes ocupan numerosas posiciones. No solo se trata de mayor número de artículos publicados por hombres, sino también la diferencia radica en el impacto de las revistas en que publican. Esta realidad se vio claramente reflejada durante el período de confinamiento donde la tasa de publicación de mujeres se vio afectada[3].

Experiencias durante la pandemia han demostrado que es necesario acudir a un conjunto de políticas de balance que permitan suprimir la inequidad respecto a las fuentes de financiamiento para la investigación, dado que se han mostrado repetidas evidencias sobre el desbalance de género en la producción de publicaciones académicas, situación que ha afectado más a las académicas con hijos pequeños (Kalpazidou Schmidt, 2021; Kowal et al., 2020) y personas dependientes de cuidados por COVID-19. El tiempo dedicado a la investigación y producción académica se ha visto verdaderamente afectado durante la pandemia, lo que incrementa las brechas de género, por lo que Kalpazidou (2021) enfatiza que se debe trabajar institucionalmente en combatir las inequidades estructurales que se muestran ciegas al género, así como motivar cambios culturales en reconocimiento de la aportación científica de las mujeres.

Relevantes análisis realizados durante la pandemia por COVID-19 revelan una elevada tasa de producción de artículos, es el caso de 2,329 revistas de Elsevier que registraron entre febrero y mayo de 2020 un incremento del 30% en relación al mismo periodo del año anterior, aún más producción se observó en las revistas de áreas de la salud y medicina con un aumento del doble (63%) (Squazzoni et al., 2021). A través de un detallado análisis, los resultados mostraron que, durante la primera ola de la pandemia, se dio un notable incremento en el envío de propuestas para publicación de académicos hombres mientras que sucedió lo contrario en la generación de publicaciones entre mujeres. Estos efectos sobre la brecha de género fueron más notables entre las académicas más jóvenes, quienes tuvieron menos oportunidades de moverse y conservar el trabajo con sus equipos. Se afirma que, el indicador sobre la participación en procesos editoriales con revisión de pares se ha visto afectado en el periodo inicial de la pandemia, específicamente para las mujeres, quienes verán afectada su trayectoria por inequidad en la publicación y participación en dictaminación por pares.

Así el trabajo de Kowal et al. (2020) incluyó a 12,000 académicos y académicas de 53 países, con edades de 18 a 88 años, con una tasa de 40% de participación de mujeres. Mostró que casi una cuarta parte de los científicos participantes presentaron síntomas de ansiedad respecto a su empleo, y esperaban pérdidas financieras a consecuencia de la pandemia; así también se identificaron importantes diferencias por sexo en el impacto del COVID-19, infiriendo que las mujeres se percibieron en peor situación que su contraparte masculina (Kowal et al., 2020). Es así como diversos estudios demuestran que las investigadoras atienden más actividades domésticas y de cuidado de la familia que antes de la pandemia, reduciendo de esta manera el tiempo que dedican al trabajo en la ciencia en relación con sus colegas hombres, reiterando la parte más desfavorable para las académicas más jóvenes con mayores responsabilidades aunadas a la maternidad.

Muchos de los estudios que ofrecen información y reflexiones sobre la producción académica con énfasis en el género, recomiendan implementar políticas de evaluación que respondan a la realidad vigente, en atención a las diferencias de género. Entre las posibilidades está el rol de los comités de evaluación para homologación y ascenso, el otorgamiento de bolsas para investigación. Los comités de selección deben tomar en cuenta las dificultades e inequidades entre hombres y mujeres durante la pandemia. También apuntan en que las fechas límites para evaluaciones, becas y otras actividades inherentes a la investigación deberían extenderse, así como asegurar la permanencia de los puestos de trabajo, todo ello como balance de las brechas de género más anchas en la pandemia (Kalpazidou Schmidt, 2021; Kowal et al., 2020) .

 

Acercamiento metodológico

Nuestra mirada y enfoque metodológico son cualitativos, se privilegia la información proporcionada por informantes, respondientes del cuestionario que representan y coexisten con la problemática planteada sobre las acentuadas inequidades de género que han repercutido directamente en la producción científica de las mujeres académicas incluidas en este estudio, y detalladas anteriormente. Se eligió como instrumento el cuestionario primero, por las condiciones de trabajo remoto al que nos sometimos durante la pandemia e híbrido en el retorno a las actividades. Segundo, por el nivel de estructuración de las respuestas que nos permitió hacer un análisis comparativo. El cuestionario se diseñó y distribuyó de manera virtual en el segundo semestre del 2022 y a principios del 2023. Al principio se consideró una muestra no probabilística de profesores hombres y mujeres de ambas universidades, sin embargo, por las condiciones de un retorno incierto, obtuvimos una muestra de académicos(as) que accedieron voluntariamente a participar como respondientes. Las preguntas abiertas incluidas en el cuestionario, por su carácter de libre expresión en las respuestas, nos dieron información valiosa como el sustento para el análisis cualitativo que se presenta más adelante. Los datos del cuestionario se interpretaron cualitativamente, sin pretender representación estadística. Se recibieron 64 respuestas de academicxs de la Universidad de Guadalajara, y 30 de la Universidad de Guanajuato, campus León, por lo que los resultados nos permiten mostrar contextos y escenarios donde se presentan situaciones de inequidad debido al rol de las mujeres como cuidadoras principales, lo que reditua en utilizar sus horas de trabajo hacia el cuidado de miembros de la familia, y no emplearlos en el trabajo académico.

El cuestionario contó con 30 reactivos que incluyeron, en el primer apartado, información sociodemográfica, área de desempeño profesional, nivel de estudios, tipo de contrato, membresía en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), perfil deseable PRODEP[4], antigüedad. Otro apartado sobre el núcleo familiar y número de integrantes, su edad, sexo y la dinámica familiar para la realización de tareas de cuidado. En otro módulo se indagó sobre el tiempo utilizado en las actividades académicas de docencia, investigación y extensión antes y después de la pandemia, en busca de continuidades y rupturas. Por último, se incluyeron tres preguntas abiertas donde se indagó sobre las experiencias y aprendizajes personales acerca del periodo de pandemia, su desempeño laboral, la respuesta de las IES ante la pandemia. También se solicitó opinión sobre los procesos de evaluación después de la pandemia por COVID-19.

El estudio se centra en dos universidades públicas del centro occidente de México, la Universidad de Guadalajara, en especial la División de Estudios de Estado y Sociedad (DEES) del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, y la Universidad de Guanajuato, Campus León (UG León). Ambos espacios se caracterizan por desarrollar primordialmente investigación, y docencia en menor medida.

 

Personal académico en el centro occidente de México

Las principales características sociodemográficas del personal académico encuestado de la DEES/UdeG. La mayoría son adultos de media a avanzada edad con por lo menos 40.6 años de antigüedad, lo que muestra la escasa dinámica de nuevas incorporaciones de personal más joven. La DEES se caracteriza por la alta especialización de su personal académico, lo que se refleja en que el 76.6% de los respondientes cuenta con nivel de doctorado y el 23.4% con maestría. El 70.3% manifestó contar con Perfil PRODEP. Sobre la membresía al Sistema Nacional de Investigadores, el 38.3% no aplica, como candidato o candidata a investigador o investigadora nacional fueron el 12.8%, como Nivel I el 25.5%, Nivel II el 17%, Nivel III únicamente el 6.4% de quienes participaron en la encuesta. La antigüedad en la institución de quienes respondieron la encuesta resultó de la siguiente forma, casi el 40.6% del personal académico manifestó tener más de 30 años de antigüedad, seguido por el grupo de 20 a 30 años con el 31.3%, luego el grupo de 10 a 20 años de antigüedad con el 17.2%, y menos de 10 años el 10.9%, lo que puede constituir una explicación a la edad avanzada del personal académico en la DEES y la antigüedad.

Por su parte, el personal académico en la Universidad de Guanajuato, campus León, tiene como funciones sustantivas, la docencia, la investigación, la gestión, normadas por la legislación universitaria, cada división tiene su propio estilo de ejecución por lo que varía la dedicación entre investigación y docencia. Del personal académico respondiente, 100% es parte del SNI, el 20% son candidatos (13% mujeres), el 53% en el nivel I (la mitad son mujeres), el 17% en el nivel II (una mujer) y el 10.5 % en el nivel III (una mujer), la División de Ciencias e Ingenierías es la que cuenta con más integrantes en el SNI con un profesor emérito. Ahí el 76% de los PTC son hombres.

Mientras que en la Universidad de Guadalajara el 40% de los profesores tiene más de 30 años de antigüedad, en la Universidad de Guanajuato el 30% tiene entre 25 y 30 años o más, le sigue el 40% con 10 y hasta 20 años y el resto 30% con menos de 10 años, es decir el 70% tiene 20 años o menos trabajando para la UG León. A pesar de ser universidades con características propias y diferentes, el personal académico de ambas comparte experiencias de instituciones diseñadas con condiciones de trabajo pensadas para varones sin responsabilidades.

El personal académico encuestado de la Universidad de Guanajuato, campus León, se integra por tres divisiones; la de Ciencias e Ingenierías con 58 profesores de tiempo completo (PTC), la de Ciencias de la Salud con 80 PTC y la de Ciencias Sociales y Humanidades con 41 PTC, que suman un total de 179 profesorxs, de ellos el 53% son mujeres y el 47% hombres. El cuestionario fue respondido por 30 académicos(as) de tiempo completo de las tres divisiones. Las características sociodemográficas de los respondientes en la UG León divergen de la UdeG, ya que las instituciones tienen diferentes procesos históricos y difieren en tamaño y estructura (como se muestra en el Cuadro 1). La UG León es mucho más reciente con un grupo académico más heterogéneo en edad y una menor antigüedad, en términos comparativos los datos indican que, los grupos entre 46-55 y 56-65 años suman el 77% para la UG León, el porcentaje significativo está en los de 46-55 años, es decir, una población más joven que los academicxs de la DEES/UdeG, considerando que el campus León se creó en 2008.

 

Cuadro 1. Características sociodemográficas y perfil profesional, en porcentajes

 

DEES/CUCSH/UdeG %

UGLeón%

Absolutos

64

30

Hombres

38

50

Mujeres

62

50

RANGO DE EDAD Y NIVEL DE ESTUDIOS

35-45 años

9.5

20

46-55 años

34

50

56-65 años

42

27

66 o más

14

3

Con Doctorado

77

100

PERFIL INSTITUCIONAL

Antigüedad

 

 

30 años o más

40.6

 

20 a 30 años

31.3

30

10 a 20 años

10.9

40

Menos de 10 años

 

30

Perfil PRODEP

70

77

SNI

61

100

Fuente: elaboración con datos de la encuesta aplicada en la DEES/UdeG y en la UG León.

 

Cambios y continuidades en la dinámica del hogar durante la pandemia COVID-19

La División de Estudios Estado y Sociedad (DEES/UdeG). La composición de los hogares o núcleos domésticos para el caso de la DEES/UdeG, donde transcurrió el confinamiento durante la pandemia por COVID-19, muestra ser bastante heterogéneo en cuanto al número de ocupantes y su distribución por sexo y edad. La composición más frecuente fue de hogares con 2 personas, siguiendo hacia los de mayor tamaño con 3 y 4 miembros, solo dos hogares reportaron más de 4 integrantes, uno con 6 integrantes y otro con 9. Las edades de los integrantes mostraron dos grupos que sobresalen, uno de hogares con miembros menores de 17 años, y otro con adultos y personas mayores de 65 y hasta 94 años, por lo que observamos que en la mayoría de los hogares del personal académico encuestado cuenta con miembros que requieren de atención y cuidados cotidianamente.

Durante el periodo de pandemia por COVID-19 el 46% del personal académico indicó la presencia de por lo menos una persona enferma o discapacitada en su hogar. Sobre la dinámica de las tareas y actividades de cuidado cotidiano como limpieza, preparación de alimentos, compras, entre otras, el 77% manifestó que las dinámicas sí se modificaron a partir de la pandemia y confinamiento, solo el 5% aseguró que no cambiaron, y el 18% dijeron que algunas actividades cambiaron.

Sobre la modificación de las actividades de cuidado cotidianas el 68.8% refirieron que la frecuencia e intensidad era mayor que antes de la pandemia; el 45.3% aseguró que se dio una mayor distribución de las tareas entre los integrantes del hogar, solo el 3.1% manifestó mayor concentración de tareas entre algunos integrantes, y el 4.7% señaló que optaron por servicios domésticos pagados.

De acuerdo con las características de los hogares familiares del personal académico de la DEES/UdeG, las familias se reorganizaron totalmente, dada la intensidad al combinar las actividades escolares y de producción académica. El trabajo de cuidados que integra grosso modo la limpieza, preparación de alimentos, compras entre otros, era ya intensivo en hogares con menores de 17 años, mayores de 65 y discapacitados permanentes dado que requieren mucho más atención y dedicación. Durante la pandemia por COVID-19 se intensificaron aún más todas las actividades de cuidado y en este caso de los hogares de académicas y académicos encuestados, manifestaron haber estado en situación de enfermedad y convalecencia o haber atendido y cuidado a alguien en su núcleo familiar o fuera de este.

 

Mi madre no vive conmigo pero enfermó de COVID, mi pareja también, eso me puso tensa, fui cuidadora principal. Hubo varias muertes en mi familia por COVID y otras enfermedades. Mi madre tuvo una caída y murió en 2 semanas, a mí me detectaron Parkinson. Las pastillas que tomo me quitan el sueño. Mi vida ha cambiado, mi desempeño laboral no es el mismo y mis objetivos en la vida ahora van más allá del trabajo. (Académica del DEES, 56 años)

 

Si bien los casos por COVID y otros padecimientos reúnen al 50% del personal de académicos de la DEES durante la pandemia, el 34.4% dijo que dichos padecimientos afectaron al punto de impedirles trabajar, el 65.6% restante tuvo continuidad en sus actividades laborales, sin manifestar con detalle las condiciones físicas en las que continuaron trabajando.

 

Considero que sí están mermadas mis capacidades. Siento cosas extrañas que antes no sentía, sobre todo con algunas operaciones mentales. (Académica del DEES, 48 años)

Definitivamente mermaron mi rendimiento laboral en general. (Académico del DEES, 51 años)

Sí mermó, en la escritura de textos académicos. (Académica del DEES, 40 años)

 

Según los datos, los períodos de enfermedad y convalecencia mantuvieron sin plena salud al 58.1% del personal académico encuestado en períodos de entre 3 y 6 meses, incluyendo a quienes señalaron no haber recuperado su salud. Así mismo, también tuvo gran peso en el desempeño laboral del personal académico la condición de enfermedad de los demás miembros de su familia, a ese respecto, una proporción considerable reportó que miembros de su hogar enfermaron, al igual que miembros de su familia que no residían en la misma vivienda, y tuvieron que colaborar en sus cuidados, principalmente fue el caso de personas con mayor edad. Dentro de los padecimientos sumados a los estragos por la pandemia COVID-19, se reportaron situaciones de estrés emocional, depresión en diversos grados, e incluso intentos de suicidio.

Un estudio realizado en 2021 en la Universidad de Guanajuato durante la pandemia mostró los primeros efectos sobre el trabajo académico y la organización de la vida (Valerdi González, 2023), en varios sentidos; el uso de tecnologías para la docencia a distancia obligó al personal académico de las IES al aprendizaje y actualización sobre el uso de las plataformas virtuales de comunicación, principalmente para la docencia. Las tareas de gestión y administrativas aumentaron de manera exponencial ampliando incluso las jornadas laborales hasta 12 horas diarias. Aumentó el trabajo de atención a la familia, disminuyó el tiempo para atención personal, con efectos perversos en la salud y bienestar. La reorganización de la vida en el hogar, atención a tareas domésticas, adecuación de espacios, con impactos negativos sobre todo para las mujeres. En este reacomodo las actividades de docencia tuvieron mayor atención que las actividades de investigación, que quedaron en pausa, e incluso en muchos casos se eliminó.

En el análisis para la Universidad de Guanajuato, Campus León con 30 académicxs respondientes, 7 de cada 10 dijeron no haber tenido a alguna persona enferma o discapacitada en su hogar; se reportaron 5 hogares unifamiliares, 4 de ellos de mujeres. Para más de la mitad de encuestadxs, las actividades de cuidado y atención en el hogar durante la pandemia se intensificaron, en su mayoría las mujeres señalaron tareas mayores en intensidad y frecuencia, en concordancia con lo señalado por Yavorsky et al. (2021) que indican que la pandemia agudizó las diferencias preexistentes de desigualdad sobre la división sexual del trabajo al interior de la familia.

Asimismo, para el total de las mujeres el número de horas dedicado al trabajo de preparación de clases aumentó significativamente.

 

Las actividades de docencia están subvaloradas, las universidades no aprecian el tiempo de preparación y evaluación que toman las clases. No es lo mismo ser docente de un grupo de 12, que de 40 o 100 estudiantes, no es lo mismo ser docente y madre de familia. El tiempo de autocuidado del profesor es vital para mejorar la productividad. (Académica de la UG León, 50 años)

 

Disminuyeron en artículos publicados, en organización de eventos o como ponente y en reuniones con pares o redes. Según el informe IESALC (2021), en el ámbito de la investigación existen datos de una mayor producción de publicaciones de hombres que de mujeres. En este sondeo, el personal académico de la UG León (ambos sexos) reporta una disminución significativa en artículos publicados. En condiciones de pandemia los académicos disminuyeron su producción tanto como las académicas, conservando la brecha de desigualdad, si ellos bajan la producción entonces ellas se ven más afectadas.

Sorprende el hecho de que 4 de 10 mujeres dijeron que aumentó su producción, pudieron haber sido las mujeres en hogares unipersonales, sin tarea de cuidado de otros. Incluso una de ellas dijo “bendito COVID… la pandemia para muchos fue un descanso de todo ese peso y estrés producto de un mal clima laboral, lo que facilitó el incremento de productividad” (Académica de la UG León, 47 años).

 

Dinámica laboral durante la pandemia COVID-19

Para el análisis propuesto se tomó el periodo previo a la pandemia 2018-2019 en contraste con el periodo de pandemia 2020-2022. Como fenómeno global el trabajo académico se trasladó hacia la modalidad virtual a través de plataformas adoptadas por las IES. El siguiente cuadro muestra cambios y continuidades en las de actividades realizadas por el personal académico de las universidades públicas elegidas.

 

Cuadro 2. Producción académica antes y durante la pandemia COVID-19 en porcentajes, referencia 2018-2019 por sexo en UdeG y UG León

 

2020-2022

Aumentaron

Son lo mismo

Disminuyeron

 

Hombres

 

Mujeres

 

Hombres

 

Mujeres

 

Hombres

 

Mujeres

Horas dedicadas a la docencia

UdeG

72.5

75

27.5

16.7

0

8.3

UG León

87

100

13

Número de artículos publicados

UdeG

20

33.3

30

29.2

50

37.5

UG León

13

40

33

13

53

47

Ponente, organizador en congresos nacionales e internacionales

UdeG

12.5

20.8

30

25

57.5

54.2

UG León

13

40

20

13

67

47

Reuniones con equipos de investigadorxs, redes, o pares académicos

UdeG

30

41.7

32.5

12.5

37.5

45.8

UG León

26

73

2

13

53

13

 

En ambas instituciones más del 72% de académicas y académicos aseguraron que el tiempo dedicado a las labores de docencia[5] aumentó; sin embargo, fueron las académicas quienes reportaron mayor contundencia en este dato. “Bajó mucho mi producción académica, la actividad prioritaria fue la docencia y la capacitación en el uso de nuevas plataformas como Moodle, Classroom, Meet” (Académica del DEES, 61 años).

Es remarcable, que tanto hombres (33.3%) como mujeres académicas (50%) aseveraron que la producción de artículos académicos disminuyó; sin embargo, lo contrario también fue manifestado por aquellxs que sin haber pasado por episodios de mala salud, aseguraron que la pandemia y el trabajo desde casa ofreció mayor tiempo para dedicación al trabajo académico:

 

Considero que fui muy afortunado y privilegiado. Tuve condiciones favorables para incrementar mi rendimiento laboral, mayor producción académica; mayor participación en eventos nacionales e internacionales. Esta me permitió publicar un artículo en una prestigiada revista, y para disfrutar de mayor tiempo de calidad con mi familia y de un mayor autocuidado. Pero desde luego, entiendo que este no fue el caso general, y que hubo personas para las que la salud mental fue un flagelo. (Académico del DEES, 48 años)

 

Si bien la vida académica adoptó un ambiente virtual, y muchas actividades tuvieron lugar en ese formato, la participación como ponentes u organizadores en congresos nacionales e internacionales registró una significativa disminución en ambas universidades y para ambos sexos. El trabajo con equipos de investigación, redes, y pares académicos también mostró modificaciones durante la pandemia en relación con el periodo anterior; llama la atención que las académicas de la UG León, reportan mayor participación con sus pares académicos, efecto contrario en los académicos que mencionan menor interacción con sus pares. Académicas y académicos de la DEES reportan una disminución en la interacción casi proporcional a quienes dijeron que aumento el trabajo con sus pares.

Resalta que la mayor repercusión es en la organización y participación en congresos internacionales donde se notó la disminución con el 56.3% seguido del 28.1% con participación similar durante la pandemia, y el 15.6% que afirmó haber incrementado su presencia en congresos internacionales.

En suma, las modificaciones sustanciales a la dinámica familiar y de hogares durante la pandemia, donde se reporta el incremento en la frecuencia de las tareas de cuidado dirigidas al bienestar a familiar, lo cual adicionado al incremento de atenciones al deterioro de la salud del personal académico y de los miembros de su familia nos muestran como resultado una importante transformación en indicadores de desempeño y producción del trabajo académico. De las tareas de docencia, trabajo en equipo, participación en congresos y producción de artículos académicos nos reportan una disminución significativa, lo que repercutirá en las evaluaciones de desempeño en los siguientes períodos.

 

Efectos en la salud, el trabajo y la gestión

El cuestionario aplicado en ambas universidades incluyó preguntas abiertas por su libertad en las respuestas, sobre el balance de los efectos de la pandemia en la productividad académica, la vida familiar, además de reflexiones y enseñanzas que dejó la pandemia. Las respuestas se agrupan en temas como, a) la gestión o tareas administrativas, b) los efectos en la salud física, emocional y psicológica, y c) el papel de las tecnologías en la enseñanza remota y las actividades de manera virtual. En este apartado se decidió plasmar en conjunto las reflexiones de las académicas de ambas universidades como corolario del análisis de género objetivo de este trabajo. Sobre la gestión académica

La universidad [debería] evaluar la cantidad real de trabajo y la capacidad que se tiene para realizarlo, tomando en cuenta que el trabajo requiere las actividades administrativas. Facilitar procesos, reducir la cantidad de informes solicitados. Como profesores uno debe poner límites en tiempos y espacios y evaluar también su misma capacidad para realizar las tareas o compromisos que se adquieren. Se debe tener en cuenta las necesidades de quienes tiene dependientes, no solo económicos, sino quienes dependen del cuidado de uno. (Académica de la UG León, 41 años)

 

Este trabajo confirma las experiencias ya documentadas que hablan de las secuelas en la salud física, emocional y psicológica. Los trastornos en la salud durante confinamiento inesperado fueron de los primeros efectos sufridos “Ha sido muy complicado, estoy saturada de actividades, he tenido problemas con mi vista y contractura de espalda baja por el número de horas que paso frente a la computadora…” (Académica de la UG León, 50 años). Los trastornos físicos y emocionales por el Covid-19 permanecen para la mitad de los encuestados, con respuestas de mujeres sobre el trabajo a todas horas, todo el tiempo, combinado con las tareas del hogar. Por eso quizás, la mayoría dijo que era adecuado que se incluyeran en las evaluaciones al desempeño académico aspectos de salud física, emocional o psicológica. Sobre la salud argumentaron que:

 

La universidad como institución [debe] poder estudiar más a fondo las condiciones de salud física y mental del profesorado, personal administrativo y estudiantes. (Académica de la UG León, 47 años)

Es necesario contar con apoyo de terapia psicológica o psiquiátrica seria, efectiva y permanente, el desgaste emocional que tuvimos muchas personas por las pérdidas, el adaptarse a nuevos esquemas de trabajo, el sacrificar gran parte de nuestro tiempo libre y descanso y con nuestros propios recursos en adaptarnos a las nuevas condiciones mermaron nuestra calidad de vida. (Académica de la UG León, 53 años)

Considero que el desempeño académico bajó en rendimiento, las personas que enfermaron durante la pandemia tuvieron secuelas, de hecho yo me enfermé después de la pandemia y aún tengo secuelas. La Universidad de Guadalajara debería tomar en consideración establecer ciclos de revisión médica. (Académica del DEES, 59 años)

Tomar en cuenta aspectos tales como sexo/género, la presencia de dependientes, la cantidad de personas en casa mayores de edad. (Académica de la UG León, 37 años)

[…] los profesores fuimos dejados de lado. Se nos dieron las herramientas y capacitaciones para hacer nuestro trabajo docente en línea, pero nadie se preocupó por los efectos del encierro, de la enfermedad y muerte de familiares… del aumento en las horas de trabajo… lo que necesitamos es terapia. (Académica de la UG León, 52 años)

 

Aunque la experiencia de pasar bruscamente del trabajo en aula al trabajo en casa significó el estrés de adecuar a marchas forzadas todo un sistema, también se aprendió en tiempo récord una nueva forma de trabajo en línea. A tres años de distancia han quedado lecciones positivas y negativas de la docencia en plataformas, de las reuniones en línea, de la “nueva” presencialidad. Aquí presentamos algunos testimonios al respecto.

 

La universidad debiera preguntar cómo estamos y qué necesitamos. De mi parte estoy cuidando más mi salud, aumentando mi actividad física, comiendo mejor, durmiendo más, haciendo yoga, tomar suficiente agua, ir a terapia. (Académica de la UG León, 48 años)

La pandemia nos enseñó que puede uno aprovechar más el tiempo de manera efectiva en casa, debería valorarse y estudiar casos específicos en los que parte del tiempo se trabaje de manera virtual o en home office, evaluando presupuesto que no disminuya la calidad y productividad del trabajo. (Académica de la UG León, 61 años)

Que nada vale más la pena que la salud y el bienestar emocional de las personas. Todo lo ganado en el SNI y distinciones termina en el pago de hospital, medicamentos y terapias. (Académica de la UG León, 59 años)

La UG debería considerar en la carga docente el tiempo destinado a preparar clases, retroalimentar y asesorar estudiantes. Yo debo respetar mi horario laboral para tener tiempo para atender mi salud y otras esferas de la vida. (Académica de la UG León, 48 años)

 

Estos resultados nos muestran el proceso de evaluar los efectos de la pandemia en el trabajo académico, las inequidades preexistentes no solo permanecen, sino que se agudizan a la luz de condiciones de trabajo rígidas, productivistas y desarticuladas.

 

Reflexiones finales

Existe abundante información internacional sobre las condiciones del trabajo académico de las mujeres durante la pandemia; otras investigaciones abordan el regreso a la dinámica presencial, primero de manera híbrida y luego en la presencialidad. La información presentada en este trabajo nos permite dar cuenta de los mecanismos y formas utilizadas por las mujeres académicas para atender el trabajo y cuidar a la familia desde casa, convirtiendo este espacio en un crisol de desigualdades poco conveniente para la generación de conocimientos, y con repercusiones en las trayectorias y carreras de mujeres académicas.

Pedrero Nieto (2021) indica que las actividades domésticas durante la pandemia se intensificaron, cambiaron su ritmo y su modalidad, se sumaron nuevas tareas, para las mujeres en especial se trastocaron los tiempos de trabajo porque al estar en casa, se les considera siempre disponibles. La autora vislumbra para después de la pandemia mejoras en el sistema de salud, eliminar ciertos consumos y “recurrir en mayor medida al teletrabajo con mayor preparación y organización, con un mejor uso del tiempo” (Pedrero Nieto, 2021, p. 41), afirmaciones coincidentes con el personal académico femenino de las universidades consideradas en este estudio. Las académicas de la División de Estudios Estado y Sociedad de la Universidad de Guadalajara y de la Universidad de Guanajuato, campus León, señalan una serie de impactos en la salud física y emocional durante la pandemia, como secuelas y resultado de la infección por COVID-19, condiciones que las académicas reportan que no han sido consideradas por la institución y van en detrimento de su desempeño laboral. Las respuestas de las preguntas abiertas del cuestionario son pequeñas narrativas que juntas construyen narrativas colectivas de las académicas, que permiten la visibilidad de las condiciones que prevalecieron durante y después de la pandemia sobre la división sexual del trabajo predominante que mantuvo y en muchos casos acentúo las inequidades basadas en el género.

De lo expresado por las académicas de ambas universidades respecto al aumento en las tareas de docencia y actividades de gestión aunado con la carga de ser principales cuidadoras  de su núcleo familiar y de sus progenitores de edad avanzada se acentúa la división sexual del trabajo, por lo tanto la desigualdad de género persistente en las IES esto dió como resultado mayores niveles de estrés, depresión, deterioro de salud además de la mayor dificultad para generar conocimientos a través de la investigación y productos como artículos sujetos a evaluación, ya que en los dos casos analizados, DEES/UdeG y UG León, las académicas cuentan con contratos y categorías que implican labores de investigación asociadas al Sistema Nacional de Investigadores y a la certificación del perfil de excelencia PRODEP. Las marcadas consecuencias en la generación de conocimiento por mujeres académicas, y científicas en diversas áreas de conocimiento, que muestra preocupación no solo por la reducción en la producción científica, sino también por las condiciones físicas y emocionales que han tenido las mujeres dedicadas a la ciencia sobre ellas mismas, sobre sus vidas y sus relaciones familiares.

Como se reafirma en la literatura generada sobre la pandemia por COVID-19, una de las consecuencias principales es la disrupción en la generación de conocimiento con una marcada tendencia a disminuir, dada la responsabilidad de las mujeres con la familia; sin embargo, también se encontraron casos diferentes, aislados, de académicas sin dependientes o en hogares unipersonales quienes manifestaron que el trabajo desde casa significó mayor espacio de concentración, es decir, los efectos diferenciados entre las académicas y su productividad durante y después de la pandemia dependieron de su entorno familiar y de sus responsabilidades de cuidado hacia la familia.

Las universidades en el siglo XXI responden a políticas económicas neoliberales nacionales y globales, lo que redunda en desigualdades estructurales de género ligadas a los estatutos y reglamentos que invisibilizan, y reproducen la inequidad basada en el género explicadas antes en este texto por Cohen et al. (2021), y Acker (2006). La pandemia por COVID-19 no ha sido más que una afirmación de la marcada división sexual del trabajo, y la inequidad estructural presente tanto en el ámbito laboral como en el núcleo familiar de las mujeres con alta calificación.

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[1]Universidad de Guadalajara, México. Correo elrctrónico: beatriz.bustos@academicos.udg.mx

[2] Universidad de Guanajuato, México. Correo electrónico: avalerdi@ugto.mx

[3] Este hecho se refleja también en el informe de género de Elsevier de 2020, que se incluye el análisis de la Unión Europea y 15 países más, incluido México, donde las investigadoras son autoras de menos publicaciones que los hombres (Bayazit, 2020).

[4] El reconocimiento al perfil deseable lo otorga la Secretaria de Educación Superior, a través del Programa a los/las profesores/as de tiempo completo que cumplen satisfactoriamente las funciones universitarias.

[5] Incluye actividades de preparación, tutoría y tiempo frente a grupo.