ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN VOCACIONES Y PERCEPCIONES SOBRE
LAS PERSONAS CIENTÍFICAS: UN ESTUDIO DAST INTERSECCIONAL CON ESTUDIANTES DE
CUARTO GRADO EN PANAMÁ
GENDER STEREOTYPES IN ASPIRATIONS AND PERCEPTIONS ABOUT SCIENTISTS: AN
INTERSECTIONAL DAST STUDY WITH FOURTH GRADERS IN PANAMA
Eugenia
Rodríguez Blanco[1]
Nadia De
León[2]
Diana
Landero[3]
María Teresa
Torrez[4]
DOI: https://doi.org/10.32870/lv.v7i62.8099
Resumen
Los estereotipos de género sobre la
ciencia asimilados desde la infancia, revelados en las representaciones de los
niños y las niñas sobre las personas que hacen ciencia, constituyen una de las
principales condiciones que limitan a la participación de las mujeres en la
ciencia, impactando en sus vocaciones. Como parte de una línea de investigación
sobre género y ciencia con enfoque interseccional desarrollada en Panamá se
realizó un estudio sobre el tema en el país que buscó identificar estereotipos
de género en aspiraciones profesionales y representaciones de las personas
científicas. El estudio se realizó haciendo uso de la técnica Draw-A-Scientist
Test (DAST) con estudiantes de cuarto grado en una muestra diversificada de
escuelas primarias oficiales del país. Los resultados revelaron el impacto de
los estereotipos de género y los referentes cercanos y conocidos en las
expectativas profesionales y académicas de los y las estudiantes, así como en
la representación de las personas científicas. En general se observan
diferencias por género, principalmente en la representación de los hombres y
mujeres científicas que, aunque no parecen estar previniendo a las niñas de
aspirar a carreras científicas, sí impactarían en las diferencias presentadas
en el tipo de carreras científicas a las que aspiran unos y otras. De manera
aún más notoria, resaltan las diferencias territoriales y socioculturales, y la
falta de autorrepresentación en términos étnicos en los dibujos, revelando que
el impacto del sesgo étnico-racial es incluso mayor que el de género. De modo
general se evidencia entre niños y niñas una representación bastante hegemónica
de la persona que hace ciencia con sesgos étnico-raciales y de género.
Palabras clave: estereotipos
de género, ciencia, Panamá, primaria,
interseccional
Abstract
One of the
main circumstances that limit women’s participation in science and has an
impact on their professional aspirations has to do with gender stereotypes
about science assimilated since childhood, which are evident in representations
of scientists. This study is part of a line of research on gender and science
with an intersectional approach carried out in Panama, and seeks to identify
gender stereotypes in professional aspirations and representations of
scientific people. The study was conducted using the Draw-A-Scientist Test (DAST)
technique with fourth grade students from a diversified sample of public elementary
schools in the country. The results revealed the impact of gender stereotypes
as well as close and well-known role models, on the professional and academic
expectations of students and their representation of scientists. Gender
differences were observed, mostly in the representation of male and female
scientists. These differences do not seem to be preventing girls from aspiring
to scientific careers, however they do have an impact on the types of
scientific careers to which they aspire, which differ from those to which boys
aspire. Additionally, territorial and sociocultural differences, as well as the
lack of self-representation in ethnic terms in the drawings, stand out even
more noticeable than gender differences. This phenomenon reveals that the
impact of ethnic-racial bias is even greater than that of gender. In general, a
hegemonic representation of scientists is present among boys and girls
including evidence of ethnic-racial and gender biases.
Keywords: gender stereotypes, science, Panama,
elementary school, intersectional
Recepción: 10 de noviembre de 2024/Aceptación: 01 de abril de 2025
Introducción
Un estudio diagnóstico sobre la
participación de las mujeres en la ciencia en Panamá (Rodríguez et al., 2018),
reveló que las mujeres son mayoría entre los estudiantes universitarios, sin
embargo, minoría en ciertas carreras de ciencia y tecnología, tales como
física, matemáticas, informática o ingenierías. Esta discrepancia se atribuye,
entre otras causas, a los estereotipos de género arraigados desde la infancia,
que influyen en las elecciones académicas de las mujeres, especialmente en aquellas
áreas tradicionalmente asociadas con cualidades, habilidades o características
consideradas masculinas (Del Río et al., 2019; Eagly y Karau, 2002; Eagly y
Wood, 2012).
Los
estereotipos de género son ideas preconcebidas y generalizadas sobre cómo son o
deberían ser los hombres y las mujeres. Son construcciones sociales, por lo que
dependen de su contexto sociocultural e histórico, y son dinámicas, aunque
suelen ser muy resistentes al cambio (Vázquez-Cupeiro, 2015). Estos
estereotipos juegan un papel crucial en las infancias y en sus procesos de
socialización, construyendo sus ideas sobre las capacidades diferenciadas que
tienen los niños y las niñas para dedicarse a la ciencia.
Estudios científicos revelan cómo los estereotipos de género sobre la ciencia se adquieren a una edad muy temprana y tienen efecto tanto en los intereses diferenciados de los niños y las niñas (Miller et al., 2018; Bian et al., 2017; Cvencek et al., 2011), así como en sus logros de aprendizaje (Cvencek et al., 2021). Según el estudio de Bian et al. (2017), a la edad de seis años las niñas son menos propensas que los niños a creer que son “realmente inteligentes” o “brillantes”, y se encuentran menos interesadas que los niños en involucrarse en actividades para personas “muy inteligentes”, considerando la ciencia “cosa de hombres”. Tanto niñas como niños internalizan la idea de que los hombres son más aptos para la ciencia, lo que se refleja en su interés y autopercepción en relación con estas disciplinas. Investigaciones en América Latina muestran que las niñas tienden a reportar menos interés y confianza en su capacidad para las matemáticas y la ciencia (Zamora-Araya et al., 2022; Smith-Castro et al., 2019). Estudios centrados en otros miembros de la comunidad educativa, como los docentes, revelan su percepción de la ciencia como actividad masculina, algo que impactaría en la transmisión de estereotipos a sus estudiantes (Hill et al., 2010; Organización de las Naciones Unidas, 2019; Miller et al., 2018; Bonder, 2017).
Aunque la
investigación sobre los estereotipos de género en la ciencia ha avanzado,
persisten varias críticas y vacíos en la literatura. En primer lugar, muchos
estudios se han realizado en contextos occidentales, lo que limita la
generalización de sus hallazgos a los países latinoamericanos (Henrich et al.,
2010), donde no se cuenta con suficientes estudios exhaustivos sobre el tema (Vázquez
Alonso y Manassero Mas, 2003; Cantero, 2016).
Las diferencias culturales, económicas y sociales no siempre se abordan
adecuadamente, lo que deja una brecha en la comprensión de cómo los
estereotipos de género se manifiestan en estos contextos. Adicionalmente,
dentro de estos contextos, la investigación se ha enfocado en la educación
media o superior, a pesar de que los estereotipos se adquieren a edades
tempranas (Verdugo-Castro et al., 2022; Zúñiga-Mejías y Huincahue, 2024), indicando
la necesidad de realizar estudios en edades más tempranas, indagando en
currículums formales y ocultos.
Otra crítica
es la falta de análisis interseccional. Aunque el género es un factor clave,
rara vez se explora cómo las experiencias de las niñas se ven afectadas por
otras condiciones sociales marcadas por la desigualdad en el contexto
latinoamericano, tales como etnicidad, lugar de residencia o situación
socioeconómica. En Panamá, aunque la participación de las mujeres en la ciencia
aumenta, los hombres siguen siendo mayoría, incluso hasta un 70% o más, en algunas
áreas como matemáticas, informática o ingeniería. Adicionalmente, las niñas y
mujeres indígenas enfrentan barreras únicas que rara vez se abordan en la
investigación sobre género y ciencia (Rodríguez-Blanco et al., 2018).
El DAST (Draw-a-Scientist Test) como
estudio de estereotipos de género en la ciencia
Los primeros estudios experimentales
sobre estereotipos de género en la infancia se realizaron en la década de los ochenta,
utilizando metodologías que implicaban la representación en dibujos de las
ideas que los niños y las niñas tienen sobre la persona dedicada a la ciencia.
Chambers (1983) desarrolló el Draw-a-Scientist Test (DAST), instrumento de
uso común para investigar percepciones en etapa escolar primaria, observando siete
atributos de la persona dibujada como vello facial y elementos tales como gafas
o libros. Finson et al. (1995) incluyeron indicadores adicionales que
consideraban la raza y el género de las personas científicas. Una de las
versiones más contemporáneas, el mDAST (modified DAST), pide a los
estudiantes que incluyan explícitamente detalles sobre la apariencia, el lugar
de trabajo y la actividad científica, capturando información que los estudiantes
normalmente no incorporarían en sus dibujos (Farland-Smith, 2012).
En Panamá no
se ha realizado hasta ahora un estudio específico sobre el tema, pero Rodríguez
et al. (2018) recogieron en su análisis cualitativo el reconocimiento, por
parte de actores clave de instituciones científicas y académicas, de estos
estereotipos entre las condiciones de inequidad para la participación de las
mujeres en la ciencia. Con base en todo ello desarrollamos la investigación de
la que surge este trabajo y que forma parte del proyecto “Pioneras de la
ciencia en Panamá”[5].
Su objetivo principal fue generar conocimiento sobre la incidencia de los
estereotipos de género en las aspiraciones o vocaciones científicas y las
percepciones que mantienen niños y niñas escolarizados en Panamá sobre las
personas que hacen ciencia. Buscamos encontrar semejanzas y diferencias en las
percepciones y aspiraciones de los niños y las niñas en base a criterios de diversificación
social como distribución territorial, identidad étnico racial, asumiendo un
enfoque de género interseccional. Dicho enfoque permitirá analizar cómo
interactúan con las diferencias de género otras diferencias sociales
características del contexto panameño.
Metodología
Con ese propósito diseñamos una
investigación de tipo descriptivo cualitativo comparativo, haciendo uso en
talleres de la técnica DAST.
Participantes y Contexto
Se aseguró que la participación en
la actividad siguiera procedimientos basados en la consulta y el consentimiento[6],
y se definieron criterios de inclusión de la muestra de estudiantes, conformada
por niños y niñas de 8 a 9 años de una selección de diez escuelas públicas de
diferentes lugares del país, diversificados por criterios de territorialidad y
etnicidad, asegurando la participación de niños y niñas indígenas y
afrodescendientes, así como de lugares rurales y urbanos[7].
No todos los estudiantes de cada salón del curso seleccionado en cada una de
las diez escuelas participaron en la actividad, principalmente por no contar
con el consentimiento firmado de sus acudientes, pero en todas menos una de las
escuelas, la participación fue mayor al 50%.
Tabla 1. Cantidad de escuelas y
número de participantes por tipo de escuela y sexo
Etnicidad/Territorialidad |
Escuelas |
Participantes/Dibujos |
|
Niñas |
Niños |
||
Indígena Rural (IR) |
1 |
10 |
12 |
Mestiza Semi Urbano (MSU) |
4 |
26 |
28 |
Mestiza Urbano (MU) |
4 |
37 |
22 |
Afrodescendiente Urbano (AU) |
1 |
12 |
6 |
SubTotal |
|
85 |
68 |
Total |
10 |
153 |
Recolección de Datos e Instrumentos
En cada escuela se realizaron
talleres exploratorios con dinámicas participativas lideradas por las
investigadoras de aproximadamente tres horas para conocer sus aspiraciones
mediante respuesta a la pregunta ¿Qué quieres ser cuando seas grande? También
se les entregaron cajas con 12 crayones de colores y se les pidió que dibujaran
cómo se imaginan a una persona que hace ciencia, y que incluyeran en el dibujo
el entorno en el que se encuentra, la actividad que realiza, así como detalles
sobre su vestimenta y herramientas que utiliza, en hojas que permitieron
identificar fecha, escuela y sexo de la persona autora. Finalizados los dibujos
y pegados en un lugar visible, cada niño y niña realizó una descripción
detallada de su dibujo, los cuales fueron codificados con las siglas, la
escuela y un número, así como si fueron realizados por niña (A) o niño (B).
Análisis de Datos
Para responder a la pregunta sobre
las diferencias por género en cuanto a las aspiraciones a ocupaciones
científicas, se categorizaron las respuestas de cada estudiante según fuesen
del área científica Science, Technology, Engineering and Mathematics (STEM)
o no (según el manual de Frascati) (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico [OCDE], 2018). Luego se llevó a cabo un análisis de tipo
mixto cuantitativo y cualitativo. Se elaboraron tablas para buscar patrones y
comparar los resultados entre niños y niñas en cada escuela, y entre escuelas
según sus características, incluyendo el territorio (rural, semi-urbano,
urbano) y la etnicidad de la mayoría de los estudiantes (indígena, mestiza,
afro-panameña). Para responder a la pregunta de si había una diferencia
significativa entre la proporción de niños y niñas en cuanto a su elección de
carreras científicas se compararon las proporciones por medio de una prueba
exacta de Fisher (α = 0.05). Para identificar si había diferencias
significativas según territorio y etnicidad en cuanto a la elección de carreras
científicas de niños y niñas, separamos a las escuelas en cuatro grupos según
las combinaciones de territorio y etnias existentes en la muestra (rural
indígena, semi-urbano mestizo, urbano mestizo, urbano afrodescendientes) e
hicimos comparaciones entre los grupos usando una prueba de Chi cuadrado (α
= 0.05).
El análisis
cualitativo de los dibujos partió con la identificación de elementos a ser
codificados para cada dibujo tomando en cuenta lo observable en la imagen, la
transcripción del taller, donde se recogían las descripciones de los autores y
las autoras de los dibujos, y las notas de la observación participante. Además,
los dibujos se categorizaron según el género y la escuela del estudiante que
los dibujó, elaborando tablas para la identificación y descripción de patrones
que comparan los resultados entre niños y niñas en cada escuela, y entre
escuelas según territorio y etnicidad. En cuanto al análisis cuantitativo, para
saber si había una diferencia entre niños y niñas en cuanto a la proporción de
personas dedicadas a la ciencia que dibujaron y fuesen de su mismo género, se
compararon las proporciones por medio de una prueba exacta de Fisher (α
= 0.05).
Aspiraciones profesionales. ¿Qué
quieres ser de grande?
Entre las profesiones escogidas por
los y las estudiantes se observa mayor inclinación por dedicarse a carreras no
relacionadas a las ciencias (61,44% vs. 38,56%). Un análisis por sexo de los
resultados evidencia que, aunque en ambos casos la mayoría indiquen vocaciones
no científicas, entre las niñas son más las que aspiran a dedicarse a una
carrera científica (43% vs. 57%), que entre los niños (32% vs. 68%). Una prueba
exacta de Fisher (p = 0.2398) para comparar estas dos proporciones indica que
no hay diferencia significativa entre la proporción de niñas que aspira a una
profesión científica versus la proporción de niños. Sin embargo, sí se
observan diferencias cualitativas en esta pregunta, así las profesiones o
carreras científicas más mencionadas por las niñas fueron medicina, enfermería
y veterinaria; entre los niños se mencionaron principalmente medicina (en menor
medida que las niñas), maestro de física o matemáticas, e
ingeniería. Estos resultados indican patrones diferenciados por género,
con una vinculación mayor de las niñas por áreas científicas vinculadas a la salud
y los cuidados que los niños.
Se observa
una tendencia a mayor afinidad por carreras científicas en escuelas urbanas o
semiurbanas, y menor interés por estas en la única escuela rural e indígena. Al
realizar una prueba de independencia de Chi cuadrado, se encontraron
diferencias significativas entre los grupos étnico-territoriales en cuanto a
las aspiraciones profesionales de los grupos de niños y niñas, X2 (3,152) =
8.5417, p = .0360. Esto podría deberse a factores como el
contexto socioeconómico, la calidad de la educación en ciencias, la presencia
de programas de orientación vocacional y, muy particularmente, por los
referentes con los que cuentan en su entorno familiar o social más próximo.
¿Cómo se ve una persona que hace
ciencia? DAST
Género
Ambos, niños y niñas, dibujan
mayoritariamente personas de acuerdo con el género con el que se identifican.
Sin embargo, las proporciones varían: el 81% de los niños completó un dibujo en
el que se incluía exclusivamente a una figura masculina (el otro 19% dibujaron
una mujer, una figura sin género, o un dibujo con múltiples figuras); por el
contrario, solo el 74% de las niñas completó un dibujo en el que incluía
exclusivamente una figura femenina (el otro 26% dibujaron un hombre, una figura
sin género o un dibujo con múltiples figuras). Esto implica que al comparar la
cantidad de niñas y niños que dibujaron exclusivamente personas que se
dedicasen a la ciencia que fuesen de su mismo sexo, utilizando una Prueba exacta
de Fisher, se encontró una diferencia significativa entre ambos grupos (p <
0.001).
Tabla 2. Relación de género entre la
persona autora y la representada
|
Dibujan Mujeres |
Dibujan Hombres |
Dibujan otros* |
Niñas |
74% |
19% |
7% |
Niños |
9% |
81% |
10% |
* Sin
género, varias personas, ambos géneros
Destaca un patrón observado en los
dibujos de las mujeres científicas; estas son, en muchos casos, mujeres del
entorno próximo de quien la dibuja (mayoría niñas). Son las maestras, las
mamás, otro miembro femenino de su familia e incluso ellas mismas: “Es la
maestra [...] la dibujé porque me cayó bien y me gusta como habla” (A-MU)[8];
“Es mi hermana […] hace ciencia porque está estudiando ciencia” (A-MSU); “Es mi
prima, es veterinaria. Yo también quiero ser veterinaria” (A-MSU). Sólo en el
caso de un niño encontramos esta dinámica: “Es mi papá haciendo experimentos […]
él trabaja en un laboratorio” (B-MSU).
Al analizar
estos resultados a nivel escuela, observamos que los niños y niñas de las
escuelas urbanas o semiurbanas con mayoría de población mestiza dibujan más mujeres
(53% y 43% respectivamente), que en las escuelas con mayoría de población
afrodescendiente o indígena (33% y 36% respectivamente).
Características y atributos
Al analizar los resultados de las
diez escuelas, se encontró en los dibujos que las personas que hacen ciencia y
su entorno coinciden con los atributos estereotípicos planteados por Chambers
(1983) en su estudio. Bata, gafas, guantes y, en menor medida, botas, son
elementos que aparecen en la mayoría de los dibujos. Según explican, lo hacen por
dos razones: para protegerse de los peligros asociados a los productos químicos
y experimentos que realizan: “Tiene una ropa especial para que no le caigan los
químicos” (B-MSU), “Tiene unos guantes para no quemarse las manos y tiene unos
lentes para que no le entre en los ojos” (B-MU); pero también para no
ensuciarse: “La bata y el gorro es para no mancharse” (A-MSU), “Tiene
ropa de científico larga para que no se manche y en la cabeza tiene algo para
proteger el cabello” (A-MU), “Dibujé a una científica que está haciendo una
poción, que tiene un traje para que no se manche” (A-MU). Son mayoritariamente
niñas quienes muestran atención al cuidado personal y la higiene de la ropa y
el pelo de las científicas que dibujan.
Las actividades
científicas más repetidas en sus dibujos fueron hacer experimentos o mezclas
químicas (65%); actividades con plantas y animales (23%); y enseñar (9%). Estas
actividades evidencian patrones de género. Los niños dibujan más a hombres en
actividades científicas asociadas con la ciencia ficción, “Son unos robots […],
el morado azota a uno y el anaranjado quema al otro, entonces el gas rojo
duerme y todos corren al helicóptero [...] el gato morado es el que echó el
gas” (B-MU); “Son dos computadoras que funcionan para ir al pasado y al futuro,
este está mirando unas moléculas para ver si puede transformar estos y combinar
los dos” (B-MU); los experimentos y la innovación: “Hay un hombre
en su laboratorio haciendo experimentos con los químicos para ver cómo revivir
personas” (B-MU). “Un niño que está haciendo un volcán con bicarbonato y
alcohol” (B-MSU); conversiones de personas a cosas o viceversa, “está haciendo
ciencia para convertir a hormigas en gente” (B-MSU); “Hice a un científico
disparándole a un muchacho para volverlo un monstruo” (B-MSU); “Están haciendo
unas pócimas para poner a los alienígenas en humanos” (B-MU), o el peligro;
“Estos son líquidos radioactivos” (B-AU); “Un hombre investigando un virus […].
Aquí hay uno que se está escapando” (B-MSU).
En dibujos
de niñas se observan más actividades científicas vinculadas al cuidado
desarrolladas mayoritariamente por mujeres: “Es una mujer que está examinando
las plantas y cuidando los planetas” (A-MSU); “Una persona regando las plantas
mientras ve las pócimas, se llama Sofía” (A-MU); “Yo dibujé fue a una señora
que encontró a un perrito enfermo en la calle, entonces lo estaba examinando
para que no se pudiera morir” (A-MU); “Una maestra que enseña a cuidar las
plantas” (A-AU); “Una científica viendo las plantas, experimentándolas […]
también puede cuidarlas” (A-MSU).
Con relación
al aspecto físico e identidad, son personas de mediana edad y blancas. Esto
último lo representan haciendo uso de un color crema claro que denominan “color
piel” y que sacaban de sus propios estuches cuando consideraban que los colores
incluidos en el set provisto para la tarea de DAST no eran adecuados para sus
representaciones. Destaca que los niños y las niñas afrodescendientes no
dibujan en la apariencia de sus personas científicas colores de piel distinto
al resto de escuelas, a pesar de ser ellos mismos de piel oscura. Muchos de los
dibujos representan personas con cabello de colores más claros que la vasta
mayoría de los estudiantes. Se incluyen al menos una decena de personas,
especialmente mujeres, rubias y/o de ojos verdes, incluso en la escuela Manuel
Urbano de Ayarza, que se encuentra en Cativá, Colón, una comunidad
principalmente afro panameña. En muchos de los casos las personas
dedicadas a la ciencia, dibujadas por niños y niñas, no se parecen físicamente
a quienes lo dibujaron en cuanto a sus rasgos étnicos o culturales, el color o
estilo de cabello, piel u ojos, entre otras características.
Una
excepción notable es un dibujo de una niña de Hato Chamí que representa una
mujer vestida con una Nagua (vestido tradicional Ngäbe). Esta mujer realiza una
actividad de agricultura correspondiente al entorno al estar “plantando una
planta de fruta para que crezca” (A-IR), según la descripción del estudiante.
Esta escuela rural e indígena presenta particularidades: dibujan a personas y
actividades que no tienen que ver con la ciencia por desconocimiento, se
dibujan a sí mismos o sus cuidadores y cuidadoras, en sus propias casas o
comunidades. Las actividades más cercanas a la ciencia son las que tienen que
ver con la escuela, y los maestros y maestras a quienes también dibujan. En sus
dibujos representan mayoritariamente elementos de su entorno medioambiental y
sociocultural. Es común que dibujen las montañas, los ríos, las nubes y el sol,
así como animales de patio, árboles y huertos o fincas con cultivos. Solo dos
estudiantes representaron a una persona realizando actividades científicas, una
en un laboratorio y otra en exterior estudiando peces.
¿Cómo se representan a los hombres y a las mujeres que hacen
ciencia?
Los hombres científicos se
representan realizando experimentos e investigaciones relacionadas a ciencia
ficción e innovación. Mencionan experimentos fantasiosos, creación de pociones
o virus mortales, así como conversión de personas a otras cosas. Suelen
utilizar tubos de ensayo, frascos, microscopios, lupas y cápsulas; y visten
batas blancas, gafas y guantes para protegerse de los peligros. Los entornos
más comunes para los personajes masculinos son el laboratorio con alertas de “prohibido el paso” o “peligro”.
Las mujeres científicas representadas
realizan experimentos, tareas de cuidado de plantas y animales, o clases en la
escuela, enfocadas a actividades más realistas que las que representan sus pares
varones. Sus entornos más comunes son el laboratorio, el exterior y dentro
de casa. Sus herramientas son los microscopios, lupas, tubos de ensayo,
frascos, útiles para cuidar plantas o animales, pizarras y cuadernos. Visten
vestidos o faldas, en algunos casos bajo una bata blanca o rosada, así como
elementos indicativos de la feminidad tales como los zapatos de tacón, el pelo
largo o los adornos. El uso de gafas o guantes es poco común porque realizan
actividades que requieren de menor protección.
Los dos
dibujos en la Ilustración 1 reflejan bien la representación diferenciada de
hombres y mujeres científicas. A su vez, el dibujo en la Ilustración 2 muestra
la diferenciación de la representación de roles de género en la ciencia: el
hombre que experimenta y la mujer que cuida, según la descripción de su propio
autor: “Estos son químicos que un científico está investigando, por ejemplo,
acá usaron esos químicos para hacer esta serpiente. Esta es una señora que está
investigando y cuidando a la serpiente para que no le vaya a pasar algo […] El
hombre es el encargado de experimentar” (B-MSU).
Discusión
Aspiraciones profesionales. ¿Qué
quieres ser de grande?
Las diferentes vocaciones de los
niños y las niñas y las representaciones que manejan sobre las personas que
hacen ciencia parecen estar determinados por estereotipos y roles de género
instalados en sus ideas y valores, como viene sosteniendo la literatura sobre
el tema. Nos encontramos, sin embargo, con menores evidencias y discusión
teórica acumulada sobre cómo sus contextos territoriales e identidades
étnico-raciales impactan también en ello transversalmente, generando una
diversificación en vocaciones y representaciones que van más allá de las
diferencias por género.
Aunque las
aspiraciones por carreras científicas son comparables entre niños y niñas, hubo
variaciones en preferencias de carreras que responden a patrones de género,
diferenciándose en preferencias por la veterinaria y enfermería entre las
niñas, e ingeniería entre los niños. Estudios en España nos indican que para la
adolescencia ya es claro que los jóvenes tienen actitudes implícitas más
positivas hacia las mujeres si son médicas y hacia los hombres si son
ingenieros (López-Sáez et al., 2011). Según un estudio en los Estados Unidos,
al terminar la primaria, los jóvenes ya han tenido experiencias vastamente
diversas dentro y fuera de la escuela en cuanto a temáticas como salud o
tecnología, o interacción con herramientas, influyendo en sus intereses (Jones
et al., 2000). Globalmente, los jóvenes que se inclinan hacia carreras de
ciencia lo hacen con más frecuencia hacia las matemáticas, ingenierías o
computación; mientras que las jóvenes lo hacen hacia la salud o ciencias de la
vida. El estereotipo sobre el género y las matemáticas (Hill et al., 2010; Del
Río et al., 2019, 2021) podría estar condicionando las vocaciones de las niñas,
tanto como los roles de género asociados a los cuidados (Miller, 2006; Eagly y
Steffen, 1984). Estudios de
América Latina documentan que los estereotipos de ciencia están influenciados
por la percepción de que los hombres están mejor capacitados para trabajos
tecnológicos y científicos, y las mujeres para roles de cuidado o educativos
(Sanhueza et al., 2020; Carrillo Espadas y Flores Galaz, 2023).
¿Cómo se ve una persona que hace
ciencia? DAST
En la configuración de sus
aspiraciones o vocaciones mantienen también percepciones de género
estereotipadas de las personas que hacen ciencia, tal y como representan en sus
dibujos. Investigaciones previas sugieren que los niños suelen dibujar más a
los científicos masculinos que a las mujeres porque asocian la ciencia con los
hombres (Miller et al., 2018). De hecho, el estudio de Chambers (1983) observó
que solo las niñas dibujaban a mujeres científicas. Que la concepción de
ciencia estereotípica tanto de niñas como de niños implique actividades
consideradas masculinas podría explicar este fenómeno. Otra posible explicación
para la varianza observada alega que las actividades en las que se pide a niños
y niñas que dibujen a una persona, científica o no, la mayoría han dibujado a
una persona de su mismo sexo (Arteche et al., 2010; Picard, 2015; Bozzato et
al., 2021; Dickson y McMinn, 2023). Así lo revelan nuestros datos, que muestran
una identificación de género del autor o autora con la persona representada,
aunque con una diferencia reveladora: los niños representaron
significativamente más hombres de lo que las niñas representaron mujeres.
Otras
posibles explicaciones para la existencia de estereotipos reflejados en estos
dibujos incluyen la Teoría del
Valor-Expectativa (Eccles y Wigfield, 2020), que afecta negativamente a las
niñas en ciencias y matemáticas (Wang y Degol, 2013); y la Teoría de la Amenaza
del Estereotipo (Steele, 1997), cuyos efectos negativos en matemáticas vs.
lenguaje en las niñas han sido documentados en Chile (Arias et al., 2023).
Finalmente, los padres, maestros y medios de comunicación, juegan un papel
crucial, también documentado en contextos latinoamericanos (Del Río et al.,
2019; Del Río et al., 2021; UNESCO, 2016; Young, 2018; Guevara-Ruiseñor et al., 2022).
Incluir
detalles sobre la apariencia, el lugar de trabajo y la actividad científica del
mDAST, evidencia más datos para el análisis de género interseccional y
enriquecen la comprensión de cómo los estudiantes perciben y representan la
ciencia y a quienes la practican, proporcionando una visión más completa de sus
concepciones y estereotipos (Farland-Smith, 2012).Esto nos permite realizar
aportes al conocimiento existente ya que, a pesar de que la identidad
étnico-racial es un criterio observado desde inicios del DAST, la literatura no
le apunta mayor relevancia. Sin embargo, en el contexto panameño uno de los
hallazgos más relevantes es la identificación de notables diferencias en
aspiraciones y representaciones de estudiantes en escuelas de diferentes
contextos socioeconómicos y culturales, así como estereotipos en sus
representaciones con significación en términos de identidad étnico-racial. Se
observan diferentes vocaciones por género y territorio; y las personas
científicas ausentes de sus representaciones son las de rasgos afro e
indígenas, más que las científicas mujeres. A pesar de que 2 de las 10 escuelas
del estudio cuentan con totalidad de estudiantes afrodescendientes e indígenas
respectivamente, no identifican a personas de sus rasgos étnico-raciales con
actividades científicas.
Al igual que
en todos los países que hemos encontrado en la literatura en los que se ha
aplicado el DAST a niños y niñas de primaria, la mayoría de las personas dedicadas
a la ciencia dibujadas son hombres blancos que realizan experimentos en
espacios interiores, usando batas blancas y anteojos (Ferguson y Lezotte, 2020;
Medina-Jerez et al., 2011). Sin embargo, hay diferencias notables por género.
En cuanto al entorno y las actividades de ciencia dibujados, aunque tanto para
niños como para niñas predominan los espacios de interiores, principalmente los
laboratorios, las niñas dibujan con más frecuencia actividades que tienen que
ver con la interacción, y sobre todo el cuidado de seres vivos, plantas y
animales, y por ende ambientes naturales, árboles, plantas y flores. De hecho,
las niñas dibujan escenas en el exterior con más del doble de frecuencia (32)
que los niños (15), un patrón apoyado y refutado por diversos estudios
similares en países diferentes y posiblemente relacionado a expectativas de cuidado
(Christidou et al., 2012; Ferreira y Valente, 2024). Por su lado, los niños
dibujan con más frecuencia actividades que tienen que ver con tecnología,
innovación y ciencia ficción, y por ende entornos y elementos relacionados como
laboratorios secretos, electricidad, computadoras, herramientas, seres
fantásticos, actividades y productos peligrosos, y robots. Esto podría deberse
a que los niños están más expuestos a tecnología y herramientas (Jones et al.,
2000) y a este tipo de narrativas. De la misma manera, los elementos
tecnológicos están concentrados en las escuelas urbanas y son menos frecuentes
en las escuelas rurales.
La escuela
del área indígena rural presenta otro patrón más allá del género: la mayor
parte de niños y niñas realizaron dibujos en el exterior que involucran la
naturaleza. Esto sucedió también en un estudio que utilizó el DAST con
estudiantes Navajo en los Estados Unidos. Sin embargo, los dibujos de los
estudiantes Navajo incluían mesas de laboratorio ubicadas en el exterior
(Monhardt, 2003), demostrando mayor familiaridad con las ciencias que el caso
de los estudiantes panameños de la Comarca Ngäbe Buglé que, en comparación,
podrían estar menos expuestos a una variedad de aspectos de la educación
científica.
Finalmente,
alrededor del 75% de los dibujos que incluyeron mujeres, incluyeron
características feminizantes (batas de laboratorio rosadas o moradas, faldas,
vestidos, lazos, corazones, pestañas largas, zapatos de tacón, etc.). Esto
presenta un porcentaje mucho mayor que el alrededor de 20% descrito en los
Emiratos Árabes como dibujos que las niñas hacían de mujeres científicas
exhibiendo símbolos de híper-feminidad (Dickson y McMinn, 2023). Archer et al.
(2012) proponen que las niñas que se identifican con las ciencias utilizan esos
marcadores de feminidad para balancear el hecho de que sus entornos asocian lo
científico con lo masculino (Keller, 1985). Estas explicaciones podrían también
ayudarnos a entender este marcado fenómeno en el caso panameño.
Las
aspiraciones científicas, o no, de los y las estudiantes participantes, como de
las representaciones de las personas científicas de sus dibujos, evidencian una
fuerte alineación con su identidad interseccional: responden a sus territorios
y contexto sociocultural, variando según su género, pero no tanto a su
identidad étnico-racial, algo que revela la importancia de que los niños y
niñas de minorías étnicas tengan modelos de rol en STEM en los que puedan verse
reflejados para poder aspirar a ser como ellos y ellas (Gladstone y Cimpian,
2021). Generar conocimiento específico sobre la percepción de la ciencia desde
una perspectiva crítica de raza, prácticamente ausente de los estudios a la
fecha, podría contribuir a una ciencia y un futuro más inclusivos (Walls,
2022).
Conclusiones
Las diferencias de género
encontradas son más cualitativas que cuantitativas: las niñas no aspiran menos
que los niños a ser científicas ni representan significativamente menos a las
mujeres en la ciencia, pero sí tienen estereotipos y percepciones sobre la
ciencia cualitativamente diferentes a las de los niños. Estas diferencias
posicionan a las mujeres en la ciencia en actividades y con atributos
diferentes a los de los hombres, que corresponden a los estereotipos de género
vigentes. Adicionalmente, la representación generalizada de quienes se dedican
a la ciencia revela que son personas blancas. No hay identificación de personas
afrodescendientes o indígenas con actividades científicas, incluso entre
estudiantes de esas mismas identidades. El sesgo étnico-racial afecta
cuantitativamente la representación de las personas científicas, como no ocurre
con el sesgo de género. Los estudiantes se identifican con su identidad de
género en sus representaciones, pero no con su identidad étnico-racial. Finalmente,
el entorno étnico, territorial y sociocultural de los niños y las niñas, sí
tiene un impacto cuantitativo y cualitativo significativo en cuanto a sus
aspiraciones de ser científicos y científicas, y las diferencias entre dichas
aspiraciones. El género y el entorno territorial y sociocultural impactan en
sus aspiraciones y vocaciones profesionales, revelando la necesidad del
análisis interseccional. Futuras investigaciones deberán hacer mayor énfasis en
el aspecto étnico e incluir muestras más amplias y diversas.
Se observa el impacto que tienen los
estereotipos de género y los referentes cercanos y conocidos en las
expectativas profesionales científicas de estudiantes, así como en la
representación de las personas científicas. La falta generalizada de referentes
científicos en las escuelas públicas del ámbito rural y urbano de Panamá impide
una representación diversificada de estas personas, recurriendo a su imagen más
generalizada y estereotipada. Por ende, se recomienda favorecer la divulgación
de referentes femeninos y nacionales en la ciencia, con quienes se puedan
identificar y les sirvan para combatir estereotipos de género en la ciencia,
como ya sugieren estudios previos (Hill et al., 2010; ONU, 2019).
Este estudio representa un avance significativo en la
comprensión de las percepciones de los niños y niñas sobre las personas que
hacen ciencia en un país latinoamericano como Panamá. Los resultados obtenidos
proporcionan información útil para el diseño de futuros programas y políticas
que fomenten la participación de los más jóvenes en las áreas científicas,
promoviendo la igualdad y el desarrollo de vocaciones científicas en todos los
niños y las niñas a través de los medios de comunicación y en los materiales
educativos.
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[1]
Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales AIP, Panamá. Correo
electrónico: erodriguez@cieps.org.pa
[2]
Centro de Investigación Educativa de Panamá, Panamá. Correo electrónico:
nadiadeleonporter@gmail.com
[3]
Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales AIP, Panamá. Correo
electrónico: diana.landero.w@gmail.com
[4]
Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales AIP, Panamá. Correo
electrónico: asistente@cieps.org.pa
[5]
“Pioneras de la ciencia en Panamá” es desarrollado por un equipo
multidisciplinar de investigadoras del Centro Internacional de Estudios
Políticos y Sociales (CEIPS AIP) y financiado por la Secretaría Nacional de
Ciencia, Tecnología e Innovación de Panamá (SENACYT).
[6]
El reclutamiento de los y las estudiantes se realizó a través del director o
directora de la escuela y el profesor/a-tutor/a del salón, con quien se
gestionaron los permisos, consentimiento de padres/madres/tutores y
asentimiento de los y las estudiantes. Solo los y las estudiantes con
consentimiento y asentimiento firmado pudieron participar. El estudio cuenta
con la aprobación del Comité de Bioética de la Universidad de Santander:
M-112-2023.
[7]
La mayoría de escuelas seleccionadas participan en el programa “Hagamos Ciencia”
de la SENACYT, dirigido a fortalecer las capacidades de enseñanza en ciencia de
los docentes, que apoyaron la realización de este estudio, facilitando los
contactos y permisos para la realización de este. Son las escuelas: C.E.B.G.
Vidal B. de Barroso, Chiriquí; Escuela Nuevo Vedado, Chiriquí; Escuela Federico
“Yico” Velásquez, Panamá Oeste; Escuela Los Andes, San Miguelito, Panamá;
Escuela Llano de Piedra, Los Santos; Escuela de Parita, Herrera; Escuela La
Estrella, Veraguas; Escuela Las Barreras, Veraguas; Centro Educativo Hato
Chamí, Comarca Ngäbe-Buglé; y C.E.B.G. Manuel Urbano Ayarza, Colón.
[8]
Primera letra indica sexo de la persona, donde A es niña y B es niño. Las
siguientes letras indican las iniciales del tipo de escuela según la Tabla 1.
En este caso Mestiza Urbana.