EL
IMPACTO DE LA VIOLENCIA COMUNITARIA EN LA VIDA DE LAS UNIVERSITARIAS. ¿PODEMOS
IMAGINAR EL TEJIDO DE RELACIONES COMUNITARIAS QUE CUIDEN LA VIDA DE LAS
MUJERES?
THE IMPACT OF COMMUNITY VIOLENCE ON
THE LIVES OF FEMALE UNIVERSITY STUDENTS. CAN WE IMAGINE A FABRIC OF COMMUNITY
RELATIONSHIPS THAT SAFEGUARDS WOMEN'S LIVES?
Alejandra Guadalupe Hidalgo Rodríguez[1]
DOI: https://doi.org/10.32870/lv.v0i0.8151
Resumen
El presente
artículo centra su atención en la violencia comunitaria que han vivido las
estudiantes de la Universidad de Guadalajara al responder la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras
voces (Muñiz Moreno et al., 2022). Realizamos un análisis descriptivo simple de los datos y empleamos
como teoría principal el marco conceptual de Rita Segato
quien señala que la violencia de género victimiza a toda la sociedad, también
nos permite analizar las nuevas formas de guerra, los mandatos de la
masculinidad, las pedagogías de la violencia y nos plantea tener una mirada
feminista autocrítica e imaginativa para proponer ideas que nos permitan
transitar al fin de la guerra contra las mujeres. Los datos de la encuesta
arrojaron que las violencias en el ámbito comunitario presentaron la mayor
prevalencia entre las mujeres estudiantes de la Universidad. Es importante
poner un foco especial en los datos de la violencia sexual y la salud mental de
las alumnas. También logramos cruzar algunos datos de las distintas regiones o
corredores en donde hay presencia universitaria, lo que nos permitió detectar
que la violencia comunitaria está presente en todo el Estado y por ello debemos
analizar de manera más precisa los contextos en los cuales se está generando,
de manera que, desde la universidad, podamos imaginar soluciones que nos
permitan revitalizar la vida en común, reformar los afectos, y plantear nuevas
formas de masculinidad con ternura que nos permitan superar los miedos y
horrores a los que nos enfrentan las crueles formas de violencia que vivimos
actualmente.
Palabras clave: violencia comunitaria, violencia de género, pedagogías
de la crueldad, nuevas formas de guerra, violencia en la universidad
Abstract:
This
article focuses on the community violence that students at the University of
Guadalajara admitted to having experienced when responding to the Encuesta Universitaria
de Género, Nuestras voces (Muñiz
Moreno et al., 2022). We performed a simple descriptive analysis of the data
and used Rita Segato’s conceptual framework as the
main theory, which argues that gender violence victimizes society as a whole.
It also enables us to analyze new forms of warfare, the mandates of
masculinity, pedagogies of violence, and encourages us to adopt a self-critical
and imaginative feminist perspective to propose ideas that can help end the war
against women. The survey data revealed that community violence was the most
prevalent among female students at the University, emphasizing the importance
of focusing on data related to sexual violence and students’ mental health. We
also cross-referenced data from the different regions with a university
presence, which allowed us to identify that community violence is widespread
across the State. Therefore, we must more precisely analyze the contexts in
which this violence is occurring, so that the university can imagine solutions
to revitalize communal life, reform emotional bonds, and propose new forms of
masculinity infused with tenderness, helping us overcome the fears and horrors
imposed by the cruel forms of violence that we currently experience.
Keywords: community
violence, gender violence, pedagogies of cruelty, new forms of war, violence at
university
Introducción
Los datos que nos arroja la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces[2] (Muñiz Moreno et al., 2022), realizada en la Universidad de Guadalajara en el año 2022, nos permiten analizar, desde diversas miradas, las relaciones de género que se entretejen entre las personas que conforman su comunidad universitaria. Pero no se queda ahí, además, nos posibilita ampliar nuestra perspectiva a un contexto mayor, a las diversas zonas y regiones del Estado de Jalisco. En las siguientes páginas enfocaremos la mirada a lo que los datos que muestra la encuesta respecto a la violencia en los ámbitos comunitarios, no nos referimos a los ámbitos comunitarios dentro de los espacios universitarios, sino que de manera más amplia nos centraremos en lo que la encuesta nos dice sobre ámbitos comunitarios en los cuales se encuentran asentadas las preparatorias y centros universitarios.
La Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022) obtuvo información referente a los tipos de violencia:
emocional, física, sexual, económica y patrimonial, y cómo se manifiestan en
diversos ámbitos: el escolar, el de pareja, el familiar, el laboral y el
comunitario. En las siguientes páginas nos centraremos en este último ámbito; haremos
un análisis descriptivo simple a los datos de la Encuesta y para su discusión emplearemos
como teoría principal el marco conceptual que Rita Segato
ha planteado a lo largo de sus trabajos de investigación en cárceles de Brasil,
en su análisis sobre Ciudad Juárez y en sus peritajes sobre la violencia vivida
por las mujeres de Guatemala (Segato, 2010, 2021a,
2021b). Es decir, partimos de su idea de que la violencia de género victimiza a
toda la sociedad, de que es la incubadora, el semillero, el caldo de cultivo de
todas las otras formas de violencia y dominación, subrayando la importancia de
reconocer que no se trata solo de un problema de las mujeres, de un grupo
particular de la sociedad (Segato, 2021a, 2021b).
Además, ponemos atención a la provocación que lanza Segato
al señalar que debemos hacer una autocrítica severa ante los fracasos de los
esfuerzos que se han hecho desde el feminismo institucional para contener lo
que llama una “catástrofe de género”, pues hoy tenemos una enorme cantidad de
leyes, políticas públicas e instituciones promovidas por feministas institucionales.
Sin embargo, la “letalidad del género” no solo no se ha contenido, sino que se
acrecienta no únicamente por el número de crímenes, sino sobre todo por la
crueldad que la violencia actual desata sobre el cuerpo de las mujeres, así
como sobre otros cuerpos femeninos o feminizados (Segato,
2021a).
Marco conceptual de Rita Segato para analizar la violencia contra las mujeres
Cuando en México hablamos
de violencia comunitaria, especialmente cuando nos referimos a la violencia
actual, volteamos la mirada a diciembre de 2006, fecha en la que el entonces
presidente, Felipe Calderón Hinojosa, declaró la guerra contra el narcotráfico lo
cual trajo una escalada de violencia, gran cantidad de personas muertas,
desaparecidas y desplazadas. Entonces se recrudeció eso que Rita Segato llama las “nuevas formas de guerra” o formas no
convencionales de guerra, que se dan en la esfera del segundo estado o segunda
realidad, que tienen como característica la informalidad, se despliegan en un
campo bélico difuso, un espacio intersticial o paraestatal, y que tienen como
centro la “pedagogía de la crueldad”. En ellas, la violencia contra las mujeres
ha dejado de ser un efecto colateral de la guerra y se ha transformado en un
objetivo estratégico de este nuevo escenario bélico. Se trata de guerras que no
tienen como meta la paz, sino un proyecto a largo plazo sin victorias ni
derrotas que la terminen, son guerras despojadoras, lucrativas, sin principio
ni fin, que buscan permanecer (Segato, 2021a). Este
nuevo tipo de conflictividad o guerras no convencionales se expanden por el
mundo y, aunque son transnacionales, tienen especial presencia en América
Latina, forman parte de ellas el crimen organizado, las guerras internas,
mafiosas, represivas, paraestatales o paramilitares, la represión policial, las
fuerzas de seguridad privadas. Se trata de guerras internas con bajo nivel de
formalización, es decir, desmilitarizadas, no hay uniformes, insignias,
territorios delimitados, rituales, ceremoniales, declaraciones de guerra,
armisticios o capitulaciones, sin límites temporales y espaciales claros (Segato, 2021a). Los grupos que se enfrentan en “esta nueva
modalidad de guerra son facciones, bandos, maras, patotas, gangs, grupos tribales, mafias,
mercenarios y fuerzas tanto paraestatales como estatales” (Segato,
2021a, p. 65), estos grupos son un cuantioso capital humano bélico, que
conforma los “recursos humanos” de las empresas de estas nuevas guerras (Segato, 2021a). En estas nuevas guerras informales se dan
agresiones bélicas sexualizadas a mujeres, niñas y niños, y aunque las agresiones
físicas se dan en los cuerpos feminizados, a través de ellos hay una agresión
moral al antagonista, al enemigo, pues se ataca física y moralmente a los
cuerpos cuya existencia debe estar bajo custodia.
Hay una violencia
extrema hacia las mujeres, sus cuerpos son torturados sexualmente hasta la
muerte, el cuerpo de mujer es campo de batalla porque en el
se agrede, desmoraliza, amedrenta, desmoviliza y eventualmente se derrota a los
hombres que estaban a cargo de su vigilancia y protección, se usa la saña
contra víctimas no guerreras y que no están involucradas en el trabajo de la
guerra, lo cual no se conocía anteriormente. La victimización de las mujeres ya
no es colateral sino central, el método de guerra es la profanación, se
destruye al profanar a la mujer, se atacan los lazos y la confianza comunitaria
en el cuerpo de las mujeres. Esas formas de violencia bélica, de crueldad sobre
el cuerpo de las mujeres no se quedan entre enemigos, luego reingresan al campo
de lo doméstico (Segato, 2021a). Tenemos así, una
violencia continua contra las mujeres en el ámbito comunitario, en el espacio
público y también en el doméstico o privado.
Afirma Segato que, aunque nuestra realidad no está desvinculada de
un orden global y geopolítico, en Latinoamérica se da el regreso del ejercicio de
poder de corte feudal ejercido de manera cruel sobre los cuerpos, ella llama la
dueñidad a la “administración mafializada
y gansteril de los negocios, la política y la justicia” (2021a, p. 108). Señala
una vinculación del crimen con la acumulación de capital por medios ilegales,
el control de caudales de riqueza que responden a ciertos dueños, y esto que
antes era excepcional hoy es estructural y estructurante de la política y la
economía, se trata de lo que llama la fase extrema y apocalíptica del proyecto
histórico del capital, en el cual la rapiña, el desplazamiento, desarraigo,
esclavización y explotación son el camino de la acumulación y para lograrlo es
crucial reducir la empatía humana y entrenar a las personas para que consigan
ejecutar, tolerar y convivir con actos de crueldad cotidianos (2021a). Con esto
último Rita pareciera estar describiendo lo que sucede en muchos de los hoy
llamados campos de exterminio o entrenamiento del crimen organizado como el Rancho
Izaguirre, en el cual las madres buscadoras de sus hijos desaparecidos encontraron,
en marzo de 2025, indicios de personas reclutadas y asesinadas en Teuchitlán,
Jalisco.
Expuse todos
los elementos teóricos anteriores, tomando algunas ideas del marco conceptual
de Rita Segato sobre las nuevas formas de guerra
porque me permiten explicar y situar algunas realidades que hoy vivimos en
Jalisco.
Jalisco: desigualdades,
violencia, desapariciones, vidas desechables
Jalisco es una entidad con
una economía boyante, en 2022 fue la cuarta entidad con mayor aportación al PIB
nacional, solo detrás de Ciudad de México, Estado de México y Nuevo León
(Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2023). Concentra en una
gran área metropolitana a 10 municipios, en la cual, según el Censo de 2020
había 5 millones 268 mil 642 habitantes, 2’684,675 (51.0%) mujeres y 2’583,967
(49.0%) hombres (Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco [IIEG],
2020). En los últimos años, el rostro de la ciudad de Guadalajara ha cambiado,
se ha extendido de manera considerable a los diversos municipios colindantes de
su área metropolitana y podemos observar dos fenómenos. Por un lado, se
construyeron una gran cantidad de viviendas muy pequeñas, económicas,
hacinadas, ejemplo emblemático de esto es la colonia Lomas del Mirador, también
llamado el “Chernobyl de Tlajomulco”, en donde hay
enormes áreas construidas con 77 mil casas que hoy están abandonadas por causa
del hacinamiento, la falta de servicios y la falta de transporte público eficiente;
este abandono convirtió a estas zonas en espacios perfectos para ser adueñados
por el crimen organizado. Por otro lado, en otras áreas de la ciudad se ha
desarrollado una gran cantidad de edificios verticales, muchos de reciente
construcción y es posible ver muchos más en proceso de edificación, por lo que
tenemos un boom inmobiliario que ha
traído consigo problemáticas para garantizar servicios de agua potable, basura,
alcantarillado, y además ha sumado el problema de la gentrificación, el aumento
muy considerable durante los últimos años de los costos para comprar o rentar
viviendas, y la especulación y financiarización de la
vivienda.
Ese boom de construcciones en el área
metropolitana de Guadalajara nos lleva a preguntarnos quién las financia,
especialmente cuando muchas de ellas permanecen vacías. Es posible ver en la
ciudad muchos edificios con departamentos, oficinas y locales comerciales
vacíos, pero con un mantenimiento y cuidado permanente; entonces, en la ciudad
tenemos una oferta cada vez más cara de vivienda y por lo mismo una crisis para
encontrar vivienda adecuada, digna y asequible.
Otro de los
elementos que debemos mencionar cuando hablamos del contexto de Jalisco es el
creciente clima de violencia y las desapariciones de personas. Es ya común que
todos los días tengamos conocimiento de personas asesinadas, balaceras y un
número cada vez mayor de personas desaparecidas. Además, en los últimos años ha
habido graves crisis forenses para el resguardo de cuerpos sin identificar que
se encuentran en las morgues. La crisis de personas desaparecidas es muy grave,
Jalisco encabeza la lista de los estados del país con esta problemática, según
datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Comisión
Nacional de Búsqueda de Personas [CNB], 2025) hoy existen más de 15 mil
personas desaparecidas en Jalisco; diversos académicos y periodistas[3]
han especializado sus investigaciones para intentar comprender esta tragedia, con
sus análisis han identificado y sistematizado múltiples patrones de
desaparición de personas en Jalisco. Hablan de una pesadilla que no termina,
pues en los últimos seis años se han dado casi dos tercios de las 15 mil
desapariciones, también se han localizado 165 sitios de inhumación clandestina
y 1,797 víctimas contenidas en ellos.
Las
investigaciones, observaciones y reportes hechos por estos especialistas son
muy importantes porque nos permiten entender algunas de las formas en las
cuales operan estas nuevas formas de guerra, como las llama Segato,
nos permiten entender lo desechables que muchas personas pueden ser para que una
organización criminal siga funcionando. Se puede desaparecer, torturar o
reclutar a la fuerza a las personas para utilizarlas en ciertos trabajos, con
fines de trata o asesinarlas cruelmente para conseguir información, o un
vehículo que después permitirá desaparecer o reclutar a más personas, o podemos
ver cómo la violencia patriarcal reduce a las mujeres a ser objetos de posesión
o ser tratadas como objetos a poseer por la persona vinculada con la delincuencia
organizada.
La información
recabada por estos especialistas les permite señalar que muchas de esas desapariciones
no se dan, como constantemente intentan afirmar las autoridades, porque las
personas estén asociadas a lo que llaman la economía de la violencia entre
grupos de la delincuencia organizada. Sino que se pueden dar como recursos para
resolver otra clase de conflictos, señalan la gravedad de que exista una
cultura de resolución de conflictos que privilegia métodos violentos basados en
“códigos de honor” y que emplean la fuerza hasta sus últimas consecuencias, de
manera que existe una capacidad para movilizar en poco tiempo a un grupo de
perpetradores que llevan a cabo la desaparición de personas. Además, subrayan la
absoluta impunidad, ya que casi ninguna de las víctimas ha sido localizada ni
se ha hecho justicia. Nos informan también que en algunas de las desapariciones
participan policías municipales que al mismo tiempo trabajan con los grupos
criminales, o nos muestran que se utiliza la desaparición y el asesinato como
práctica punitiva extrajudicial en los cuales suelen dejarse mensajes o mantas
señalando que las personas fueron asesinadas por “supuestos crímenes” que
cierto grupo criminal les atribuyó. Podemos ver en la actualidad lo que Rita Segato llama de diversas maneras, aunque se refiere a lo
mismo: la duplicación del Estado, la paraestatalización
del Estado, el Estado paralelo, el Segundo Estado, la Segunda economía o la
Segunda Realidad (2021a).
Lo explicado
anteriormente nos da una idea de la doble realidad que se vive en Jalisco, por
un lado, el Estado próspero, boyante, el cuarto generador del PIB nacional, en
el que sus autoridades se preocupan por el estado de derecho, la renovación del
poder judicial y se muestran como ejemplo a nivel nacional; pero, por otro
lado, se convive con el segundo Estado, el mafioso, esa “Segunda Realidad” en
donde la economía subterránea sostiene a la legal. Jalisco es también el Estado
donde se recluta, tortura, desaparece y mata en completa impunidad. Para cerrar
esta parte del artículo reproduzco un mensaje publicado el 18 de diciembre de
2024, por el Dr. Jorge Ramírez en la red social X: “¿Qué tan sanguinario es el
Cártel Jalisco Nueva Generación? Me preguntan. En los SEMEFO de Jalisco hay
alrededor de 600 torsos humanos del 2018 a 2024. Saquen sus propias
conclusiones” (Ramírez, 18 de diciembre de 2024).
Este contexto
de Jalisco es el que se vive en los ámbitos comunitarios, alrededor de las
escuelas, de las casas, en el transporte público; tiene que ver con los
mandatos de masculinidad a los que se enfrentan los hombres y, por tanto, con
la violencia que vivimos las mujeres dentro de casa, en nuestras relaciones
cercanas, de amistad, de noviazgo, de pareja y por supuesto se relaciona con la
violencia que vivimos en las calles, la violencia impersonal.
Por lo mismo no
podemos omitir señalar que la Dra. Karla Planter,
rectora de la Universidad de Guadalajara, reconoció, el 8 de abril de 2025, que
hay 4 estudiantes de la Universidad de Guadalajara reportados como
desaparecidos, tres desaparecidos en las últimas dos semanas y otro
desaparecido desde enero de 2025.[4]
Además grupos estudiantiles hablan no de 4 sino de 20 estudiantes de la UdeG
desaparecidos.
Lo que nos arroja la Encuesta Universitaria de Género,
Nuestras Voces: las violencias contra las estudiantes en los ámbitos
comunitarios de las preparatorias y centros universitarios de la Universidad de
Guadalajara
En este contexto de
violencia generalizada en el país y específicamente de la violencia vivida en
el Estado de Jalisco, revisamos algunos datos relevantes de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las
Relaciones en los Hogares 2021 (INEGI, 2021). La encuesta señala a Jalisco
como la séptima entidad del país con mayor prevalencia de violencia contra las
mujeres, afirmando que el 71.9% de mujeres de 15 años o más han vivido al menos
un tipo de violencia alguna vez en su vida, además, es la sexta entidad con
mayor prevalencia de violencia contra las mujeres a lo largo de la vida en el
ámbito escolar. Las mujeres que más han experimentado violencia son las
estudiantes del nivel de educación media superior con 80.5%, seguidas de las
estudiantes de educación superior con 77%. Además, Jalisco es la cuarta entidad
con mayor prevalencia de violencia en el ámbito comunitario, en este ámbito es
la violencia sexual la más frecuente, 47.3% de mujeres la ha experimentado a lo
largo de su vida y 23.5% en los 12 meses previos a la encuesta. La encuesta
señala que las principales personas agresoras respecto a los distintos tipos de
violencia comunitaria son desconocidos.
Habiendo
revisado estos datos sobre la violencia contra las mujeres en Jalisco entremos
a los resultados que nos arroja la Encuesta
Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022). Primero,
quiero extender un agradecimiento especial a la Dra. Susana Gabriela Muñiz
Moreno, Coordinadora General de la Encuesta por estar a cargo del diseño,
levantamiento de la encuesta y la presentación de sus resultados, así como por su
paciencia y trabajo para realizar otros cruces de información que nos permitieron
ahondar en este análisis de la violencia comunitaria.
La
Tabla 1 nos presenta un cuadro comparativo en el cual vemos información cruzada
sobre los distintos tipos de violencias que señalan haber vivido las
estudiantes de la Universidad de Guadalajara y los ámbitos en los cuales estas
se dan, desde el primer vistazo a la tabla detectamos que es en el ámbito
comunitario donde se presentan con mayor prevalencia los distintos tipos de
violencias.
|
Ámbito |
||||
Tipo de violencia |
Comunitario (%) |
Laboral (%) |
Escolar (%) |
Familiar (%) |
Pareja (%) |
Violencia Sexual |
63.5 |
16.9 |
26.3 |
18.7 |
12.1 |
Violencia Psicológica |
46.6 |
16.7 |
32.2 |
33.1 |
44.8 |
Violencia Física |
12.4 |
2.2 |
11.0 |
8.4 |
9.3 |
+ LEJANÍA |
+ CERCANÍA |
Fuente: Muñiz Moreno (2024).
En la Tabla 1
acomodamos las columnas según el grado de cercanía o lejanía que
tienen las mujeres con sus agresores en los distintos ámbitos. Así, colocamos el ámbito
comunitario como el de mayor lejanía mientras el ámbito de pareja es el de
mayor cercanía, lo cual nos permite identificar cómo cambia la prevalencia de
los distintos tipos de violencias según el grado de lejanía o cercanía del
agresor con la víctima, los datos nos indican que el tipo de violencia contra
las mujeres es relacional, y con ello nos referimos a que la intensidad o el
tipo de violencia puede cambiar dependiendo del grado de relación del agresor
con la víctima. La Tabla 1 muestra que la mayor lejanía, el desconocimiento, la
impersonalidad o la desvinculación que da el ámbito comunitario genera mayor
prevalencia de violencia sexual, pues se da la despersonalización de las
mujeres, son vistas como objetos. Vemos también cómo el tipo de violencia
cambia cuando los agresores conocen a las mujeres, es decir, disminuye la
violencia sexual y aumenta la psicológica; la cercanía y el conocimiento las
personaliza y el tipo de violencia al que mayormente quedan expuestas al
conocer a los agresores es la psicológica. Es decir, se generan otros
mecanismos de control hacia las mujeres a las cuales se conoce.
La
importancia de esta situación de cercanía o lejanía se reiteró al conocer los
resultados preliminares de la investigación de Yunuen Hernández Diz sobre consentimiento sexual en las prácticas sexuales
de alumnos de la Universidad de Guadalajara que se encuentra realizando en la
Maestría de Estudios de Género. Ella subraya la importancia de tomar en cuenta
el tipo de relación de cercanía o lejanía entre las personas, ya que la
cercanía genera el vínculo de confianza para que los hombres se interesen por detectar
y preguntar a las mujeres sobre su consentimiento para aceptar o no prácticas
sexuales y de qué tipo; pero por el contrario, al no existir esa confianza, el
consentimiento se invisibiliza, los hombres no lo detectan, no preguntan
explícitamente y algunos afirman no hacerlo por la posición de vulnerabilidad a
la que se sienten expuestos: enfrentarse a un rechazo, el temor al conflicto o
la humillación (2024). Entendemos, por tanto, que la cercanía o lejanía del
agresor con las mujeres puede modificar el tipo de violencia a la que queda
expuesta.
Un
último elemento que destacamos de la Tabla 1 es la drástica disminución que se
da de la violencia física en el ámbito laboral, esa mínima prevalencia nos
indica que los hombres tienen toda la capacidad de disminuir sus niveles de
violencia contra las mujeres si quieren, pero sobre todo si tienen incentivos
importantes para hacerlo, tales como el prestigio ante sus colegas y/o su
salario.
Otros resultados
de la Encuesta Universitaria de Género,
Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022) señalan que 8 de 10 mujeres cis
y trans, tanto de bachillerato como de licenciatura, aceptan haber vivido violencia
en el ámbito comunitario a lo largo de su vida, mientras 7 de 10 aceptan
haberla vivido en los últimos 12 meses. Entonces, podemos asegurar que en los
ámbitos comunitarios en los cuales se desenvuelven las estudiantes ha habido un
comportamiento estructuralmente violento hacia ellas en el pasado y en el
presente. En el desglose de los tipos de violencias detectamos específicamente
lo siguiente: en el ámbito comunitario, las mujeres cis o trans que han
sufrido violencia psicológica a lo largo de su vida son 7 de 10,
mientras 5 de 10 la han vivido en los últimos 12 meses; 8 de 10 han sufrido violencia
sexual a lo largo de su vida, mientras 6 de 10 la han vivido en los últimos
12 meses; 3 de 10 han sufrido violencia física a lo largo de su vida,
mientras 1 de 10 la ha vivido en los últimos 12 meses. Es especialmente
importante poner atención a la violencia sexual que las estudiantes están
viviendo en su ámbito comunitario ya que es la que muestra mayor prevalencia. Conociendo
datos como estos y los que se exponen enseguida podrían implementarse políticas
públicas adecuadas para atender, prevenir y erradicar estas violencias
comunitarias hacia las mujeres estudiantes.
Además, a las
estudiantes mujeres cis y trans se les preguntó sobre algunas situaciones que
viven en los espacios o lugares públicos de su
comunidad (localidad, pueblo, barrio, colonia o ciudad), como la calle, el
transporte público, mercados, tianguis, parques, canchas deportivas, iglesias,
lugares de diversión como cines, antros, bares, salones o lugares de baile o
fiesta, o las ferias, fiestas, asambleas o juntas vecinales o religiosas, en
las respuestas señalaron que la violencia sexual es la que manifiestan
vivir mayormente. Se encontró que a lo largo de su vida a 8 de cada 10, y a 7
de cada 10 en los últimos 12 meses, les han dicho piropos groseros u ofensivos
de tipo sexual o sobre su cuerpo. A lo largo de su vida a 4 de cada 10, y a 2
de cada 10 en los últimos 12 meses las han manoseado, tocado, besado o se les
han arrimado, recargado o encimado sin su consentimiento. A lo largo de su vida
a 3 de cada 10, y a 1 de cada 10 en los últimos 12 meses alguna persona le mostró
sus partes íntimas o se manoseó enfrente de ellas. A lo largo de su vida a 3 de
cada 10, y a 1 de cada 10 en los últimos 12 meses le han levantado la falda, el
vestido o le han jaloneado la ropa para ver sus partes íntimas o ropa interior.
A lo largo de su vida a 1 de cada 10 la han tratado de obligar a tener
relaciones sexuales en contra de tu voluntad.
Por otra parte, dentro de la violencia
psicológica, las estudiantes reportan que a lo largo de su vida a 5 de 10,
y a 4 de 10 en los últimos 12 meses las han vigilado o seguido. A lo largo de
su vida a 5 de 10, y a 3 de 10 en los últimos 12 meses las han hecho sentir
miedo de ser atacadas o abusadas sexualmente. A lo largo de su vida a 5 de 10,
y a 3 de 10 en los últimos 12 meses las han ofendido o humillado por el hecho
de ser mujeres. A lo largo de su vida a 3 de 10, y a 2 de 10 en los últimos 12
meses las han ignorado o no las han tomado en cuenta por ser mujeres.
Finalmente, respecto a la violencia física,
las estudiantes reportan que a lo largo de su vida a 3 de 10, y a 1 de 10 en
los últimos 12 meses las han pellizcado, jalado el cabello, empujado,
jaloneado, abofeteado o aventado algún objeto. A lo largo de su vida a 3 de 10
las han atacado o agredido con un cuchillo, navaja o arma de fuego.
Las principales personas agresoras en el
ámbito comunitario a lo largo de la vida de las mujeres estudiantes fueron: desconocidxs (46%), conocidxs
(22.6%), amigxs (9.5%) y vecinxs
(3.7%). Respecto a la violencia sexual, las principales personas
agresoras en el ámbito comunitario a lo largo de la vida de las estudiantes
fueron: desconocidxs (50.5%) –esta cifra nos confirma
el tema de la despersonalización que viven las mujeres al ser víctimas de
violencia sexual en el ámbito comunitario que señalábamos en páginas anteriores–,
conocidxs (19.5%), amigxs
(8.8%) y vecinxs (3.5%). Respecto a la violencia
psicológica, las principales personas agresoras en el ámbito comunitario a
lo largo de la vida de las estudiantes fueron: desconocidxs
(43.8%), conocidxs (25.4%), amigxs
(8.7%) y vecinxs (4.6%). Respecto a la violencia
física, las principales personas agresoras en el ámbito comunitario a lo
largo de la vida de las estudiantes fueron: desconocidxs
(23.4%), conocidxs (34.1%), amigxs
(17.6%) y vecinxs (1.6%).
Los lugares de agresión más frecuentes
en el ámbito comunitario fueron: la calle/parque (35%), el transporte público
(14.8%), otro lugar público (12.2%), mercado/plaza/tianguis/centro comercial
(12.1%), una vivienda particular (6.3%), feria/fiesta/junta vecinal (6.2%),
cantina/bar/antro (5.6%), taxi/uber (3.1%), iglesia o
templo (1.7%).
Ahora bien, justamente cuando hablamos de
violencia comunitaria es muy importante detectar por áreas y regiones
específicas del Estado las prevalencias de los tipos de violencias, ya que hay
elementos del contexto específico de cada región que pueden estar exacerbando las
violencias contra las mujeres, algunas que se nos ocurren son un patriarcado
muy arraigado que se expresa en cuestiones de machismo de larga data, que se
agudizó en la época colonial y épocas posteriores y fue reforzado por el
discurso tradicional de la Iglesia Católica sobre los rígidos roles de género
impuestos a hombres y mujeres; en otras regiones podría ser que la presencia
violenta del crimen organizado propicie contextos de violencia extrema
generalizados y, por tanto, también violencia específica que se inscribe en los
cuerpos de las mujeres. Es por eso que colocamos la Tabla 2 que nos permite
conocer los tipos de violencias comunitarias que las estudiantes de la
Universidad de Guadalajara señalan haber vivido en los últimos doce meses en
las regiones donde hay presencia de la Universidad.
Tabla 2. Prevalencia de violencia de
género contra las mujeres en el ámbito comunitario en los últimos 12 meses por
tipo de violencia y corredor (% de casos que reportaron incidentes de
violencia).
Corredor |
Violencia Física (%) |
Corredor |
Violencia Psicológica (%) |
Corredor |
Violencia Sexual (%) |
Corredor |
Todos los tipos de violencia (%) |
|||
Ciénega |
15.0 |
AMG |
51.2 |
AMG |
69.2 |
AMG |
73.6 |
|||
AMG |
14.9 |
Altos |
47.1 |
Sur |
62.2 |
Sur |
68.9 |
|||
Sur |
10.7 |
Sur |
46.7 |
Altos |
60.0 |
Altos |
66.7 |
|||
Costa Sur |
9.8 |
Altos Norte |
45.3 |
Costa |
60.0 |
Altos Norte |
64.6 |
|||
Altos Norte |
8.8 |
Ciénega |
41.8 |
Altos Norte |
59.1 |
Ciénega |
61.4 |
|||
Altos |
6.7 |
Costa |
36.9 |
Ciénega |
55.6 |
Costa |
60.8 |
|||
Costa |
6.2 |
Valles |
33.3 |
Valles |
51.2 |
Valles |
54.7 |
|||
Valles |
5.4 |
Norte |
32.2 |
Costa Sur |
44.7 |
Costa Sur |
50.0 |
|||
Norte |
4.3 |
Costa Sur |
29.1 |
Norte |
43.5 |
Norte |
48.7 |
|||
Total |
12.4 |
Total |
46.5 |
Total |
63.5 |
Total |
68.2 |
Fuente: Muñiz Moreno (2024).
Los datos de la Tabla 2 nos muestran mayor prevalencia de
violencia contra las mujeres en el área metropolitana de Guadalajara la cual
incluye a los municipios con la mayor zona urbana del Estado y con mayor
población. En esta grande área metropolitana, la vida comunitaria está más
desarraigada y la amplitud de la zona urbana hace que se mantengan mayores
relaciones de lejanía entre las personas, esto ocasiona que las mujeres sean
despersonalizadas y objetivizadas, y ello las
convierte con mayor facilidad en víctimas de agresión en el espacio
comunitario. No nos alcanzan las páginas de este artículo para hacer un estudio
detallado de cada una de las regiones o corredores territoriales en que se
encuentran las preparatorias y centros universitarios que nos permita vincular
y entender de manera más precisa las causas y consecuencias de cada tipo de
violencia presentada en cada ámbito comunitario.
Nos pareció muy relevante que el corredor de La
Ciénega obtuviera el primer lugar en la prevalencia de violencia física y para
entender un poco más recurrí a la información que el IIEG aporta sobre la
Incidencia delictiva en la región Ciénega de Jalisco del año 2022 al 2024. A lo
largo de estos años la región tiene a la violencia familiar y después las
lesiones dolosas como los principales delitos con averiguaciones previas y/o
carpetas de investigación (IIEG, 2023, 2024). Sería, además, importante revisar
cómo se encontraba la situación de violencia por el crimen organizado en esas
zonas al momento del levantamiento de la encuesta para entender si contextos de
ese tipo estarían afectando la prevalencia de la violencia comunitaria. Así,
podríamos analizar cada región, detectar qué violencias son las más recurrentes
en cada zona e implementar acciones que contribuyan a volver más seguros los
espacios comunitarios en donde se mueven y viven las estudiantes.
Queremos también subrayar que la encuesta nos
permitió detectar cómo la violencia tiene efectos a nivel personal en las
víctimas, observando la Tabla 3 vemos cómo suben casi al doble los porcentajes
de mujeres estudiantes a las cuales se recomienda hacer una revisión por
cuadros de depresión cuando ellas afirman haber vivido incidentes de violencia.
|
Presenta síntomas de depresión (PHQ=>3) (%) |
Ratio |
||
Todos los tipos y
ámbitos |
Sin incidentes de
violencia |
23.3 |
1.89 |
|
Con incidentes de
violencia |
43.9 |
|||
Tipo |
PSICOLÓGICA |
Sin incidentes de violencia |
21.2 |
2.07 |
Con incidentes de violencia |
44.0 |
|||
SEXUAL |
Sin incidentes de violencia |
25.3 |
1.70 |
|
Con incidentes de violencia |
43.2 |
|||
FÍSICA |
Sin incidentes de violencia |
32.5 |
1.44 |
|
Con incidentes de violencia |
46.9 |
|||
ECONÓMICA |
Sin incidentes de violencia |
38.9 |
1.33 |
|
Con incidentes de violencia |
51.6 |
|||
Ámbito |
FAMILIAR |
Sin incidentes de violencia |
32.3 |
1.59 |
Con incidentes de violencia |
51.4 |
|||
ESCOLAR |
Sin incidentes de violencia |
30.8 |
1.49 |
|
Con incidentes de violencia |
45.7 |
|||
PAREJA |
Sin incidentes de violencia |
29.1 |
1.55 |
|
Con incidentes de violencia |
45.3 |
|||
COMUNITARIO |
Sin incidentes de violencia |
27.6 |
1.56 |
|
Con incidentes de violencia |
43.2 |
|||
LABORAL |
Sin incidentes de violencia |
40.2 |
1.16 |
|
Con incidentes de violencia |
46.4 |
Fuente: Muñiz Moreno (2024).
La Tabla 3 nos permite ver claramente cómo los posibles
casos de depresión[5]
vividos por las estudiantes se duplican cuando se cruza el dato de que han
vivido algún tipo de violencia, superar esos cuadros de depresión requerirá que
las alumnas realicen todo un trabajo personal para la recuperación de su salud
mental. Los hombres no escapan tampoco a las consecuencias de la violencia, la
subjetividad masculina está impregnada del lenguaje y las formas de la
violencia que les son exigidas como mandatos de masculinidad, tanto David Le
Breton (2021, 2023) como Rita Segato (2021a, 2021b)
hablan de lo duro que es sostener la virilidad como la impone el patriarcado,
los chicos no quieren ser menos a la vista de sus pares, así que acompañan en
silbidos, insultos, acoso, intimidaciones o violaciones a las chicas, deben
formar parte de los ritos de virilidad para confirmar su pertenencia a su grupo
de iguales lo que los lleva a tener conductas de riesgo, a desvincularse de los
afectos, la ternura, la reciprocidad y la vulnerabilidad, lo que los
insensibiliza ante la violencia, la crueldad y el horror.
Como señala Rita Segato,
en las nuevas formas de guerra que vivimos, los cuerpos de las mujeres se
convierten en el bastidor o soporte en que se escribe la derrota moral del
enemigo y los hombres aprenden la pedagogía de la crueldad que permite la
reproducción de ese sistema violento en donde se da el mandato de violación, el
mandato del grupo al que se pertenece, se forman lealtades en red a través de
ritos que adhesionan y cohesionan, ritos a través de
los cuales se escribe con violencia en el cuerpo de las mujeres, de manera que
con esa violencia compartida se da la hermandad, el pacto masculino, mafioso,
el pacto patriarcal (Segato, 2021a). Pensaríamos que
estas redes se dan únicamente en las mafias o entre los grupos criminales, pero
si algo nos demostraron los recientes casos de Gisèlle
Pelicot en Francia –quien fue drogada por su marido
durante una década para que decenas de hombres la violaran mientras estaba
inconsciente y ninguno de los hombres que abusó o no de ella fue capaz de
denunciar–; o el grupo de Telegram en Alemania –conformado
por una red de 70,000 hombres que compartían estrategias para drogar y agredir
mujeres–; es que estas redes de escritura violenta sobre el cuerpo de las
mujeres pueden estar orquestadas por quien ha dormido por décadas a nuestro
lado y pueden formar parte de ellas una gran cantidad de hombres comunes que
van desde el panadero, el bombero, el camionero, el maestro, el joven, el
jubilado, el soltero, el casado, el abuelo, el padre y que ninguno de ellos
será capaz de romper el pacto de silencio que conlleva la permanencia de esa
red de violencia sobre el cuerpo de las mujeres.
Ahora bien, estas pedagogías de la
crueldad se van incorporando en la vida de los niños, de los adolescentes, de
los adultos, hay un aprendizaje, unas pautas que se siguen; por ello es de suma
importancia retomar la necesaria autocrítica que Rita Segato
hace –y que planteamos en las primeras páginas– al feminismo institucional, y
no porque no se tenga que estar en esos espacios que sí deben ser ocupados por
las feministas, sino porque la escalada de violencia y crueldad contra las
mujeres no se ha detenido. Requerimos, como señala Le Breton, modificar los
modelos de género porque los niños aprenden su rol social desde la más temprana
edad (2023), o como señala Segato, requerimos
salirnos del gueto exclusivo de la violencia contra las mujeres porque esta
violencia es germen del resto de violencias (2021a).
Para detener la guerra contra las mujeres debemos
desmontar, junto con los hombres, el mandato de masculinidad, el patriarcado (Segato, 2021a) y las pedagogías de la crueldad. Segato propone hacerlo por medio de las contra-pedagogías
de la crueldad, señala que la retórica de las cosas debe ser reemplazada por la
retórica y reforma de los afectos: la vuelta y defensa de la comunidad, lo
relacional, la reciprocidad, el cariño, la amistad, la vida vincular, una
política y ética feministas. Afirma que todo ello pone a prueba nuestra imaginación para proponer
respuestas inteligentes y eficaces (Segato, 2021a, 2021b).
Conclusiones
Hicimos un breve recorrido
por la propuesta conceptual de Rita Segato, quien nos
permite ver de manera más estructural la violencia contra las mujeres, esa
mirada recorre contextos amplios en donde está arraigada la violencia contra
las mujeres, pero además se ha recrudecido con la participación de la violencia
del crimen organizado en los entornos de la vida comunitaria de las personas.
Explicamos de manera breve y suscinta algunos
elementos a tener en cuenta cuando miramos los ámbitos comunitarios de Jalisco,
señalamos, por un lado, la vida próspera y boyante de los negocios en Jalisco y,
por otro lado, la violencia, las desapariciones, las fosas, la búsqueda de
personas y las muertes. Con todo lo anterior como contexto, llegamos al
análisis de algunos datos que la Encuesta
Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022) nos presentó
sobre el tema de la violencia contra las estudiantes en el ámbito comunitario,
en el ámbito circundante de su vida estudiantil. Al ver la gran prevalencia de
la violencia comunitaria en la vida de las estudiantes, consideramos que es
vital poner un foco muy especial en este tipo de violencia. Es importante
recordar a Helena Varela Guinot (2019), quien subraya
que las universidades son el reflejo de las sociedades en las que vivimos y que
la violencia afecta e implica a toda la sociedad.
No debemos
olvidar que la Universidad también es y siempre debe ser un espacio fértil para
la imaginación y el cambio de paradigmas. Esta encuesta debe ser un ejercicio
que se repita de manera constante para que acompañe los necesarios procesos
educativos que deben implementarse de manera que nos permitan repensar,
replantear y deconstruir los mandatos de masculinidad que dañan. Replanteemos y
cambiemos las narrativas y retóricas desde la universidad, construyamos desde
las aulas el tejido comunitario que acompañe, que no nos dejen solas y solos
ante la violencia, que sensibilice dentro de la barbarie, que desnormalice la
desaparición de personas y la violencia contra los cuerpos femeninos y
feminizados, consigamos que sin importar la cercanía o lejanía de los hombres
con las mujeres ellos puedan vernos siempre como personas y no como cosas.
Propongamos círculos de estudio, que nuestras clases incluyan la
sensibilización tan necesaria ante tanta violencia que se vive a nuestro
alrededor, consigamos que nuestras aulas estén libres de violencia, no
permitamos que la violencia que inunda nuestros espacios comunitarios se
normalice y naturalice ni en las aulas ni en la Universidad. Que la Universidad
nos guíe para hablar en voz alta de la violencia contra las mujeres y que nos
permita echar a volar la imaginación para replantear procesos educativos en
medio de la barbarie que padecemos, hagamos que las, los y lxs
jóvenes cuestionen, desestabilicen y deconstruyan el sistema que mantiene y
reproduce esta cruel guerra contra las mujeres y los hombres.
Bibliografía
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Personas
(2025). Registro Nacional de Personas
Desaparecidas y No Localizadas. Secretaría de Gobernación. https://versionpublicarnpdno.segob.gob.mx/Dashboard/ContextoGeneral
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Y. (2024). Vulnerabilidad y consentimiento sexual: Un análisis de las prácticas
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Instituto de Información Estadística y
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Agosto 2022 a julio 2023. Instituto de Información
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Angulo Salazar, L., Ramírez Rodríguez, E. G. y Avilés González, C. O. (Coords.) (2022). Nuestras Voces, Encuesta Universitaria de
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Federación Estudiantil Universitaria, Cátedra UNESCO Liderazgo, Género y
Equidad y Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo.
Segato, R. (2010). Las
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Segato, R. (2021a). La
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Segato, R. (2021b). Contra-pedagogías de la crueldad. Prometeo
Libros.
Ramírez, J. [@joraplas] (14 de noviembre
de 2024). Las mujeres son vistas como
objetos a poseer por miembros de grupos criminales que llegan a desaparecer a
parejas de [Post]. X. https://x.com/joraplas/status/1857075087247085730
Ramírez, J. [@joraplas] (13 de
diciembre de 2024). Compartimos un nuevo
reporte sobre formas recurrentes en que las personas desaparecen en Jalisco. En
esta ocasión, presentamos un patrón [Post]. X. https://x.com/joraplas/status/1867582923383484870
Ramírez, J. [@joraplas] (18 de
diciembre de 2024). ¿Qué tan sanguinario
es el Cartel Jalisco Nueva Generación? Me preguntan. En los SEMEFO de Jalisco
hay alrededor de 600 [Post]. X. https://x.com/joraplas/status/1869504365826048445
Varela Guinot,
H. (2019). Las universidades frente a la violencia de
género. El alcance limitado de los mecanismos formales. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y
Sociales, 65(238), 49-80. https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2020.238.68301
[1] Universidad de Guadalajara, México. Correo electrónico: alejandrahidalgor@gmail.com
[2] Una explicación
sobre la metodología de la encuesta se puede consultar en el apartado
introductorio de este volumen.
[3] Estos reportes han aparecido en meses diversos de 2024 en
la cuenta de X de Jorge Ramírez, sociólogo, académico de la Universidad de
Guadalajara.
Desaparición de personas en tránsito por carreteras,
caminos y calles de Jalisco (Ramírez, 13 de diciembre de 2024).
Desapariciones vinculadas a violencia machista contra
hombres y mujeres (Ramírez, 13 de diciembre de 2024).
Al finalizar los reportes aparecen varias personas como
equipo: Jorge Ramírez como coordinador y Elsa Martha Gutiérrez, Marck
Hernández, Rubén Martín, Joseph Olid, Enrique Osorio y Lauro Rodríguez.
[4] Diversas notas periodísticas recuperaron las
declaraciones de la rectora de la Universidad de Guadalajara.
[5] El tema de la depresión podría ser un tema de estudio aparte, acá solo se aborda de manera muy superficial debido a los resultados abordados por la encuesta y la diferencia de resultados entre las estudiantes que no han tenido incidentes de violencia y las que sí. Un objetivo secundario de la encuesta fue hacer una primera aproximación a una estimación de la depresión entre la población estudiantil. Para esto se utilizó el Patient Health Questionnaire-2 [PHQ_2] (Gilbody et al., 2007). Se trata de un instrumento de cribado breve, aceptable para ser autoadministrado, que busca identificar, de forma rápida y sencilla, la presencia de anhedonia o depresión entre la población, permitiendo así una detección temprana. El PHQ_2 no tiene las propiedades psicométricas que otros instrumentos, como el PHQ_9, pero diversos estudios revelan su potencial efectividad y alto nivel predictivo, por lo que en la actualidad son utilizados como una primera aproximación (Gilbody et al., 2007). La recomendación para quienes emplean este instrumento es que a las personas que obtienen un puntaje igual o superior a 3 en la escala, les sea aplicado el instrumento PhQ_9 y sean remitidas a una evaluación más profunda para corroborar la presencia de estados depresivos (Kroenke et al., 2003).
En este artículo se condujo un análisis bivariado simple que contrastó la prevalencia de violencia de género contra el resultado del PHQ_2. Se comparó la proporción de mujeres que resultaron con un puntaje superior o igual a 3 entre las mujeres que habían vivido incidentes de violencia contra aquellas que no para verificar si existían diferencias estadísticamente significativas.