VIOLENCIA
DE GÉNERO EN LAS RELACIONES DE PAREJA: APROXIMACIÓN DE EXPERIENCIAS DE MUJERES
JÓVENES ESTUDIANTES
GENDER VIOLENCE IN COUPLE RELATIONSHIPS: APPROACHING THE
EXPERIENCES OF YOUNG WOMEN STUDENTS
Perla Elizabeth Bracamontes Ramírez[1]
Mariana Moreno Preciado[2]
DOI:
https://doi.org/10.32870/lv.v0i0.8158
Resumen
Este artículo contribuye a las investigaciones con enfoque de
género; ya que identifica desde un estudio cuantitativo determinadas vivencias
de la violencia de género en las relaciones de pareja de las jóvenes
estudiantes. Utiliza principalmente la literatura feminista para describir por
qué estás situaciones se siguen dando en la cotidianidad de la vida
estudiantil, así como para analizar las respuestas y consecuencias que tienen
en la vida de las mujeres. Los resultados muestran que ellas siguen sintiendo
vergüenza de compartir las violencias de género experimentadas y persiste desconfianza
para denunciarlas. Las principales afectaciones identificadas son aspectos
emocionales y el aislamiento, los cuales son condicionantes del orden
patriarcal impuesto en la historia de la humanidad que logra controlar las
dinámicas de vida de las mujeres en una posición de subordinación.
Palabras clave: género, violencia, pareja,
estudiantes, patriarcado
Abstract
This article contributes to
the research with a gender approach; since it identifies from a quantitative
study certain experiences of gender violence in young students' couples. It
mainly uses feminist literature to describe why these situations continue to
occur in the continuum of student life, as well as to analyze the responses and
consequences they have on women's lives. The results show that women continue
to feel ashamed to share the gender-based violence they experience and that
they are still reluctant to denounce it. The main effects identified are
emotional aspects and isolation, which are conditioning factors of the
patriarchal order imposed in the history of humanity that manages to control
the dynamics of women's lives in a position of subordination.
Keywords: gender, violence, couple,
students, patriarchy
Introducción
La violencia de género en las relaciones de pareja
resulta ser una violencia que se re(produce) en la cotidianidad, mismas que
muchas veces se han normalizado y más en mujeres jóvenes.
De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica
de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI, 2016) define a la violencia de pareja como:
el abuso de poder
u omisión intencional contra la mujer que es realizado para dominar, someter,
controlar o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial,
económica y sexual en la relación de pareja. El agresor tiene o tuvo una
relación de pareja (casados, unión libre, noviazgo) con la persona agredida. (s.
p.)
Lo anterior radica en las relaciones desiguales de
poder entre mujeres y hombres, donde el modelo de dominación masculina emerge
con fuerza para asignar a las primeras en una posición de inferioridad,
discriminación, desigualdad y violencia; es decir, la situación de éstas en el
universalismo patriarcal implica según Lagarde "Vivir contradictoriamente
desde una condición de inferioridad, a partir de la cual los hechos de las
mujeres son desvalorizados o invisibles, y las colocan de antemano en una
posición jerárquica menor, subordinada, y sometida a dominación" (1990, p. 11). Para mantener este orden social impuesto y privilegiado,
los varones utilizan la violencia para no perder el poder y la jerarquía sobre
las mujeres. En muchos casos, las víctimas, para salir del círculo de la
violencia opresiva, empiezan a compartir temerosamente su experiencia con otras
personas, significando con ello, la apertura de abrir canales de comunicación
en su proceso de recuperación, y el tender redes de apoyo familiar, institucional
o de amistades, con el propósito de contar con las medidas integrales y
multidisciplinares para la atención, prevención, sanción, como erradicación de
la violencia machista.
Metodología
Esta
investigación de corte cuantitativo realiza un análisis secundario de los
resultados de la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces,
realizada en el año 2022 por el Centro de Estudios de Género de la Universidad
de Guadalajara, en colaboración con la Federación Estudiantil Universitaria, la
Cátedra UNESCO Liderazgo, Género y Equidad, y el Centro de Estudios
Estratégicos para el Desarrollo; cuyo objetivo fue, entre otros, estimar la
prevalencia de violencia en razón de género contra las mujeres estudiantes de
la Universidad de Guadalajara, en sus distintos tipos (física, sexual,
psicológica y/o económica) y ámbitos (pareja, familiar, escolar, laboral y
comunitario), con dos periodos de referencia: a lo largo de la vida y los
últimos 12 meses.
El marco metodológico y operativo de la
encuesta se desarrolla en el capítulo introductorio de este dossier, que nos
refiere que el universo de estudio lo componen estudiantes de bachillerato y
licenciatura matriculadxs en el ciclo escolar 2022A.
El estudio empleó una muestra probabilística de 7,342 casos (hombres, mujeres y
personas no binarias) distribuidos en 69 puntos muestrales de la red
universitaria, con un nivel de confianza del 95% y un margen de error
estadístico de +/- 1.13%. Esta muestra es representativa por nivel educativo,
región y centro universitario.
Como método de recolección de datos se
empleó un cuestionario estructurado desplegado en una plataforma digital. La
técnica de levantamiento fue auto-administrada,
dirigida in situ (en las
instalaciones de las escuelas visitadas), asegurando el anonimato de las
personas encuestadas y con la implementación de passwords y otros mecanismos para
asegurar el control de la selección de la muestra. El procesamiento de los
datos se realizó con software
especializado de análisis estadístico IBM-SPSS. Aunque en la encuesta en
general está compuesta por más de 2 mil variables primarias y derivadas y
cuenta con más de 7 mil casos, en este
artículo específicamente se analiza solamente, de forma secundaria, un
subconjunto de las variables y de la población encuestada. En este
artículo son el grupo de interés las mujeres (de licenciatura y bachillerato)
que declararon tener o haber tenido a lo largo de su vida alguna relación de
pareja. Del total de las personas encuestadas, 3,970 casos fueron mujeres
cisgénero (personas cuyo sexo asignado al nacer fue mujer y su identidad de
género es mujer) y 16 mujeres trans[3] (personas cuyo sexo
asignado al nacer fue hombre, pero su identidad de género es mujer). De éstas,
82% en el caso de bachillerato y 90.2% en el caso de licenciatura reportaron
tener o haber tenido a lo largo de su vida alguna relación de pareja. Estas
mujeres constituyen el universo de análisis de esta pieza.
Para el análisis se tuvo acceso tanto a
los tabulados básicos (Muñiz Moreno, 2024) (distribuciones de frecuencia
simples) y microdatos de la encuesta (Muñiz Moreno et al., 2023). Las variables
que se analizan son las relacionadas con las instancias de violencia en la
pareja vividas (que son poco más de 30 reactivos) a lo largo de su vida y en
los últimos 12 meses, así como el seguimiento de la denuncia, o no denuncia, y
las consecuencias de la violencia experimentada. La violencia experimentada por
las estudiantes de la UdeG por parte de sus parejas puede haberse dado en el
contexto escolar, pero no necesariamente. Asimismo, incluye las violencias
experimentadas por parejas provenientes de la comunidad universitaria o de
lugares distintos.
Resultados
La
violencia en el noviazgo o las relaciones de pareja es un tema vigente que
requiere de soluciones efectivas, las cuales van desde la prevención hasta la
sanción. El 85.6% de las estudiantes (de las cuales 16 se identificaron como
mujeres trans) de licenciatura como de bachillerato respondieron estar o haber
estado en una relación afectiva y la edad de las encuestadas se encuentra entre
los 15 y 18 años, esto es importante ya que están aún en la adolescencia o casi
por finalizar la misma. En dichas etapas, se requiere según Viejo et al. (2021)
la necesidad de
apoyar a los y las jóvenes en su proceso de maduración sentimental y de
desarrollo competencial para la formación de relaciones sentimentales ajustadas
y de calidad que, a su vez, eviten factores de riesgo como la violencia. (p. 59)
Los
factores de riesgo son latentes, pues los principales hallazgos de esta
investigación muestran diferentes situaciones violentas contra las mujeres, por
lo cual es necesario acercarles mayor información; así como crear instrumentos,
procesos y capacitar a las personas responsables de cimentar y/o consolidar una
cultura de la denuncia de este tipo de actos. En las Tablas 1, 2, 3 y 4 se
pueden observar cambios en los resultados de cada una de las violencias
expuestas (psicológica, sexual, económica y física), donde sufrir algún tipo de
violencia desde la primera relación de noviazgo o pareja tiene mayores
porcentajes que haberlo sufrido en el último año. Esto cobra relevancia, pues
de acuerdo al estudio de violencia de género en los jóvenes, realizado en
España por Pérez Camarero, indica que:
Las mujeres que
tienen un nivel de instrucción bajo, las que han estado expuestas a actos de
violencia de pareja contra sus madres, aquellas que han sido objeto de malos
tratos durante la infancia … corren un mayor riesgo de ser víctimas de la
violencia de pareja. (2019, p. 42)
Por
otro lado, de acuerdo a Gallegos Vázquez et al. la violencia psicológica “Suele
ser una situación poco mencionada y reconocida por las mujeres que la sufren,
lo que no le resta importancia debido a la huella que deja y al efecto que
tiene en las víctimas” (2020, p. 141).
En la Tabla 1 se muestran las acciones
comunes que identifican las mujeres al experimentar violencia psicológica, todas
éstas son señales de alarma y la ascensión de dichos actos pueden significar el
puente hacia otro tipo de violencias de género.
¿Alguna
o algunas de tus parejas o novixs… |
Desde
la primera relación de noviazgo o pareja hasta la fecha (%) |
En
el último año (%) |
|
VIOLENCIA
PSICOLÓGICA |
te
ha dejado de hablar? |
54.5 |
31.1 |
te
ha dicho que le engañas? |
39.7 |
19.5 |
|
te
ha ignorado, no te toma en cuenta, o no te brinda cariño? |
36.8 |
17.4 |
|
te
ha avergonzado, ofendido, menospreciado o humillado (te ha dicho que eres fea
o te ha comparado con otras mujeres o algo parecido)? |
29.0 |
13.2 |
|
ha
revisado tu correo, tu celular, tus cuentas de redes y/o exigido que le des
tus contraseñas? |
28.3 |
13.0 |
|
te
ha hecho sentir miedo? |
27.7 |
12.3 |
|
te
llama o te manda mensajes por teléfono todo el tiempo, para saber dónde y con
quién estás y qué estás haciendo? |
27.7 |
11.1 |
|
anda
con otra(s) persona(s) y se pasea con ella(s) para que tú le veas o te
enteres? |
25.9 |
10.0 |
|
te
ha amenazado con dejarte/abandonarte? |
22.8 |
7.7 |
|
ha
divulgado asuntos íntimos de su relación o sobre ti o ha hecho comentarios
ofensivos o denigrantes sobre ti entre sus amigxs o
compañerxs? |
16.4 |
5.0 |
|
ha
amenazado con hacerse daño o hacerte daño, si le terminas o le dejas? |
14.6 |
4.1 |
|
te
ha vigilado, espiado, te ha seguido cuando sales de tu casa, de la escuela o
el trabajo, o se te aparece de repente? |
13.8 |
4.0 |
|
ha
amenazado con matarte, matarse o dañar a alguien que a ti te importa (alguna
persona de tu familia, mascotas, etc.)? |
8.0 |
2.4 |
|
ha
amenazado con hacerte daño si haces cosas que no le gustan (por ejemplo, que
veas o salgas con personas que no le agradan, ir de fiesta con tus amigxs, salir sin que él se entere, etc.)? |
7.5 |
2.0 |
|
te
ha amenazado con algún arma (cuchillo, navaja, pistola o rifle) o con
quemarte? |
1.0 |
0.2 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
Situaciones
como retirarle el habla, acusarla de ser infiel, ser ignorada o poco apreciada
son los principales resultados de la violencia psicológica que viven las
mujeres encuestadas; esto no es de extrañar, ya que un estudio similar
realizado en Ecuador por Flores Rivera y Palencia Gutiérrez (2023) arroja que
la violencia psicológica es la más aceptada en la adolescencia debido a la
normalización de la misma en la sociedad. Lo anterior coincide con lo reportado
por el INEGI dónde la violencia psicológica con el 51.6%, es la de mayor
prevalencia en adolescentes de quince años o más (2021, párr. 7)
Por otro lado, la violencia sexual:
Comprende la
violación, que se define como la penetración, mediante coerción física o de
otra índole, de la vagina o el ano con el pene, otra parte del cuerpo o un
objeto, el intento de violación, los tocamientos sexuales no deseados y otras
formas de violencia sexual sin contacto. (Organización Mundial de la Salud,
2021, párr. 8)
Los
resultados más recurrentes de la encuesta de este estudio, muestran la falta de
consentimiento para tocar, los comentarios ofensivos y el chantaje o amenazas
para obligarlas a tener relaciones sexuales (ver Tabla 2).
¿Alguna o
algunas de tus parejas o novixs… |
Desde
la primera relación de noviazgo o pareja hasta la fecha (%) |
En
el último año (%) |
|
VIOLENCIA
SEXUAL |
te ha tocado o
intentado tocarte sin tu consentimiento? |
19.4 |
7.5 |
te hace
comentarios de tipo sexual ofensivos que te incomodan, desagradan o te
parecen denigrantes? |
19.2 |
6.3 |
|
te ha amenazado
o chantajeado para tener relaciones sexuales, aunque tú no quieras? |
13.4 |
3.3 |
|
te ha obligado
hacer cosas que no te gustan cuando tienen relaciones sexuales? |
8.8 |
2.9 |
|
te ha obligado a
tener relaciones sexuales sin protección? |
7.6 |
2.9 |
|
ha amenazado con
mostrar o divulgar mensajes, fotos o videos íntimos tuyos, para obligarte a
hacer algo en contra de tu voluntad? |
5.1 |
1.5 |
|
ha usado su
fuerza física para obligarte a tener relaciones sexuales? |
4.8 |
1.5 |
|
se ha
aprovechado sexualmente de ti, cuando te encontrabas dormida o inconsciente
(por haber ingerido alcohol, drogas), en condiciones en que no podías dar tu
consentimiento? |
4.7 |
1.2 |
|
ha mostrado o
enviado fotos íntimas tuyas a sus amigxs o las ha
difundido en las redes sociales sin tu consentimiento? |
4.6 |
1.0 |
|
ha obligado a
mirar escenas o actos sexuales o pornográficos (fotos, revistas, videos o
películas pornográficas)? |
1.7 |
0.6 |
|
te ha obligado a
tener relaciones sexuales con otras personas a cambio de regalos, dinero o de
llevarte de paseo o darte algo a cambio? |
0.4 |
0.1 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
Es
necesario puntualizar el poder que ejerce el hombre sobre la mujer, en especial
en las relaciones heteropatriarcales. Al respecto la autora Ruíz-Repullo indica
que “Las mujeres no pueden construir un consentimiento sexual libre allí donde
existen asimetrías de poder, al menos sin que estas sean analizadas en la toma
de decisiones” (2022, p. 76).
Otra de las violencias de género alarmante
desde las juventudes es la económica. La Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia (LAMVLV) define que violencia económica; “Es toda acción u
omisión del Agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se
manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus
percepciones económicas…” (2024, p. 5). El resultado más recurrente de la
encuesta fue el de haberles quitado el dinero o solicitado prestado sin llegar
a pagarles (ver tabla 3).
¿Alguna o
algunas de tus parejas o novixs… |
Desde
la primera relación de noviazgo o pareja hasta la fecha (%) |
En
el último año (%) |
|
VIOLENCIA
ECONÓMICA |
te ha quitado tu
dinero o te ha pedido dinero prestado y no te lo ha pagado? |
10.0 |
4.1 |
ha destruido,
tirado o escondido cosas tuyas? |
7.4 |
2.0 |
|
se ha adueñado o
te ha quitado cosas o bienes (computadora, celular, bicicleta, coche,
terrenos, casas, departamento, etc.)? |
2.7 |
0.7 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
Estos
datos muestran lo que López González (2020) define en su estudio como control
económico. Éste puede ejercerse en la pareja incluso cuando el dinero no le
pertenece, pues la encuesta indica que se lo quitó o pidió prestado, sin
embargo, el objetivo es impedirla del acceso al dinero. Se debe notar que el
segundo resultado más importante de la violencia económica fue el destruir sus
cosas, un paso muy cercano hacia hacerle daño a la estudiante, es decir, a la
violencia física.
Finalmente, una de las violencias más
evidentes por los daños que muchas veces se pueden apreciar en los cuerpos de
las mujeres es la violencia física, la cual:
Consiste en causar o intentar causar
daño a una pareja golpeándola, propinándole patadas, quemándola, agarrándola,
pellizcándola, empujándola, dándole bofetadas, tirándole del cabello,
mordiéndole, denegándole atención médica u obligándola a consumir alcohol o
drogas, así como empleando cualquier otro tipo de fuerza física contra ella.
Puede incluir daños a la propiedad. (Organización de las Naciones Unidas
MUJERES, 2024, párr. 10)
Lo
anterior coincide con la Tabla 4, la cual indica que los empujones, jaloneos,
prohibir la salida o visitas, así como aventar objetos, fueron las principales
respuestas de las estudiantes que se encuestaron respecto a lo que han vivido
en este tipo de violencia.
¿Alguna o
algunas de tus parejas o novixs… |
Desde
la primera relación de noviazgo o pareja hasta la fecha (%) |
En
el último año (%) |
|
VIOLENCIA
FÍSICA |
te ha empujado,
jaloneado o jalado el cabello? |
18.4 |
5.4 |
te ha encerrado,
te ha prohibido salir o que te visiten? |
12.5 |
4.0 |
|
te ha aventado
algún objeto? |
10.0 |
2.6 |
|
te ha abofeteado
o cacheteado? |
5.3 |
1.9 |
|
te ha golpeado
con el puño o con algún objeto? |
4.5 |
1.3 |
|
te ha tratado de
ahorcar o asfixiar? |
3.7 |
1.2 |
|
te ha pateado? |
2.7 |
0.7 |
|
te ha agredido
con cuchillo, navaja o un arma punzocortante? |
0.6 |
0.1 |
|
te ha disparado
con un arma de fuego? |
0.3 |
0.1 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
Al
igual que los otros tipos de violencia de género, la violencia física se
requiere atender de manera temprana; ya que pueden escalar hasta llevar a la
pérdida de la vida de la víctima, lo que se conoce como feminicidio en México. La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe indica que el feminicidio “tiene
lugar de forma sistemática y persistente en la región; no conoce fronteras,
afecta a mujeres y niñas de todas las edades y se produce en todos los
espacios, desde el ámbito doméstico hasta en espacios públicos” (s. f., párr.
2).
En muchos
casos, las víctimas, para salir del círculo de la violencia opresiva, empiezan
a compartir temerosamente su experiencia con otras personas significando con
ello el inicio de abrir canales de comunicación en su proceso de recuperación y
tender redes de apoyo familiar, de amistades e institucionales para implementar
las medidas integrales y multidisciplinares para la atención, prevención,
sanción y erradicación de la violencia machista. Por tanto, en la población de
estudio, las mujeres jóvenes estudiantes de bachillerato y licenciatura de la
Universidad de Guadalajara han vivido una situación de violencia en el ámbito
de pareja tanto dentro de las instalaciones educativas, como en
el espacio público y privado ya
que “casi 5 de cada 10 estudiantes reportaron haber vivido al menos una
situación de violencia de género en el ámbito de pareja en los últimos 12
meses, y 7 de cada 10 a lo largo de su vida”, (Muñiz Moreno et al., 2022).
En
bachillerato el 69% de mujeres estudiantes contaron su situación de violencia
en pareja y, en licenciatura, el 71%, en mayor medida suelen contárselo primero
a sus mejores amistades (94%), en segunda opción a algún miembro del núcleo
familiar (43%), en tercer lugar, a especialista en psicología (27,7%), en
cuarto lugar, a vecinos y/o conocidos (9%), en quinto lugar, a sacerdote y/o
religiosa (4,3%) y por último a otra persona (1,9%). Precisamente al contar sus
experiencias violentas, se produce inmediatamente el rompimiento y se atraviesan
las barreras psicológicas y socio-patriarcales que las oprimen como
sujetas de derechos universales, además
las víctimas al romper el silencio pueden convertirse en un sólido paso de
empoderamiento, ya que les permitirá tomar el control de su narración, de su
vida, solicitar ayuda y la reducción del aislamiento social (Valcárcel, 2009).
Es de
suma importancia que las mujeres víctimas de violencia en la pareja soliciten
apoyo en dependencias públicas, gubernamentales y educativas para garantizar su
protección, acceso a la justicia y recuperación integral; sin embargo las
estudiantes víctimas del fenómeno reportaron acercarse a estas dependencias a
solicitar ayuda en menor medida, tan solo el 15,1% piden ayuda en alguna
dependencia pública o de gobierno, organización civil o institución privada y
el 33% presentó queja o denuncia ante alguna autoridad de la violencia sufrida,
debido a que se sienten desmotivadas o temerosas de recurrir a las dependencias
públicas o escolares para buscar apoyo debido a los factores como el miedo a la
revictimización secundaria, la desinformación sobre los recursos disponibles o
protocolos de actuación, la desconfianza en las instituciones y en el sistema
judicial, además de que las etiqueten de mentirosas, sean sometidas a burlas,
presiones y chantajes, y sobre todo el miedo a las represalias por parte del
presunto agresor (Dekeseredy y Schwartz, 2013). Es
importante indicar que desde el 29 de marzo de 2022, la Universidad de
Guadalajara cuenta con el Protocolo para la Prevención, Atención, Sanción y
Erradicación de la Violencia de Género (PPASE) y un Primer Contacto designado
en cada centro escolar de la red universitaria, quien es el responsable de
aplicar el instrumento multidisciplinar a petición de las estudiantes, esto es
importante de fortalecer para que se instaure una cultura de la denuncia de los
actos de violencia por razón de género que recibieron por parte del presunto
agresor que forma parte de la comunidad universitaria.
En la
Tabla 5, podemos observar que el 47% de las mujeres estudiantes que sufrieron
violencia en el ámbito de pareja prefirieron en primer lugar acudir a pedir
apoyo o denuncia a hospitales, clínicas o consultorios privados (que acudir a
hospitales públicos) donde el 94,4% indica que las atendieron bien, a pesar que
el 3.1% manifestó que no recibió la ayuda adecuada. Un factor clave de por qué
las víctimas prefieren los hospitales privados es la percepción de mayor
confiabilidad, seguridad, mayor calidad de atención y un entorno más confiable
y discreto, “la facilidad de acceso, elección de servicio deseado, el menor
tiempo de espera y mejor integración de equipos de salud” (Reyes-Morales et al.,
2013, p. 104). Además, optaron en menor medida recurrir a las instancias
judiciales: a) Centro de Justicia para Mujeres acudió el 6,3%, donde el 75% recibió
buen trato en la atención, el 5% señaló una atención mala y el 20% comentó que no
hicieron nada para ayudarle, b) Al Ministerio Público asistió el 4,6%, donde al
69,2% le atendieron bien, el 7,7% se sintió humillada con el servicio de
atención, y el 23,1% indica que no hicieron nada por ayudarle. A pesar de ello es
crucial ejercer el poder de la denuncia, ya que es herramienta fundamental para
visibilizar y erradicar la violencia estructural que afecta, en su mayoría, a
las mujeres y que debe contar con un sistema judicial accesible, confiable y
sensible que garantice la protección, atención y justicia para las mujeres
valientes que denuncian su situación de violencia (Walby,
2011). En cuanto a las instancias o autoridades universitarias donde
presentaron queja o denuncia, sólo el 4% de las estudiantes
víctimas indicaron recibir una buena atención (evitando con ello la
victimización secundaria institucional); sin embargo el 15,4% se quedó con la percepción de que no recibió la
ayuda esperada, estos datos constatan la baja denuncia sobre los casos de
violencia en los entornos escolares que aún no cuenten con protocolos claros,
visibles y accesibles que faciliten la denuncia, así como la pronta
aplicación de la justicia, lo
que contribuye a la desconfianza del estudiantado en la aplicación y
efectividad de los mismos.
¿A qué
instituciones acudiste (de manera presencial, a distancia o virtual) por
alguna de las situaciones que describiste? Acudiste a... |
Nivel
educativo |
Todas (%) |
||
Bachillerato (%) |
Licenciatura (%) |
|||
|
||||
Consultorio
médico o psicológico, clínica u hospital privado |
41.2 |
53.3 |
47.0 |
|
Clínica, centro
de salud u hospital público (ISSSTE, IMSS, Servicios de salud del estado) |
8.2 |
7.2 |
7.7 |
|
DIF |
7.7 |
7.2 |
7.4 |
|
Centro de
Justicia para las Mujeres |
5.4 |
7.2 |
6.3 |
|
Otro lugar |
6.9 |
5.0 |
6.0 |
|
Instituto de las
Mujeres del estado o municipio |
6.0 |
5.4 |
5.7 |
|
Policía |
4.9 |
5.4 |
5.2 |
|
Organización o
asociación civil de apoyo a las mujeres |
4.9 |
4.8 |
4.8 |
|
Ministerio
Público |
5.4 |
3.6 |
4.6 |
|
Instancia o
Autoridad Universitaria |
4.3 |
3.6 |
4.0 |
|
Procuraduría de
Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Ciudad Niñez) |
5.4 |
2.4 |
4.0 |
|
Línea de
Atención Telefónica (911) |
3.8 |
2.4 |
3.2 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
La
población de estudio resaltó las siguientes razones por las que no pidió apoyo
o denunció la violencia padecida (ver Tabla 6): a) Miedo a las represalias por
parte de su agresor: las víctimas temen que denunciar pueda agravar la
violencia o incluso poner en peligro sus vidas, b) Normalización de la
violencia, dependencia emocional y económica: la violencia de género a menudo
se normaliza por influencia de las consignas patriarcales impuestas en la
sociedad, las víctimas pueden haber crecido en ambientes violentos y de subordinación
interiorizando que era común su práctica, provocando con ello que las víctimas
pueden justificar o minimizar el comportamiento del agresor, lo que impide que
denuncien. Además, la dependencia emocional y económica del agresor crea un
vínculo que dificulta aún más la ruptura de la relación abusiva (Walker, 1989),
c) Desconfianza en las instituciones y al sistema judicial: ya que muchas
víctimas temen que su denuncia no sea tomada en serio o que las autoridades no
puedan protegerlas adecuadamente, ya que en la mayoría de los casos las mujeres
se enfrentan a sistemas judiciales lentos, burocráticos o insensibles que no
logran proporcionar una ayuda adecuada y profesional (Pennington-Zoellner, 2009), d)
Falta de conocimientos sobre los recursos disponibles para combatir el
fenómeno: pueden llevar a las víctimas a sentirse solas y sin opciones, e)
Vergüenza y culpabilización: las víctimas sienten vergüenza de relatar a
familiares, amistades o a las autoridades institucionales, el ciclo de
violencia vivido y se culpan de la situación. Desafortunadamente muchas de las
víctimas jóvenes no reconocen el abuso violento sufrido como algo serio, debido
a la falta de conciencia sobre los derechos y las normativas que protegen
contra la violencia de género, esta falta de conciencia sobre la gravedad de la
situación puede llevar a la víctima a no pedir ayuda ni a denunciar.
Sabemos que no
es fácil, pero para que las instituciones mejoren, ¿podrías decirnos por qué
razón no buscaste ayuda o denunciaste el o los hechos? |
Nivel
educativo |
Todas (%) |
||
Bachillerato (%) |
Licenciatura (%) |
|||
Porque no quería
que mi familia se enterara |
40.4 |
39.9 |
40.2 |
|
Por vergüenza |
38.0 |
41.9 |
39.9 |
|
Porque se trató
de algo sin importancia que no me afectó |
30.5 |
35.0 |
34.6 |
|
No confío en las
autoridades |
29.2 |
40.1 |
32.7 |
|
Porque mi pareja
se disculpó, me dijo que iba a cambiar |
25.5 |
25.6 |
25.5 |
|
Por miedo a las
consecuencias |
25.3 |
22.4 |
23.9 |
|
Pensé que no me
iban a creer |
22.8 |
21.6 |
22.2 |
|
No sabía que
existían leyes para sancionar la violencia |
16.3 |
18.9 |
17.6 |
|
No sabía cómo y
dónde denunciar |
13.5 |
19.7 |
16.6 |
|
Porque es una
pérdida de tiempo, porque no tenía tiempo |
11.0 |
15.3 |
13.1 |
|
Porque me
convencieron de no hacerlo |
6.2 |
5.3 |
5.7 |
|
Porque mi pareja
me amenazó |
2.7 |
3.3 |
3.1 |
|
Otra razón |
2.4 |
3.9 |
3.0 |
|
Porque mi novix tenía razón o derecho de reprenderme |
2.0 |
2.6 |
2.3 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
Por otra parte, las estudiantes víctimas de
la violencia en pareja reconocieron verse seriamente afectadas por los actos
violentos continuos recibidos y las consecuencias devastadoras para su salud en
el presente y en el futuro, ya que se deteriora “la salud, física, psicológica,
sexual, reproductiva y social, a veces de modo irreparable y empobrece sus
vidas, sus efectos pueden persistir después de salir de la relación de
maltrato” (Tourné García et al., 2024, p. 2). En
primer lugar consideran verse más afectadas psicológicamente y emocionalmente
(64,2%) que por los daños físicos (13,5%), como puede observarse en la Tabla 7,
porque podrían percibir un daño más profundo ya que experimentan un trauma
emocional (que produce un estrés postraumático) que puede ser más difícil de
superar que los daños físicos debido a la pérdida de confianza, autoestima y la
prolongada exposición de abusos, humillaciones y violencias que son
relativamente frecuentes (Alonso Grijalba, 2007). También coinciden todas en
padecer un aislamiento social y familiar que, en la mayoría de las veces, intensifica
los daños emocionales ya que al estar aisladas de sus redes de apoyo por
imposición y presión del agresor, lo que conduce a reforzar un estado de
indefensión y la obstrucción de solicitar ayuda para hacer frente a la
violencia machista, ya que la falta de un sistema de apoyo adecuado contribuye
a la perpetuación del trauma y a la percepción de que el daño psicológico es
más severo que el daño físico, además que los casos de violencia psicológica
muestran peores índices de recuperación, a la vez pueden pasar más desapercibidos
(Calvo González y Camacho Bejarano, 2014).
Debido a los problemas o agresiones de
tu (ex) pareja o novix por alguna de las
situaciones que viviste… |
Nivel
educativo |
Todas (%) |
||
Bachillerato (%) |
Licenciatura (%) |
|||
¿Te afecto psicológica y emocionalmente? Por ejemplo,
perdiste o te subió el apetito, tuviste problemas nerviosos, sentiste
angustia, miedo, tristeza, depresión, insomnio, o incluso aumentaste el
consumo de alcohol o alguna droga |
60.1 |
68.7 |
64.2 |
|
¿Dejaste de cumplir con responsabilidades o de
atender alguna otra actividad cotidiana? |
34.2 |
32.6 |
33.4 |
|
¿Dejaste de ver a familiares o amigxs? |
26.6 |
29.6 |
28.1 |
|
¿Dejaste de salir o tienes miedo a salir? |
23.0 |
24.8 |
23.9 |
|
¿Tuviste algún daño físico como moretones, hinchazón,
cortadas, hemorragias, enfermedades, desmayos, lesiones, pérdida de
movilidad? |
12.0 |
15.1 |
13.5 |
Fuente: Muñiz Moreno, 2024.
Es
fundamental la intervención temprana para contrarrestar el fenómeno que daña y
mata mujeres, pero se necesita capacitar y sensibilizar al personal del
servicio público y de centros escolares que ejecutan los protocolos de
actuación integral contra la violencia de género, para evitar la victimización
secundaria o que reciban violencia institucional. Además, como bien indica Ruíz
López, la declaración de la víctima “Es la única prueba de cargo con que cuenta
la denunciante o quienes sostengan la acusación, ya que es un delito que se
comete en su mayor medida en el ámbito privado de las relaciones de pareja”
(2015, p. 89). Por ello, las víctimas que denuncian se deben sentir escuchadas
y atendidas con la sensibilidad que les permita estar en un entorno de
confianza y relaten con menos vergüenza los hechos sin sentir prejuicios o
acoso, logrando creer en la justicia y recuperar la paz que les fue arrebatada.
Discusión
Esta
investigación revela evidencia de las violencias de género que viven las
estudiantes; lo cual indica la urgencia de continuar la eliminación de
estereotipos de género que terminan determinando y afectando la vida de las
mujeres. Esto lo sostiene Rodríguez Martín, “las niñas se suelen identificar
con el rol materno (y por tanto, se repetirán patrones
de sumisión, pasividad y obediencia), mientras que los niños se suelen
identificar con el rol paterno (y por tanto, adoptará posiciones de poder y
privilegio)” (2022, p. 25).
Por otro lado, es indispensable hacer
notar que las universidades cuentan con espacios donde se debe y puede
coadyuvar a la cultura del consentimiento, para así prever este tipo de
situaciones violentas que experimentan las mujeres estudiantes. Un ejemplo de
ello es la experiencia educativa propuesta por Moreno Preciado (2024), donde
utiliza la actividad extracurricular en el aula para acercar información,
lograr un pensamiento de apertura y crítica inducido a la reflexión de las
prácticas violentas “normalizadas” en el estudiantado.
En otro orden de ideas, es indispensable
también que desde estos entornos educativos se incite la educación financiera,
la cual coadyuve a la adopción de una autonomía económica por parte de las mujeres
estudiantes. Lo anterior es importante para evitar lo que señala Sandoval
Sánchez “los roles y estereotipos de género tradicionales han contribuido a que
en las familias exista una autoridad y poder unipersonal, que recae
generalmente en el hombre proveedor, lo que ocasiona relaciones de dominación y
subordinación” (2021, p. 32).
Finalmente, para lograr erradicar las
violencias de género, es necesario trabajar fuertemente con los daños que la masculinidad
hegemónica ha estandarizado como modelo a seguir en los hombres. Rivera apunta
que la masculinidad hegemónica es “Un estructurador de la identidad masculina.
Un sistema normativo, un formato que ordena y limita la corporalidad, la
subjetividad, los comportamientos, la sexualidad, para ser considerado un
hombre adecuado” (2021, p. 338).
Conclusiones
La
erradicación de la violencia de género en los espacios educativos exige un
enfoque integral que contemple la eliminación de las estructuras de poder que
perpetúan desigualdades entre hombres y mujeres. El análisis de la situación en
la Universidad de Guadalajara, donde el 70% de las estudiantes reportaron haber
experimentado violencia de género en las relaciones de pareja, subraya la
urgencia de replantear los protocolos de actuación vigentes y generar
estrategias de intervención más efectivas, seguras y confiables ante la
violencia, pero también hacia la prevención. Estos modelos de prevención deben
basarse en la teoría de la educación transformadora de Freire (1970), donde el proceso educativo se
convierte en una herramienta emancipadora que fomente el pensamiento crítico
sobre la violencia y las desigualdades de género.
Con respecto a la falta de denuncia por
miedo a la revictimización y la desconfianza en el sistema institucional
sugieren la necesidad de aplicar enfoques de justicia restaurativa en el ámbito
universitario, asegurando canales de denuncia accesibles, confidenciales y
libres de estereotipos. Se recomienda seguir la teoría de la justicia feminista
de Fraser (2009), la cual
indica que es fundamental garantizar la redistribución de recursos, el
reconocimiento de la violencia de género como una problemática estructural y la
participación activa de las víctimas en los procesos de resolución. Por otro
lado, la percepción de la violencia psicológica como más dañina que la física
debe orientar las políticas de atención a víctimas hacia un modelo psicosocial
integral, basado en el enfoque de trauma informado. Este modelo, utilizado en
estudios de género y violencia, sugiere que la intervención debe centrarse en
la reparación del daño emocional y el fortalecimiento de redes de apoyo para
evitar el aislamiento social de las víctimas, evitando así ponerles en un mayor
riesgo. Para transformar la cultura institucional universitaria, se deben
implementar programas de capacitación y sensibilización con enfoque de género
dirigidos a docentes, administrativos y estudiantes, en línea con los
postulados de hooks (1994) sobre pedagogía feminista, los cuales
enfatizan la importancia de una educación libre de sesgos que promueva
relaciones igualitarias y erradique las bases estructurales del machismo.
Finalmente, la creación de protocolos claros, comprensibles y progresivos
para la denuncia y atención de la violencia de género en las universidades es
un paso crucial para garantizar la seguridad, así como el bienestar de las
estudiantes. Dichos protocolos deben ser diseñados desde un enfoque
interseccional, asegurando que sean inclusivos y adaptables a las diversas
realidades de las víctimas, en concordancia con las propuestas de Butler (1990) sobre la performatividad de género y la
construcción social de la violencia.
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[1] Universidad de Guadalajara, México. Correo electrónico: perla.bracamontes@gmail.com
[2] Universidad de Guadalajara, México. Correo electrónico:
mmpmar@gmail.com
[3]
La Encuesta Universitaria de Género emplea el marco conceptual de Derechos
Humanos para referirse a la identidad de género, entendiéndola como “la
vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente
profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento
del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría
involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de
medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma sea
libremente escogida) y otras expresiones de género incluyendo la vestimenta, el
modo de hablar y los modales” (Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
2015, p. 32).