CONSTRUYENDO DATOS, VISIBILIZANDO REALIDADES:

ESPACIOS SEGUROS Y DIVERSIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO EN LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

 

BUILDING DATA, MAKING REALITIES VISIBLE: SAFE SPACES AND SEXUAL AND GENDER DIVERSITY AT THE UNIVERSITY OF GUADALAJARA

 

María del Rosario Ramírez Morales[1]

Arcelia Paz Padilla[2]

 

DOI: https://doi.org/10.32870/lv.v0i0.8161

 

Resumen

El presente artículo se centra en el abordaje de la población de la diversidad sexual y de género al interior de la Universidad de Guadalajara. Tomando como base los datos de la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022), describimos y analizamos a la población diversa centrándonos en algunas de sus características, y en la percepción de espacios seguros frente a distintos tipos de violencia. Si bien esta encuesta no se enfoca en la diversidad sexogenérica, sí identifica algunos elementos que nos permiten construir diálogos con otros ejercicios que apuestan por la visibilización, nombramiento y conocimiento de esta población.  En este análisis partimos de una posición crítica hacia las posturas estigmatizantes y/o victimizantes en los abordajes que se han realizado sobre la población de la diversidad sexogenérica vinculados con la violencia que experimenta, así como su construcción como un bloque homogéneo por sus características “no normativas”. Por el contrario, lo que buscamos es enfatizar cómo la experiencia mediada por las orientaciones e identidades dan cuenta de particularidades, diferencias y necesidades concretas.

Los hallazgos revelan que el 20.9% del estudiantado universitario se identifica como LGBT+, y muestran que, mientras las amistades constituyen la principal red de apoyo, la universidad emerge como tercer espacio seguro, evidenciando tanto logros como desafíos institucionales. Este diálogo nos permite identificar los avances en la construcción de datos, al tiempo que nos coloca frente a los retos institucionales para la generación de acciones afirmativas para el conocimiento y la mejora de las condiciones de la población. De esta manera, el artículo es tanto un análisis como una propuesta inicial que busca visibilizar las condiciones de esta población, sin perder de vista sus diferencias y especificidades. 

 

Palabras clave: diversidad sexual, orientación sexual, identidad de género, espacios seguros, violencia

 

Abstract

This article focuses on addressing the sexual and gender diverse population within the University of Guadalajara. Based on data from the Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022), we describe and analyze the diverse population by focusing on some of their characteristics and their perception of safe spaces in relation to different types of violence. While this survey does not focus on sexual and gender diversity, it does identify some elements that allow us to build dialogues with other initiatives that advocate for the visibility, recognition, and understanding of this population. In this analysis, we start from a critical position toward stigmatizing and/or victimizing approaches that have been taken regarding the sexual and gender diverse population in relation to the violence they experience, as well as their construction as a homogeneous block due to their "non-normative" characteristics. On the contrary, what we seek is to emphasize how experience mediated by orientations and identities accounts for particularities, differences, and concrete needs.

The findings reveal that 20.9% of university students identify as LGBT+, and show that while friendships constitute the main support network, the university emerges as the third safest space, evidencing both institutional achievements and challenges. This dialogue allows us to identify advances in data construction, while placing us before institutional challenges for generating affirmative actions for the knowledge and improvement of this population's conditions. In this way, the article is both an analysis and an initial proposal that seeks to make visible the conditions of this population, without losing sight of their differences and specificities.

 

Keywords: sexual diversity, sexual orientation, gender identity, safe spaces, violence

 

Introducción

El interés por la generación de datos sobre la población de la diversidad sexogenérica en México es relativamente reciente. Sin embargo, no se trata de un tema nuevo en las agendas de investigación desde los estudios de género. Investigaciones como las realizadas por Núñez Noriega (2013 y 2016), Alfarache Lorenzo (2003), Álvarez-Gayou Jurgenson (1997), Careaga Pérez (2003), Gutiérrez Martínez (2022), Castañeda (2011), List Reyes y Teutle López (2008), Bárcenas Barajas (2020), Parrini Roses (2007), Paz Padilla (2020), entre muchas otras, otres y otros autores nos muestran las complejidades de las experiencias situadas y generizadas, pero también la necesidad de seguir creando conocimiento sobre esta población cada vez más visible, creciente y compleja en el país.

Con el propósito de sumar al abordaje de la población diversa en México, en este caso desde sus ejercicios estadísticos, este artículo recupera algunos de los datos de la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022), realizada en la población estudiantil de la red de la Universidad de Guadalajara en el 2022. Retomamos y analizamos los datos de la población de la diversidad sexual y de género con el propósito de visibilizar y comprender algunas de sus características, al tiempo que abordamos la percepción y construcción de espacios seguros frente a distintos tipos de violencias.

Para ello, partimos de una visión crítica en diversos sentidos. Primero, y como parte de una declaración de principios y posicionamiento, rechazamos la construcción de esta población como un bloque homogéneo por sus características “no normativas” y, por el contrario, buscamos enfatizar las particularidades necesidades y experiencias concretas dentro de los márgenes que nos permite la propia encuesta. En este sentido, apostamos a que las investigaciones sobre la diversidad sexogenérica, también desde enfoques cuantitativos, tengan una mirada interseccional que considere las condiciones situadas de la población que exploran. Segundo, si bien en este trabajo consideramos los datos sobre violencias referidas por esta población, rechazamos las posturas y abordajes estigmatizantes y/o revictimizantes. En cambio, recuperamos los espacios de libertad y seguridad explorados en la encuesta. Y tercero, nos posicionamos a favor de la creación de espacios de igualdad desde el pluralismo, el cuidado colectivo y los derechos para todas las personas.

Otro detalle que queremos resaltar, también como parte de nuestro posicionamiento y de nuestra mirada a las exploraciones sobre la diversidad sexogenérica, es nuestro rechazo a utilizar “comunidad LGBT” para referirnos al conjunto de personas que viven y se definen fuera de la heteronorma, el sexo asignado al nacer, y el género binario. Esta forma de nombramiento nos parece que refuerza los tres usos señalados ya por Núñez Noriega (2016): es tanto un eufemismo, un término sombrilla, y señala una otredad centrada en la heterosexualidad. Ampliando su posicionamiento -y sin dar el brinco a asumir que el alumnado participante en la encuesta se construye desde la disidencia sexual- “comunidad LGBT” alude a una simplificación de las vidas y experiencias de la diversidad sexual, y las relaciones entre las personas e identidades que supuestamente cobija. Dicho de otra forma, nos parece que sigue priorizando visiones alineadas con un sistema capitalista y masculinizante; a la par que romantiza la diferencia (Paz Padilla, 2021). Es por ello que nos sumamos al uso de “población LGBT+”, utilizado así a lo largo de este documento, reconociendo que a su interior existen múltiples comunidades e intersecciones, usualmente condensadas alrededor de identidades, prácticas, poder adquisitivo, o posturas políticas, entre otras.

 

Visibilización y nombramiento: las encuestas sobre diversidad sexual y de género en México

Hasta hace no pocos años, análisis como el realizado por Stang Alva (2019) partían de la afirmación sobre la invisibilización estadística de la población de la diversidad sexual y de género apuntando que, entre otras cosas, no existía un acuerdo sobre la relevancia de los ejercicios centrados en esta población, pero tampoco un consenso sobre cómo abordar la visibilidad estadística de estos grupos poblacionales. La autora, en este caso haciendo referencia a las exploraciones realizadas en América Latina, argumenta que estas dudas se debían a la negativa del encasillamiento en categorías estables aun cuando las identificaciones y procesos de subjetivación resultan móviles; pero también por una resistencia hacia formas estatales de control, así como el uso político o electoral de las identidades, proceso conocido como “voto rosa” (Álvarez Reyes y Castro Cornejo, 2022) o voto por la igualdad (Fuentes Carreño y Aguilar López, 2024). Sin embargo, aún con estos y otros retos que emergen de la complejidad de abordar estadísticamente las identidades, las exploraciones estadísticas sobre la población diversa en México han sido de gran ayuda para el diseño y la implementación de políticas públicas y acciones afirmativas que atienden y buscan atender situaciones de discriminación, violencia y desigualdad que afectan selectivamente a las personas de la diversidad sexual y de género.

El ejercicio mexicano más importante en términos de identificación de población de la diversidad sexual de 15 años y más se desarrolló bajo la supervisión del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (s. f.) con la Encuesta Nacional de Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021. Esta exploración tuvo como objetivos particulares estimar el tamaño de esta población, y nombrar auto identificaciones, características sociodemográficas, de vivienda, y diversos aspectos relacionados con su sexualidad. Se realizó un muestreo de 43,737 viviendas, y de 44,189 personas de 15 años y más, con un levantamiento de datos entre el 23 de agosto de 2021 y el 16 de enero de 2022. Además de construir un marco referencial, los datos arrojados por la ENDISEG 2021 (INEGI, s. f.) nos permiten conocer la distribución geográfica, etaria, e identitaria de la población LGBT+, así como experiencias y percepciones varias. En términos globales, el ejercicio nos dibuja un 4.8% de México no heterosexual (lo que equivale a 4.6 millones de personas), mayormente femenino (58% mujeres, 41% hombres), y bisexual (51.7%). En relación a personas no cisgénero, se identificaron a 908 mil habitantes; de las cuales 34.8% se nombran trans y 65.2% como otra categoría (no binarie, agénero, género fluido). 

Específicamente hablando de encuestas universitarias sobre población LGBT+, hay tres que fueron proyectos oficiales de instituciones públicas. Las tres utilizaron un muestreo no representativo, y cuestionarios digitales anónimos. La exploración de la Universidad Nacional Autónoma de México, llamada Primera consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTIQ+ en la UNAM, fue realizada en junio de 2022. En ella, 5,529 personas se identifican como LGBT+, siendo el 86% estudiantes de educación media y superior, y 70% de quienes respondieron son menores de 24 años.

La encuesta de la Universidad Autónoma de Sinaloa, llamada Primera Encuesta sobre Diversidad Sexual, fue realizada de noviembre de 2022 a marzo de 2023. La Dirección de Comunicación Social (2023) comparte que 9,248 personas respondieron, abarcando alumnado de educación media y superior, de las cuales 2,097 se identifican como LGBT+, es decir 22.67% de quienes respondieron.

El estudio de la Universidad de Guadalajara, llamado Consulta sobre experiencias de las personas de la diversidad de género y sexual en la UdeG, fue realizada del 1 de junio al 15 de septiembre de 2023, logrando la participación de 10,715 personas -7,422 de ellas estudiantes de educación media y superior-. Sin embargo, se desconoce la proporción específica del alumnado LGBT+, porque el muestreo incluyó a integrantes de la red universitaria (trabajadoras/es, docentes y personal administrativo); pero del total encontraron que 3,954 se nombran personas diversas.

Los avances en la visibilización estadística de la población de diversidad sexual y de género en México representan un hito significativo para la construcción de datos y políticas públicas inclusivas. La ENDISEG 2021 (INEGI, s. f.) estableció un precedente nacional proporcionando datos fundamentales sobre distribución geográfica, características sociodemográficas y experiencias de discriminación. Por otro lado, las iniciativas universitarias complementan esta perspectiva nacional con enfoques institucionales específicos. Las encuestas de la UNAM, la UAS y la UdeG evidencian una presencia considerable de población diversa en el ámbito educativo superior y han logrado superar la histórica invisibilización de estos grupos poblacionales. Su valor radica no solo en la cuantificación, sino en el reconocimiento institucional de la diversidad y en la generación de evidencia empírica que puede ser utilizada para el diseño de acciones afirmativas que atiendan las necesidades de esta población.

 

Nuestras voces desde la diversidad

La Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022), si bien no está enfocada en captar a la población de la diversidad sexual y de género, sí permite hacer una exploración sobre algunas de sus características. Aunque la muestra de población diversa es limitada y resultado del análisis del levantamiento (ver capítulo introductorio de este número especial), de acuerdo con los datos obtenidos, el 20.9% de la población estudiantil de la Universidad de Guadalajara es parte de la población LGBT+. Este dato se vincula directamente con los resultados a nivel nacional de la ENDISEG 2021 (INEGI, s. f.), cuya base sociodemográfica —que representa el 57.3%— se encuentra precisamente en las edades entre 15 y 24 años, edades que suelen coincidir con las etapas de educación media superior y superior.

Decir que más del 20% del alumnado pertenece a la población LGBT+ nos coloca grandes retos, principalmente porque existe poco conocimiento sobre sus condiciones de vida en un contexto que se caracteriza por la reproducción y el sostenimiento de expectativas sexuales y de género basados en la llamada heterosexualidad obligatoria (Rich, 1980), y estereotipos de género donde la masculinidad y feminidad siguen siendo modelos fuertemente binarios. Sin embargo, como apuntamos desde el inicio de este escrito, abordar a la población LGBT+ es más que hablar de características homogéneas al tener orientaciones o identificaciones “no normativas”.

Para ver algunas de sus particularidades, la encuesta exploró elementos de autopercepción donde encontramos que en general hay sentimientos positivos con respecto a quienes se nombran como dentro de la población de la diversidad sexual, representados en casi un 80% en las valoraciones de bien y muy bien; y un 90% de sentimientos entre regulares y muy buenos en el caso de las personas no cisgénero (conformados por mujeres y hombres trans, así como personas no binarias, de género fluido o queer).[3]

Uno de los procesos más explorados tanto en estudios estadísticos como cualitativos cuando se aborda a la población de la diversidad sexual y sus experiencias es la llamada “salida del closet”, que constituye un acto de afirmación tanto social como personal de la identidad y/o de la orientación sexual.[4] En este caso (ver Tabla 1) los varones gay son aquellos que aparecen como más abiertos en sus espacios de socialización, seguido por las mujeres lesbianas. Sin embargo, es importante destacar que dos de las proporciones mayores identificadas en los datos se centran en las personas bisexuales y pansexuales, quienes reportan que entre el 45 y 50% de las personas que conocen no saben de su orientación sexual. Este dato resulta particularmente relevante en varios sentidos: primero porque nos da pistas sobre la visibilidad, estratégica[5] o no, que pueden tener las orientaciones sexuales en un sentido público o dentro de los márgenes de socialización de esta población desde el nombramiento propio; pero también cómo hay una visibilidad social e incluso estereotípica de las personas con orientaciones no heterosexuales y cómo esta se refleja en las experiencias particulares.

Tabla 1. Piensa en toda la gente que te conoce: familia, amigxs... ¿Qué proporción de esas personas conoce tu orientación sexual? (% de respuestas de población de las disidencias sexo-genéricas según orientación sexual).

 

Orientación sexual

Homosexual (%)

Lesbiana

(%)

Bisexual

(%)

Pansexual

(%)

Asexual

(%)

Otro

(%)

Nadie

7.3

2.3

10

9.3

27.3

14

Pocxs

22.4

34.9

49.2

45.4

40.9

37.2

Menos de la mitad

12

14

18.6

14.6

4.5

14

Más de la mitad

18.2

16.3

10.1

13.7

4.5

7

Todxs o casi todxs

40.1

32.6

12.2

17.1

22.7

27.9

Total

100

100

100

100

100

100

 Fuente: Muñiz Moreno, 2024.

 

Estas identificaciones sociales selectivas se hacen evidentes también en el caso de las personas no binarias (NB), quienes reportan que poco más del 60% de las personas que les conocen saben poco o nada de su identidad de género; e identificándose también una brecha entre hombres trans y mujeres trans. Cabe aclarar que con respecto a la población trans, la cantidad de personas identificadas en la encuesta no permiten construir afirmaciones o generalizaciones significativas o que representen a la población trans a nivel universitario, ya que se trata de los casos particulares captados en la encuesta. Sin duda el abordaje de esta población en particular con todos sus matices y manifestaciones, es uno de los pendientes en la agenda de visibilización de la población de la diversidad sexogenérica.

Tabla 2. Piensa en toda la gente que te conoce… ¿Qué proporción de esas personas conoce tu identidad de género? (% de respuestas de población de las disidencias sexo-genéricas según identidad de género).

 

Identidad de género

Hombre transgénero (%)

Mujer transgénero (%)

No conforme con el binarismo (No Binario, Fluido, Queer, Dos espíritus) (%)

Otro (%)

Nadie

-

20

12.2

13.6

Pocxs

16.7

26.7

49.5

27.3

Menos de la mitad

25

26.7

20.2

9.1

Más de la mitad

25

13.3

5.3

22.7

Todxs o casi todxs

33.3

13.3

12.8

27.3

Total

100

100

100

100

 Fuente: Muñiz Moreno, 2024.

 

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022 (INEGI, 2023b), la apariencia física continúa siendo la principal causa de discriminación, presentándose en 3 de cada 10 personas en México. Este dato se ve reflejado también en la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022), al explorar aquellas violencias experimentadas por la población diversa a lo largo de la vida y más allá de la experiencia universitaria (ver Tabla 3) ante la pregunta sobre si han recibido comentarios incómodos sobre su cuerpo o apariencia. Las respuestas que encontramos a esta pregunta, en todos los casos, representa una mayoría frente a otras violencias psicológicas. Otro bloque de violencias identificado, es haber recibido insultos u ofensas, siendo este otro tipo de violencia referido también por el conjunto de esta población. Otros datos relevantes relacionados con los espacios familiares y de socialización tiene que ver con la vivencia de exclusión de los círculos familiares y religiosos, teniendo mayores prevalencias entre los varones cis no heterosexuales, los hombres trans y las personas NB, aún con las salvedades de representación de estas últimas dos identidades de género al interior de la encuesta. En el caso de las mujeres lesbianas, son sobre todo los espacios religiosos aquellos en los cuales han recibido mayor exclusión, no así en los círculos familiares.

Tabla 3. Prevalencia de violencia psicológica contra la población LGBT+ a lo largo de la vida por situación de violencia (% de población no heterosexual y/o no cisgénero que reportaron incidentes de violencia).

 

A lo largo de toda tu vida, ¿alguna persona o personas por motivo de tu orientación sexual o tu identidad o expresión de género…

Identidad de género

 

Hombre cisgénero (no heterosexual) (%)

Mujer cisgénero (no heterosexual) (%)

Hombre trans

(%)

Mujer trans

(%)

No binario

(%)

te han hecho comentarios que te incomodan sobre tu cuerpo, tu apariencia, tu identidad o tu orientación?

59.3

36.4

66.7

62.5

81.1

te han dicho insultos, ofendido o humillado por tu orientación sexual, identidad o expresión de género?

50.9

21.9

50

37.5

53.2

has sido excluidx del ambiente religioso?

31.3

21.4

41.7

18.8

43.2

te han ignorado o no te han tomado en cuenta?

36.8

15.4

66.7

37.5

41.6

has sido excluidx del ambiente familiar?

22.2

13.5

33.3

18.8

42.6

te han chantajeado con tu identidad u orientación sexual (por ejemplo, revelarla) para que hagas o cedas en algo?

25.6

7.9

25

25

33.7

te han obligado a tomar algún curso, terapia o tratamiento para “corregirte” o “enderezarte”?

15.4

8.4

25

25

18.4

te han negado la entrada o pedido que te retires de algún comercio o establecimiento?

9.4

1.9

8.3

12.5

5.3

 Fuente: Muñiz Moreno, 2024.

 

 

1 de cada 10 personas de la diversidad sexual y de género han sido o fueron obligadas a acudir con un psicólogo o autoridad religiosa con el fin de “corregirle” (INEGI, 2023b). En el Estado de Jalisco, los llamados Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (ECOSIG), también conocidos como “terapias de conversión” o “terapias reparativas”, fueron prohibidas en abril de 2022, después de que la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022) fuera levantada. Al explorar esta dimensión en la encuesta, encontramos que a buena parte de las personas encuestadas les han propuesto tener relaciones sexuales para “curarle o corregirle”, a la vez que se han presentado experiencias que les han hecho sentir miedo de vivir un abuso, particularmente a los varones no heterosexuales y al conjunto de personas trans captados en la encuesta.

Explorando las redes y personas de confianza a las cuales les han sido compartidas las vivencias asociadas con violencia o discriminación por orientación sexual o identidad de género (ver Tabla 4), encontramos que las amistades y las parejas son dos de las figuras principales de apoyo para aquellas personas que decidieron compartir estas experiencias, seguidas de las mamás o papás en el caso de varones gay, lesbianas y personas bisexuales. Al observar estas redes de apoyo, destaca también la presencia de apoyo de profesionales de la salud y salud mental como instancias de denuncia, y la ausencia de figuras religiosas en el caso de personas heterosexuales no cisgénero y lesbianas.

 

Tabla 4. ¿A quién le contó? (Población no heterosexual y/o no cisgénero que vivió al menos una situación de violencia a lo largo de la vida y le contó a alguien).

 

Le contaste lo ocurrido a…

Orientación sexual

Heterosexual (no cisgénero) (%)

Homosexual (%)

Lesbiana (%)

Bisexual (%)

Pansexual (%)

Asexual (%)

Otro (%)

amigx o compañerx

100

96.4

87.5

89.8

89.7

85.7

100

tu pareja

50

36.4

60

48.7

42.9

28.6

45.5

alguno de tus papás

37.5

47.3

46.7

39.2

29.8

57.1

41.7

psicólogx o trabajadorx social

25

40

43.8

33.2

39.7

42.9

50

vecinx o conocidx

25

7.3

13.3

11.3

6.9

-

16.7

otra persona

-

3.8

6.7

8

8.9

-

9.1

sacerdote, religiosa o ministrx

-

5.5

-

4.3

1.7

-

-

 Fuente: Muñiz Moreno, 2024.

 

Haciendo cruces entre la percepción de espacios seguros e incluyentes con la orientación sexual y la identidad de género, la encuesta nos muestra que las amistades son las principales fuentes de seguridad, aceptación y apoyo; lo que revela la importancia del sentido de comunidad, y cómo esta corre por la vía de los afectos. En segundo lugar, encontramos el internet, donde muchas personas de la diversidad sexogenérica no sólo han encontrado a sus pares y otras personas para hacer comunidad e incluso movilizarse en términos sociales (Olmedo Neri, 2019), sino que las plataformas digitales se han convertido espacios de exploración, reafirmación, aceptación y politización (Gutiérrez Martínez, 2022). En tercer lugar, encontramos que en la encuesta la Universidad es percibida como un espacio incluyente. En este mismo sentido, la Universidad de Guadalajara, en la Consulta sobre Experiencias de las Personas de la Diversidad Sexual y de Género de 2024, mostró que el 60.7% de las personas consultadas valoran a la Universidad como un espacio amigable, y el 51.1% perciben los espacios universitarios como espacios seguros para las personas de la diversidad sexogenérica (Universidad de Guadalajara, 2024, pp. 19-20).[6]

La lista de sitios considerados como incluyentes continúa con los medios en general, lo que indica también (a reserva de ser explorado a mayor profundidad) la presentación y representación en ellos; sigue con el ámbito laboral, que en México ha tenido una gran potencia a través de políticas de inclusión tanto en ámbitos públicos como privados. En sexto lugar encontramos a la familia, lo que nos da también algunas pautas sobre el papel que están teniendo las familias en los procesos de aceptación y visibilización de esta población en los círculos más inmediatos. Y un último bloque lo encontramos con las empresas, establecimientos y comercios, la sociedad civil y el gobierno, esto enmarcado en procesos sociales y políticos ocurridos en Jalisco, tales como la apuesta política de “Jalisco de Iguales”, encabezada por la Dirección de Diversidad Sexual estatal, y ejercicios de construcción de memoria de movimientos sociales de la población diversa, como la exposición “Mujeres juntas y conjuntas”,[7] y el proyecto “Presentes”.[8] Finalmente, el espacio e institución que se percibe como menos incluyente es la iglesia. En este sentido, aunque la encuesta no permite especificar la religión, en Jalisco la autoadscripción católica sigue siendo mayoritaria (89.2%) según los datos del censo de 2020 (INEGI, 2023b) y en general, aunque hay iglesias incluyentes de distintas denominaciones, la religión sigue siendo un campo de reproducción de discursos que buscan mantener la hegemonía y el orden social bajo sus propios marcos interpretativos (Collignon Goribar, 2011).

 

Conclusiones

Aunque frecuentemente se caracteriza a las personas de la diversidad sexual y de género como una población minoritaria, los datos revelan que constituyen un grupo poblacional creciente y cada vez más visible en los espacios universitarios. En este sentido, apostamos a que sus características particulares merecen ser conocidas, reconocidas y nombradas, pero también valoradas en sus diferencias, potencialidades y especificidades internas. La Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022) trasciende su función como contribución al conocimiento de las condiciones universitarias para convertirse en una herramienta que proporciona elementos clave para fortalecer agendas de investigación y acción sobre la población de diversidad sexogenérica, tanto dentro de las instituciones de educación superior como en contextos más amplios. Los resultados y el análisis aquí presentado subrayan la necesidad de desarrollar abordajes con enfoques situados e interseccionales que analicen críticamente las identidades y permitan comprender la complejidad de las violencias y experiencias mediadas por el contexto social. Estos enfoques permitirían examinar tanto las condiciones en las cuales esta población enfrenta situaciones de violencia como las formas en que construye y habita espacios y comunidades inclusivas. Estas comunidades representan, en contextos de violencia generalizada, formas de resistencia ante los embates de discursos conservadores antigénero, machistas, sexistas y misóginos que persisten en diversos ámbitos sociales, incluyendo el universitario.

En este artículo recurrimos tanto a la presentación de datos de la Encuesta Universitaria de Género, Nuestras Voces (Muñiz Moreno et al., 2022), como a la mención de otras encuestas universitarias sobre población LGBT+; y esto reveló que nos enfrentamos a desafíos significativos debido a la falta de estandarización metodológica en términos cuantitativos. La ausencia de protocolos replicables y mecanismos de comunicación interinstitucional eficiente limitan el aprovechamiento de estos datos para generar conocimiento y acciones focalizadas sobre las realidades de esta población en el ámbito universitario. Esta situación evidencia la necesidad de establecer marcos metodológicos que faciliten el diálogo entre diferentes estudios institucionales, así como su circulación y difusión; pero también el fortalecimiento de compromisos que permitan generar acciones afirmativas focalizadas e informadas.

Si bien las violencias y desigualdades que vive esta población son preocupantes en contextos conservadores y frente al avance de agendas antigénero, es también importante fortalecer los lazos y los espacios seguros e incluyentes para todas las personas tanto a nivel comunitario como a nivel institucional, desde la familia, los afectos, el Estado, hasta llegar a los espacios universitarios. Un hallazgo relevante que merece ser explorado y desarrollado más a profundidad es la identificación de redes de apoyo de la población LGBT+, donde las amistades y parejas emergen como principales figuras de confianza, seguidas por familiares directos. En estas redes la universidad se posiciona como tercera instancia segura, lo cual representa tanto un logro como un desafío para fortalecer esta percepción. La encuesta y sus resultados invitan entonces a reconocer con mayor profundidad a esta población considerando su diversidad interna; el fortalecimiento de los espacios universitarios como entornos seguros; el desarrollo de protocolos específicos contra la discriminación y violencia al interior de la universidad, pero también el fortalecimiento de redes de apoyo y la capacitación de la comunidad universitaria en temas de diversidad sexual y de género.

 

Bibliografía

Alfarache Lorenzo, A. G. (2003). Identidades lésbicas y cultura feminista, una investigación antropológica. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM; Plaza y Valdés.

Álvarez Reyes, J. A. y Castro Cornejo, R. (28 de junio de 2022). A propósito del mes del orgullo, ¿existe el voto LGB en México? Nexos. https://datos.nexos.com.mx/a-proposito-del-mes-del-orgullo-existe-el-voto-lgb-en-mexico/

Álvarez-Gayou Jurgenson, J. L. (1997). Homosexualidad. Derrumbe de mitos y falacias. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; Dirección General de Fomento Editorial.

Bárcenas Barajas, K. B. (2020). Bajo un mismo cielo: las iglesias para la diversidad sexual y de género en un campo religioso conservador. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales. https://ru.iis.sociales.unam.mx/handle/IIS/5750

Careaga Pérez, G. (2003). Orientación sexual en la lucha de las mujeres. International Lesbian and Gay Association; El Clóset de Sor Juana.

Castañeda, M. (2011). La experiencia homosexual. Para comprender la homosexualidad desde dentro y desde fuera. Paidós.

Collignon Goribar, M. M. (2011). Discursos sociales sobre la sexualidad: narrativas sobre la diversidad sexual y prácticas de resistencia. Comunicación y sociedad, (16), 133-160. https://doi.org/10.32870/cys.v0i16.1118

Coordinación para la Igualdad de Género (2022). Primera consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTIQ+ en la UNAM. Coordinación para la Igualdad de Género. https://drive.google.com/file/d/1RVVDIp3kkuW3cUanOELWMBK_8Me25rWS/view

Dirección General de Comunicación Social (16 de mayo de 2023). Presentan los resultados de la 1ra. Encuesta Universitaria sobre Diversidad Sexual en la UAS. Universidad Autónoma de Sinaloa. https://dcs.uas.edu.mx/noticias/6716/presentan-los-resultados-de-la-1ra-encuesta-universitaria-sobre-diversidad-sexual-en-la-uas

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[1] Universidad de Guadalajara, México. Correo electrónico: rosario.rmorales@academicos.udg.mx

[2] Universidad de Guadalajara, México. Correo electrónico: arcelia.paz@academicos.udg.mx       

[3] Se decidió agrupar al alumnado que se reconoce como no cisgénero en la misma categoría, dado que los números correspondientes a hombres y mujeres trans no fueron estadísticamente significativos. Sin embargo, es ya un insumo para exploraciones futuras tanto cualitativas como cuantitativas y buscamos mencionar a la población no cis apostanto también por su visibilidad y nombramiento.

[4] Algunos de los estudios enfocados en este proceso son los realizados por Serrato Guzmán (2021), Jiménez Solórzano y Romero Mendoza (2014), Freitez Diez et al. (2023), entre muchas otras, otres, y otros.

[5] Sobre el concepto de visibilidad estratégica, recomendamos consultar el texto de Paz Padilla (2020).

[6] Estos datos se asemejan a los encontrados en la encuesta de la UNAM, ya que el 45% (sumando muy y totalmente) consideran a la universidad como una institución amigable; 41.31% como un espacio físico seguro, y el 60.34% a sus amistades como sitio seguro y enriquecedor (Coordinación para la Igualdad de Género, 2022).

[7] Exposición dedicada a la retrospectiva de la colectiva lésbica Patlatonalli y montada en el Museo Cabañas de la ciudad de Guadalajara en junio de 2022.

[8] Un ejercicio de memoria por los 40 años de movilización LGBT en Guadalajara realizado en el Ex Convento del Carmen de la ciudad de Guadalajara en el verano e invierno de 2022.