De combativas a conformistas. El Sindicato de Domésticas y Similares de Tampico y sus Colonias

  • Mary Goldsmith Universidad de Guadalajara

Resumen

El 12 de diciembre de 1931 soplaba un viento fresco sobre Tampico, llevaba a cuestas un chisme que alegraba a algunas mujeres y asustaba a otras: las trabajadoras domésticashabían escogido el día de las Guadalupes para fundar su organización, el Sindicato de Domésticas y Similares de Tampico y sus Colonias. En 1931, año de la promulgación de la Ley Federal del Trabajo, empezaron a formarse varios sindicatos que agremiaban a las trabajadoras domésticas en distintos rincones del país. El sindicato de Tampico fue uno de los primeros que obtuvo su registro ante las autoridades gubernamentales. Unos años después se fundaron sindicatos tanto en localidades cercanas como Ébano, San Luis Potosí y Ciudad Madero, Tamaulipas, como en casi todas las entidades de la República, desde Ciudad Juárez, Chihuahua, hasta San Cristóbal de las Casas, Chiapas.A finales de los años veinte y principios de los treinta, la categoría doméstica en Tampico no gozaba de una definición social muy clara. Por ejemplo, el 25 de septiembre de 1929, María Moreno demandó a la Compañía Petrolera William Nienuau por concepto de despido injustificado después de haber trabajado dos años como doméstica en dicha empresa.Durante este mismo año el patrón Jorge Nader, propietario de la fábrica de ropa La Vencedora, al ser demandado por el Sindicato de Sastres y Similares de Tampico y Villa Cecilia por la separación injustificada de las señoras Inés de León y Petra A. López, argumentó que la primerano era obrera, si no doméstica en su taller y si pegaba botones era porque quería aprender el oficio de costurera. Ofreció desde supunto de vista un arreglo muy generoso al proponer que Inés de León podía hacer la limpieza en su casa en lugar del taller. El año siguiente, en el caso de la Unión de Empleados de Restaurantes y Similares en contra de la señora Lattie O Brien, propietaria del hotel Transcontinental, tampoco quedó muy clara la distinción entre ser doméstico y empleado, ni entre una empresa (hotel) y una casa que proporcionaba servicios a los empleados de la Compañía Transcontinental de Petróleo. En dicha demanda, el señor Bernardino Nava se definió como mozo y por lotanto no tenía que desempeñar las labores de un mesero. La patrona alegó que él era doméstico y, por ende, tenía que obedecer sus órdenes sin cuestionarlas, igual que los otros siete domésticos de su casa que atendían a doce personas.A estas ambigüedades podemos agregar la noción de que las mujeres no trabajaban, patente en los formularios enviados a las autoridades municipales de Tampico por la Secretaría de Industria de la ciudad de México. 

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Biografía del autor/a

Mary Goldsmith, Universidad de Guadalajara
Profesora investigadora del Departamento de Política y Cultura de la UAM-Xochimilco.
Publicado
2015-01-22
Sección
Avances de trabajo